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Kirchner y Solá abrieron su “hot line-inseguridad”

El Presidente y el gobernador, sellando su pacto de acercamiento, acordaron en el viaje a El Calafate mantener un “teléfono rojo” para intercambiar información de inteligencia de la SIDE.

 Por Martín Piqué

Hubo días en que el teléfono no sonaba, y pasaban los días y el silencio seguía. Era una expresión de la desconfianza que los separaba: de un lado, Néstor Kirchner; del otro, Felipe Solá. Pero ese tiempo quedó atrás, y en los últimos días estrenaron un nuevo tipo de relación. El acercamiento había comenzado en la Casa Rosada el 4 de noviembre, cuando se reunieron a solas para analizar la ola de secuestros en el conurbano. Continuó con la invitación de Kirchner a Solá para viajar al glaciar Perito Moreno y se completó ayer con el anuncio de que ambos líderes dispondrán de un “teléfono rojo” para intercambiar información de Inteligencia. “Hay un compromiso verbal desde el martes anterior, y ratificado en este viaje, en el tema Inteligencia. Tenemos un pleno acuerdo para tener teléfono rojo”, contó a Página/12 una fuente muy importante de la gobernación bonaerense.
La expresión “teléfono rojo” recuerda a la guerra fría y a la amenaza nuclear. En el caso de Kirchner y Solá, revela que la distancia y los recelos de ambos quedaron en el pasado. “La nuestra es una relación basada sobre todo en los hechos”, definió ayer uno de ellos. Se refería al compromiso del Gobierno para dar a la provincia información de la SIDE sobre delitos graves –léase secuestros– o sobre eventuales casos de complicidad entre la Bonaerense, intendentes y grupos de delincuentes. Ayer, un destacado miembro del gobierno bonaerense recordaba que la provincia no tiene organismo de Inteligencia propio. En el punto álgido de la ola de secuestros, en La Plata se quejaron por esa situación.
Pero la información en tiempo real no es el único “hecho” que entusiasmó al gobernador. Kirchner también le prometió ayuda para “modificar la disposición y la infraestructura” de algunas villas del primer cordón del conurbano. En esos lugares, creen autoridades de la provincia, se refugian bandas de delincuentes con años de experiencia que funcionan como escuelas del delito. De cualquier forma, las promesas no se refieren sólo a la problemática de la seguridad. También suponen una clara muestra de apoyo político de Kirchner para que Solá consolide su poder en la provincia. De hecho, el Presidente y el gobernador hablaron de eso en el viaje de ida del Tango 01 al Calafate. En ese periplo, los dos se mostraron distendidos y se hicieron bromas delante de los periodistas.
“Kirchner entendió la necesidad de que Solá, como gobernador, tiene que contar con una fuerza propia. No se trata de una corriente interna, sino de una masa crítica de hombres políticos que apoyen su gestión”, contó a Página/12 un influyente funcionario bonaerense que escuchó la conversación entre el Presidente y el gobernador. La sintonía entre ambos se profundizó tras el retiro del comisario general Angel Casafús y el pase a disponibilidad de su par Claudio Smith. Este último –ex jefe de la Departamental de Lomas de Zamora– seguirá fuera de servicio hasta que se resuelva la denuncia por “obstrucción de la Justicia” que le imputa un fiscal de Lomas. En el PJ bonaerense consideran a Smith como un hombre de confianza de la dirigencia de la tercera sección electoral, el sur del conurbano, más específicamente Lomas de Zamora.
La decisión de relevar a Smith –a quien un funcionario bonaerense gusta definir como “un sabueso, ambicioso, talibán de Lomas”– se estudió varios días hasta que el gobierno provincial lo anunció a los medios sin dar conferencia de prensa. Varios días antes de que se decidiera la medida, el gobernador recibió un llamado telefónico de Eduardo Duhalde para hablar sobre Smith. Fue hace quince días: el ex presidente le dijo a Solá que no tenía ningún interés particular en la situación del comisario. El diálogo fue comentado a Página/12 por un funcionario de la provincia. Si Duhalde no le planteó objeciones, Kirchner tuvo una actitud más activa ante el pase a disponibilidad de Casafús y Smith. Al día siguiente del anuncio, invitó a Solá a viajar al glaciar Perito Moreno.
La invitación fue interpretada como una señal de apoyo al gobernador. De hecho, uno de los acuerdos entre ambos fue “no ceder ante ningún límite” cada vez que se descubran casos de complicidad entre la policía y el delito. Kirchner también respaldará a Solá en su pelea con los diputados y en su deseo de reformar la organización del Estado y la relación con los municipios. Para el bonaerense, esta búsqueda es vital porque piensa que sólo así logrará construir la “fuerza propia” que imagina. “O esta administración piensa en reformar o se queda atrás en el camino exitoso que Kirchner lleva adelante”, definió en los últimos días el gobernador. Para lograrlo, sin embargo, en la provincia saben que no deberán confrontar con Duhalde: “Es un hombre con vigencia política actual y futura. Su liderazgo es muy fuerte, pero no se le puede pedir que haga él lo que tenemos que hacer nosotros”, analizaban ayer desde La Plata.

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El gobernador Felipe Solá fue invitado a viajar El Calafate.
 
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