DEPORTES › LA INCREíBLE DEFINICIóN DE SEBASTIáN ABREU EN EL úLTIMO REMATE

Mirá si le daban el papelito...

El Loco volvió a picar un penal decisivo. Menos mal que Kingson no lo tenía estudiado.

En la epopeya uruguaya de ayer, el delantero Sebastián Abreu dejó su sello, con la ejecución del penal definitivo. Si el cuerpo técnico de Ghana le hubiese dado un papelito al arquero Richard Kingson, como aquel famoso que recibió el alemán Lehmann, la indicación para atajarle el penal a Abreu hubiese sido: “Quedate parado en el medio que te viene una masita a las manos”. El atacante, más loco que nunca, hizo un pozo en el círculo, apoyó la pelota, se perfiló decidido y la picó sutilmente al medio. El golero se jugó sobre la derecha y Abreu le puso el broche de oro a la historia heroica de su equipo.

“Cuando vieron la actitud con la que se paró, mis compañeros me dijeron que la iba a picar y yo pensé ‘por favor que no lo haga’”, contó al final del partido su compañero Diego Forlán. Contrariamente a la opinión del jugador de Atlético de Madrid, Abreu afirmó que cree mucho en esa forma de patear y les agradeció a sus compañeros, quienes le dieron la confianza para que definiera de esa manera.

Ya desde sus épocas en San Lorenzo, el delantero había adoptado la costumbre de picarla, generalmente al medio. Uno de sus penales más recordados es el que pateó frente a Lanús, en la séptima fecha del torneo Apertura 2000, cuando no sólo picó la pelota, sino que también la cruzó a un palo. Con la misma camiseta le convirtió a Corinthians, picándola al medio en la Copa Mercosur.

En 2004, cuando Abreu vestía la camiseta del Tecos, sus originales ejecuciones tuvieron un Waterloo. En un partido frente a Toluca, volvió a picarla, pero el arquero Hernán Cristante se quedó parado en el medio y le detuvo el penal. Su equipo perdió 2-1, quedó penúltimo en el campeonato y su compatriota, Eduardo Acevedo, fue expulsado de la dirección técnica. “Lo fallé, no tengo más palabras. Muchos los metí así”, declaró Abreu en esa oportunidad. Cuando jugaba en Monterrey, en 2006, definió de esa manera frente a Tigres, para darle la victoria a su equipo por 2-1. Su antecedente más directo fue en la final de la Taça Río, donde Botafogo le ganó 2-1 a Flamengo.

“El grupo me da tranquilidad. Hicimos un partido bárbaro. Entramos en la historia. Que la gente lo disfrute”, declaró Abreu, quien consideró que su equipo tiene bien ganado su lugar: “Consolidamos el juego, fuimos creyendo partido a partido y hoy estamos entre los cuatro mejores del mundo”.

En la semifinal de la Copa América 2007, con un marco imponente, Abreu debía meter su penal, frente a Brasil, para darle vida a Uruguay. Fiel a su estilo, la picó al medio y el arquero Doni se jugó sobre la derecha. Cuando todos creían que no podía haber una situación más inconsciente que ésa, Abreu hizo honor a su fama de loco, volvió a mandarse una de las suyas, metió a su equipo en la semifinal del Mundial y coronó una tarde épica. Kingson no estudió ni tuvo machete, porque el final era previsible.

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