DEPORTES › LA OBRA SE LLEVO A CABO SIN UNA LICITACION PREVIA

La última remodelación fue desprolija

 Por Gustavo Veiga

La última obra importante que le cambió su fisonomía al estadio que ahora parece prescindible por una cuestión de capacidad fue realizada en 1996. El trabajo recayó en la empresa Riva, de pasadas y presentes relaciones con Mauricio Macri. Primero, cuando era presidente de Boca, y después, cuando llegó a la Jefatura de Gobierno porteño.

Contratada sin pasar por un concurso de precios ni de anteproyectos, la remodelación de la Bombonera empezó mal. El 8 de enero de ese año a las 14 estaba prevista la apertura de sobres de la licitación, pero el acto nunca se cumplió. Los sobres habían sido abiertos el 5 de enero por “razones de urgencia”, según cuenta hoy el arquitecto Pablo Abbatángelo, quien en esa época era dirigente. Por aquel acontecimiento presentó su renuncia a la comisión directiva y denunció el hecho.

A la desprolijidad del trámite siguió la demolición de la torre de homenaje y de los viejos palcos sin autorización de la asamblea de representantes; se rompió un caño troncal de gas con una retroexcavadora cuando no se había pedido que se cortara el suministro del servicio por seguridad y hasta se angostó el campo de juego tres metros para levantar los nuevos palcos VIP y plateas preferenciales.

Macri en persona subastó esas ubicaciones: juntó 3.842.000 pesos por 32 palcos y 600.000 por el 20 por ciento de las plateas. Haciéndose el gracioso, desafiaba a los potenciales adquirentes a desembolsar varios miles de pesos: “Clarín, vení con toda la guita que pusiste para el diario nuevo que vas a sacar...”, azuzaba. Se refería al diario deportivo Olé, cuyo primer ejemplar salió el 23 de mayo de 1996.

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