DIALOGOS › ¿POR QUé RODOLFO PREGLIASCO?

La justicia de la ciencia

 Por Verónica Engler

Se doctoró en Física en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Su tesis fue sobre colisiones atómicas. Para ese entonces ya investigaba en el Centro Atómico Bariloche de la CNEA.

A fines de la década del ’90 se sumó a la extraña tarea que realizaba el físico Ernesto Martínez: peritajes forenses. Así, sin prisa pero sin pausa, bajo la dirección de Martínez desarrollaron el Grupo de Física Forense, una experiencia inédita en el país. Investigó accidentes de autos, avalanchas de nieve y aerosillas que se cayeron en el Cerro Catedral. Pero sus peritajes más famosos son aquellos que tuvieron un fuerte impacto social: participó en la investigación por la desaparición de Miguel Bru, detectó cómo mataron a Teresa Rodríguez (la mujer asesinada en la represión del levantamiento de Cutral-Có, en 1997) analizando el eco de los disparos. También usó esa técnica en la masacre de Avellaneda, para señalar de dónde salió la bala que acabó con la vida de Maximiliano Kosteki. Es tan espectacular la técnica que los guionistas de la popular serie CSI (Crime Scene Investigation) –protagonizada por investigadores forenses– leyeron sobre el caso y utilizaron ese sistema en un capítulo hace unos años. También participó como perito en la investigación sobre la Masacre de Trelew (ocurrida en 1972) y en el asesinato de tres jóvenes a manos de la policía ocurridos en Bariloche en junio de 2010. Su peritaje más reciente es sobre los asesinatos perpetrados durante las jornadas del 19, 20 y 21 de diciembre de 2001.

En 2011 pasó al área de Desarrollo Tecnológico y Social, desde donde se lo promovió a su nueva categoría de investigador independiente. En el documento emitido por la comisión asesora del área para que se realizara esa promoción se expresa: “El Dr. Pregliasco ha contribuido al desarrollo de una disciplina casi inexistente en el país de enorme relevancia social. Esto ha sido realizado junto al Dr. Martínez, enfrentando con frecuencia la intolerancia y el cuestionamiento del ámbito académico, que poco ha comprendido en general el trabajo y su relevancia. Es imperioso fomentar este tipo de actividades con participación de actores desde las ciencias más ‘duras’ y eso no es posible si por incomprensión se postergan las carreras de sus actores centrales. El impacto que ha tenido en el ámbito forense es notable, impacto que no se mide en papers sino en pensar qué sería del sistema judicial sin estas contribuciones”.

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