ECONOMíA › NEGOCIACIóN DE LIBERALIZACIóN COMERCIAL MERCOSUR-UE

Acuerdo con riesgos y desafíos

Un potencial acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea provocaría una paulatina liberalización de prácticamente el 90 por ciento del comercio interbloque. A fin de mes habrá una reunión en Buenos Aires donde los funcionarios seguirán negociando: los sudamericanos exigen una mayor liberalización a la entrada de productos agrícolas y agroindustriales. A cambio proponen relajar las trabas en el sector automotor y otros sectores industriales. La industria local podría sufrir un deterioro en aquellos sectores que compitan con el Viejo Continente, aunque en el Gobierno niegan que vaya a haber este tipo de daño.

El 17 de mayo pasado en Madrid los presidentes pro témpore Cristina Fernández de parte del Mercosur y el español José Luis Rodríguez Zapatero por la UE decidieron retomar las negociaciones formales. “El Mercosur es una política de Estado para la Argentina”, indicó a Página/12 Pablo Grinspun, director general del bloque. “En particular, le asignamos una enorme importancia al acuerdo con la UE”, agregó.

La demanda del Mercosur se centra en el acceso al mercado. Según reconocen en Cancillería, se podría llegar a un acuerdo para liberalizar cerca del 86 por ciento del comercio. Actualmente, ese porcentaje se ubica, en el caso de la entrada de productos europeos en el Mercosur, en el 11 por ciento, mientras que los europeos tienen cerca la mitad del comercio liberado. Por ello, el esfuerzo sudamericano sería mucho mayor.

El Mercosur exige que la entrada de todos los productos del sector agrícola y agroindustrial pueda liberarse totalmente, o al menos se consiga un sistema de cuotas. Esto exige un compromiso extra de la UE, porque el bajo nivel de participación del agro en el PIB europeo permitiría dejar esta porción del comercio dentro del 10 por ciento protegido. Sin embargo, Grinspun adelantó que “ya hay un compromiso europeo de que todos estos productos tendrán algún tratamiento”.

La liberalización se realizaría por partes, con canastas de productos que aplazarían la apertura hasta 10 años, según la sensibilidad del sector. Los más débiles, como calzado o textil, entrarían dentro del 10 por ciento protegido por el Mercosur. El bloque sudamericano tiene como elemento de negociación el sector de autos y autopartes, “aunque con condiciones de transferencia de tecnología, decisiones de inversión, creación de un comité de monitoreo”, explican. “Lo importante es que la industria en el Mercosur no se vea afectada”, manifestó el funcionario.

“Incluiría 700 millones de habitantes; el acuerdo más importante del planeta. Tiene aspectos complementarios, pero muchos que son competitivos”, indicó a este diario Eduardo Sigal, subsecretario de Integración Económica Americana y Mercosur. Por las características estructurales de los bloques, el acuerdo podría ser contraproducente para la inserción industrial externa de los países del Mercosur y en cambio podría acentuar la especialización agraria, que limita la creación de empleo, la incorporación de tecnología y está fuertemente atada a los vaivenes de los precios internacionales. Sin embargo, en el Gobierno resaltan que generará externalidades positivas, inversiones y clima de negocios, y aseguran que los sectores sensibles seguirán estando protegidos.

En tanto, en la próxima cumbre del Mercosur en julio podría haber avances en el dictado del código aduanero común, siempre que se incorpore la posibilidad de que los miembros mantengan autonomía en la fijación de los derechos de exportación, algo que la Argentina no va a resignar. También esperan poder eliminar el doble cobro del arancel externo.

Informe: Javier Lewkowicz.

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