ECONOMíA › PROPUESTA DE ABAPPRA CRITICANDO LA PESIFICACION 1 A 1

Bancos oficiales opositores

Es curioso, pero los bancos del Estado han pasado a la oposición, mientras la banca extranjera se torna oficialista. No era lo esperado del gobierno de Eduardo Duhalde y la proclamada ruptura de la alianza con el establishment financiero. En concreto, las entidades nucleadas en Abappra, y entre ellas los bancos Nación, Provincia y Ciudad, le plantearon ayer a Jorge Remes Lenicov, ministro de Economía, que “los grandes deudores –aquellas empresas que superan los límites para la definición de empresa pyme– deberían tributar una tasa adicional del impuesto a las Ganancias durante los ejercicios que establezcan, tendiente a compensar el impacto favorable sobre su rentabilidad, derivado de las pesificación (1 a 1) de sus deudas”. Fuentes de la banca oficial dijeron a Página/12 que, al recibir la propuesta, “Remes se mostró sorprendido, pero no contestó nada”. Cuando este diario le preguntó al ministro por esta iniciativa, respondió que de haberla recibido antes la hubiese considerado.
La Asociación de Bancos Públicos y Privados de la República Argentina, que incluye también a entidades particulares de menor tamaño relativo, se opuso a la pesificación 1 a 1 de los préstamos bancarios. “Consideramos que esta alternativa no debería generalizarse”, le hicieron saber por escrito a Remes pocas horas antes de que éste anunciara esa medida. Previendo que lo haría, los banqueros de Abappra, puestos en la vereda de enfrente a ABA, la Asociación de Bancos de la Argentina, dominada por las entidades extranjeras, le propusieron a Economía la sanción de una sobretasa del impuesto a las Ganancias sobre las utilidades extraordinarias que las grandes empresas obtendrán gracias a la licuación de sus deudas. “El importe resultante de la aplicación de esta sobretasa debería integrar un fondo destinado a compensar a los ahorristas en dólares que fueron pesificados”, sugiere Abappra, sin haber logrado eco alguno en el equipo económico hasta el momento.
En cuanto a la instrumentación de los plazos fijos, Abappra quiere un fondo fiduciario para la emisión de letras de liquidez bancaria. Esas letras, con las cuales podrían adquirirse ciertos bienes muebles o inmuebles en el mercado interno, deberían tener “carácter homogéneo” y ser emitidas fiduciariamente contra préstamos garantizados (que tienen por deudor al Estado) u otros activos de calidad en poder de los bancos. Obviamente, los bancos de Abappra quieren evitar que los certificados que ellos emitan sean castigados en el mercado, sufriendo descuentos superiores a los que aplicará la plaza a los papeles originados en bancos extranjeros, que se suponen de mayor calidad.
Esta asociación también propone que el crecimiento de los depósitos reprogramados que se registre de ahora en adelante quede sujeto a un encaje adicional, hasta abarcar la totalidad de ese incremento. Además, las obligaciones entre bancos, originadas en la transferencia de esos depósitos se cancelarán mediante la cesión de préstamo garantizado, a valor técnico. En otros términos, las entidades de Abappra temen ser víctimas de un drenaje de depósitos, en medio de una guerra de tasas que les declararían los bancos de ABA para arrebatarles su menguante porción del circuito financiero.

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