La balanza comercial con Brasil arrojó en mayo un déficit para Argentina de 329 millones de dólares, 36 por ciento superior al de igual mes del año pasado. La razón principal fue una aceleración de las importaciones, que alcanzaron su valor más alto en los últimos 18 meses. El aumento en las compras respecto de mayo de 2012 fue del 13,1 por ciento, hasta los 1826 millones de dólares. En tanto, las exportaciones también crecieron, pero a un ritmo del 9,1 por ciento interanual, hasta 1497 millones.

Los datos, provistos por el gobierno brasileño y reseñados por la consultora Abeceb.com, muestran mayor flexibilidad por parte del gobierno argentino para el ingreso de productos brasileños. Pero esa apertura se dio fundamentalmente en el bloque automotor, ya que la expansión que muestra este año la industria automotriz local tiene como correlato una mayor demanda de autopartes e insumos desde el país vecino. Las mayores subas en importaciones fueron de motores para vehículos, automóviles, autopartes, vehículos de carga, neumáticos, tractores y también las de mineral de hierro.

En el acumulado de los cinco primeros meses del año, el saldo fue también deficitario para Argentina. Sin embargo, resultó muy inferior al de años anteriores. Se ubicó en 422 millones de dólares, contra 1211 millones del mismo período de 2012 y 1956 millones en 2011. De hecho, es el año con menos déficit desde 2004, con excepción de 2009, cuando el país contabilizó un superávit de 33 millones de dólares. En febrero y marzo de este año la Argentina registró superávit, aunque luego se volvió a caer en déficit.

Por el lado de las exportaciones, también las del sector automotor fueron las que más crecieron. Por ejemplo, motores para vehículos, automóviles, autopartes y vehículos de carga, mientras que otras con subas relevantes fueron las de polímeros plásticos, gas propano y cebollas frescas. El alza de importaciones y exportaciones relacionadas con la industria automotriz se debe a la complementariedad que muestra esa cadena productiva entre ambos países, aunque el saldo global del sector termina siendo deficitario para la Argentina.