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La leche, los granos y el Sr. Akerlof

 Por Luciano Zarich *

En 1970, George Akerlof, profesor y Premio Nobel de Economía, escribió la teoría sobre la asimetría de la información entre compradores y vendedores, según la cual el precio al que se arriba no es un importe justo y, por lo tanto, predominan los bienes de menor calidad. Es decir, cuando la información sobre la calidad de los bienes de intercambio que dispone el comprador y el vendedor no es la misma, el precio resultante de la transacción es favorable hacia el que mayor información dispone. El efecto secundario derivado es que la calidad promedio de las mercancías tiende a disminuir. Este mecanismo de mercado es conocido como selección adversa.

En el mercado lácteo argentino, la venta de leche cruda desde los tambos hacia las industrias elaboradoras sigue este patrón de conducta. La calidad de la leche cruda se mide por el análisis de su contenido de sólidos y el estado higiénico-sanitario. Las plantas elaboradoras generalmente conocen la calidad de la leche que están comprando, pero los tamberos no siempre tienen acceso a esta información.

Para resolver esta asimetría en la información, el Ministerio de Agricultura creó el sistema de “Liquidación y pago de la leche cruda en base a calidad”, el cual requiere que las industrias declaren la información respecto de la calidad de la leche recibida del tambo y, en relación con esta información, se fija el precio entre ambas partes. Esto implica que, a medida que se vaya expandiendo el uso del sistema, el precio de la leche cruda para los productores mejorará. Como efecto secundario, la menor asimetría en la información disminuirá el efecto de la selección adversa y, por lo tanto, la calidad de la leche en tambo aumentará.

Un mecanismo similar se puso en marcha hace quince años en el mercado de carnes porcinas. A mediados de los ’90 se implementó un sistema de medición por calidad mediante una sonda, la cual estima la cantidad de carne en toda la res. A mayor cantidad de carne, mejor la calidad de la res. Cuando se implementó el sistema, los cerdos faenados tenían en promedio 38 kg de carne cada 100 kg de res; diez años después, la cantidad de carne creció hasta alcanzar los 48 kg cada 100 kg de res. Es decir, el productor, al disponer de la información sobre la calidad de las reses, direccionó su producción de cerdos hacia una de mayor calidad en carne.

Actualmente, el Ministerio de Agricultura está implementando junto con la Comisión Nacional de Valores (CNV) este mecanismo para el mercado de granos. El mismo obliga a la registración de todos los contratos de compra-venta de granos en las Bolsas de Comercio y a realizar el análisis de calidad de los granos, en todos los casos. Esta herramienta permitirá disminuir la asimetría de la información entre el comprador y el vendedor de granos, impulsando la mejora en la calidad de las cosechas año tras año y generando un precio más justo, acorde con la calidad, para los productores.

El camino emprendido por el Ministerio de Agricultura va en dirección a disminuir las asimetrías existentes sobre la información de la calidad del producto entre los productores y los compradores, generando un precio adecuado a los parámetros de calidad de los mismos e induciendo a la mejora en la calidad promedio de los productos primarios, tal como lo describió el profesor Akerlof en 1970.

* Director Nacional de Matriculación y Fiscalización del Ministerio de Agricultura.

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