ECONOMíA › EL EMPLEO ASALARIADO INFORMAL, EN SU NIVEL MáS BAJO DE LOS úLTIMOS VEINTE AñOS

La recuperación del trabajo decente

La encuesta de hogares del primer trimestre reflejó un nivel de informalidad entre trabajadores asalariados del 31,9 por ciento. El dato es resultado de una década de políticas para recuperar el empleo formal.

El nivel de informalidad laboral entre los asalariados alcanzó, en el primer trimestre del año, su proporción más baja de los últimos veinte años. En dicho período, de acuerdo con los resultados de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec, la tasa de asalariados sin descuento jubilatorio en los 31 aglomerados urbanos del país registraba un 31,9 por ciento, con un pico máximo de 40,7 por ciento en la Región Noroeste y un mínimo de 19,9 por ciento en la Región Patagónica.

Comparado con igual período de los años anteriores, se observa que en 2015 se alcanzó un nivel de informalidad entre asalariados cercano al de 2013 (32,0 por ciento), y marcadamente inferior a los del resto del último lustro. En 2011, la proporción de remunerados sin descuento jubilatorio alcanzaba al 34,1 por ciento, en 2012 al 32,8 por ciento y en 2014, a 32,8 por ciento.

El empleo informal urbano es uno de los conflictos sociales más generalizados en América latina y, a la vez, más difíciles de combatir. Ello explica el entusiasmo con el que ayer recibieron estos resultados en el Ministerio de Trabajo. El tema, además, es un ítem de permanente tratamiento y debate en el seno de la Organización Internacional del Trabajo, que en sus encuentros de los últimos años elogió en forma reiterada las políticas públicas implementadas en la Argentina.

Dentro de la Región Noroeste, la de mayor tasa de informalidad, el aglomerado Santiago del Estero-La Banda es el que alcanza un índice más alto, con el 46,9 por ciento. Le sigue Gran Tucumán-Tafí Viejo, con el 44,9 por ciento. Del resto de las regiones, el aglomerado urbano con más elevada tasa de informalidad es el Gran San Juan (Región Cuyo), con 42,5 por ciento. Los centros urbanos con menor tasa de asalariados sin aportes se computan en la región patagónica, en los centros urbanos de Ushuaia-Río Grande (10,5), Río Gallegos (18,1) y Comodoro Rivadavia-Rada Tilly (18,5). De las demás regiones, el aglomerado con menor tasa de informalidad es Santa Rosa-Toay (región pampeana), con 19,8 por ciento.

Los indicadores sociolaborales tienden a mejorar en períodos de crecimiento económico, pero en el caso de la informalidad en el empleo ese factor es especialmente insuficiente. “Es un fenómeno complejo y arraigado en la sociedad, que hace necesario hacerle frente por una combinación de políticas públicas”, señala la OIT en un reciente trabajo, Informalidad Laboral en Argentina, de Fabio Bertranou y Luis Casanova.

Allí se señala, en base a datos del Censo Nacional 2010, que la informalidad entre asalariados alcanzaba al 38 por ciento, mientras que entre trabajadores cuentapropistas se elevaba al 58 por ciento. Se estima que dos de cada tres trabajadores informales correspondían al universo de empleados asalariados.

Otro dato que ayuda a entender la estructura del empleo informal en Argentina (que surge del mismo trabajo de la OIT, del año 2012), es la referencia a que el 25 por ciento de los trabajadores informales se desempeñan en hogares, 31 por ciento en unidades productivas con algún empleo formal, y el 44 por ciento restante en establecimientos sin empleo formal.

La información estadística volcada en el informe de la OIT, en base a la encuesta de hogares que se hacía exclusivamente en el área metropolitana (Gran Buenos Aires), señala una tendencia creciente de la tasa de informalidad urbana desde 1977, cuando registraba un 15,3 por ciento, hasta 2004 cuando tocó el 44,5 por ciento. Explica el trabajo que “luego de superada la crisis de convertibilidad, se recuperó el crecimiento económico con una elasticidad empleo-producto superior a la de décadas pasadas, al menos durante algunos años, y se implementó una serie de iniciativas para promover la creación de empleo asalariado registrado; de este modo, recién a partir de 2004-2005 comienza a revertirse la tendencia creciente que registró el empleo asalariado no registrado durante las tres décadas anteriores”.

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La precariedad laboral en zonas urbanas prevalece en áreas y actividades muy específicas.
Imagen: Bernardino Avila
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