ECONOMíA

Ahora la pregunta es hasta dónde se disparará la inflación

Pese al riesgo de híper, el FMI quiere un dólar recontraalto y que el Banco Central intervenga una vez que la cotización se haya “sincerado”. En el Central dicen que no van a intervenir en medio de la histeria, pero que no dejarán totalmente libre al dólar.

 Por Maximiliano Montenegro

Técnicamente cierra y es lo que quiere Washington: un dólar recontraalto; más inflación para achicar el déficit fiscal; y un Banco Central que, rendido ante el mercado, sólo intervendría, con reservas valorizadas, una vez que la cotización se haya “sincerado”. El problema sería político, porque la caída del poder de compra salarial sería tan abrupta que el estallido social estaría a la vuelta de la esquina. Según los cálculos de los analistas, ya con un dólar a 3 pesos sería un milagro si la inflación fuera “sólo” del 60% anual. Un dólar más alto podría ser un camino de ida hacia la hiperinflación.
“En medio de la histeria no vamos a intervenir, pero tampoco podemos dejar que el dólar se dispare a 4 o 5. Esto que estamos viendo es el overshooting (sobrerreacción) que queríamos evitar, pero no pudimos. Usted puede creerme o no, pero el dólar va a volver”, le dijo ayer a Página/12 un alto funcionario del Banco Central.
El funcionario negó que haya una estrategia de dejar ir al dólar “todo lo que sea necesario”, algo que el viernes desde el propio Directorio del Central mencionaban como una alternativa firme, en línea con los pedidos del Fondo Monetario. Y reconoció que a estos niveles de tipo de cambio, “en cualquier momento podría desatarse una híper”. Pero, contradictorio, una y otra vez insistió con que “es muy difícil ir contra la voluntad de la gente si se ve al dólar como protección”. “El Central va a volver a intervenir si vemos que el dólar se escapa, pero el dólar va a volver, créame, cuando empiecen a liquidar los exportadores”, confió luego. “Imagínese, acaba de llegar un amigo que vive en Estados Unidos y me dijo que no puede creer lo barata que está Argentina, es algo ridículo”, graficó.
Justamente, actualmente existe un gran desfasaje entre lo mucho que aumentó el dólar y lo “poco” que subieron los precios. Siempre, en las cuatro etapas anteriores de crisis cambiarias ocurridas desde mediados de los setenta en la Argentina, la inflación siguió de cerca al dólar y la híper del ‘90 lo superó (ver cuadro). Por eso, nunca Argentina estuvo tan barata en dólares como ahora. La pregunta es cómo se corregirá este desfasaje: si volverá el dólar, o saltará la inflación.
Dada la corrida generalizada ocurrida el viernes, todo indica que si el Central no interviniera el lunes –por ahora, tanto en Economía como en el BC dicen que no habrá feriado– el dólar seguiría subiendo. Y que le será muy difícil al organismo presidido por Mario Blejer frenar la escalada, aún vendiendo una buena cantidad de reservas. Ayer, informalmente, en el microcentro había casas de cambio que vendían dólares a 3,40. Si el Central lo bajará el lunes, por ejemplo a 2,70, muy probablemente la avalancha de compras no se detendría, e incluso podría incrementarse, porque particulares e importadores correrían en busca de un “dólar barato”. En tanto, los exportadores –los oferentes de los dólares– no soltarían sus divisas, como sucedió el viernes.
Es el costo de que la cotización se haya disparado tanto en tan poco tiempo. Ante esta trampa, según confirmó un funcionario a este diario, el FMI “sugiere” no vender reservas baratas y dejar que el dólar vuele libremente, aún a costa de mayor inflación. La idea es que luego sería más fácil estabilizarlo, con reservas revaluadas, los exportadores liquidando y la eventual asistencia financiera de Washington. De paso, más inflación elevaría en pocos meses los ingresos fiscales y con un gasto público congelado, achicaría el déficit fiscal. La premisa en ese caso es que no hubiera indexación salarial alguna.
El riesgo de esa estrategia es que podría desembocar en una híper. Pero aún si no fuera así, sería muy difícil de sostener políticamente. De hecho, el Gobierno ya deberá enfrentar en los próximos días las consecuencias de un dólar superior a 3 pesos. “Con un dólar a 2 pesos, la estimación oficial más realista de inflación era de 40% anual. A 3 pesos, yo creo que habrá fácilmente un piso de 60%. Pero esto sería un éxito, porque es muy difícil que se mantenga ahí y no se espiralice rápidamente”, comentó a Página/12 Héctor Valle, ex asesor del Ministerio de la Producción. Para Jorge Carrera, del IEFE, “llegando gradualmente a un dólar a 2,50 a fin de año, la inflación podía ser del 40%. Ahora puede dar cualquier cosa. Con el dólar descontrolado todo el mundo se desprende lo antes posible de sus pesos y a cualquier costo, porque sabe que cada día que pase pierde”.
Pese a la brutal recesión, la espiral inflacionaria podría desatarse si la gente se lanzara a comprar bienes a cualquier precio, como lo hizo esta semana con el dólar, por temor a que el poder adquisitivo de sus pesos se evapore. Ayer empezó a notarse desabastecimiento en varios supermercados.

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Con un dólar a 3 pesos sería un milagro si la inflación fuera “sólo” del 60% anual.
 
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