ECONOMíA › DEFINEN LA OFERTA FINAL PARA LOS ACREEDORES

Tironeo por intereses caídos

 Por David Cufré

El equipo económico definirá este fin de semana qué porcentaje de los intereses caídos desde que la Argentina entró en default les reconocerá a los bonistas. Se trata de uno de los aspectos centrales de la mejora en la propuesta a los acreedores respecto de la que Roberto Lavagna había presentado el año pasado en Dubai. Esa mejora implicará que el Estado deba aumentar el superávit fiscal en los próximos años para poder hacer frente a los pagos de la deuda. El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, volvió a reconocer ayer que el Gobierno está dispuesto a “discutir los intereses que han corrido desde el día que el país dejó de pagar”. Página/12 pudo saber que el monto de intereses acumulado es de 25.000 millones de dólares, pero el equipo económico estaría dispuesto a considerar 18.000 millones, que es la deuda que se había generado hasta que se hizo la oferta de Dubai.
A esos 18.000 millones –o el monto que finalmente se decida– se les practicará también una quita del 75 por ciento en valor presente. Es decir, el Gobierno hará la quita sobre una deuda global de 99.000 millones de dólares, en lugar de 81.000 millones que era la deuda sin los intereses. El otro punto de flexibilización de la propuesta en comparación con la de Dubai es que la quita será en valor presente, en lugar de valor nominal. De ese modo, los bonistas recuperarán más dinero. El tercero de los atractivos diseñados por Lavagna y los bancos que lo asesoran es el “premio” por crecimiento: si la economía se expande más de determinado parámetro –sería el 3 por ciento anual–, los pagos subirán.
El superávit fiscal que comprometerá el país en los próximos años para afrontar los pagos de la deuda es otra de las decisiones que tiene que tomar el Gobierno en los próximos días. Es, en definitiva, el dato más relevante. Para este año, la Nación acordó con el FMI un superávit equivalente a 2,4 por ciento del PIB. Pero desde 2005 a 2010 el excedente se estirará a entre 2,7 y 3,0 por ciento, mientras que de allí en más y por los siguientes 20 años deberá sostenerse un nivel de 2 puntos del PIB. Esa propuesta es consistente con un crecimiento de la economía de 3 por ciento por año en promedio.
“No, presión no. Presión del Fondo no he escuchado nunca”, dijo ayer el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, tratando de sonar convincente. Se refería a las palabras del día anterior del portavoz del FMI, Thomas Dawson, dando cuenta de que el punto clave para que el organismo ratifique el acuerdo con la Argentina es que el Gobierno muestre avances en la negociación con los acreedores.
El equipo económico estima que el FMI sabrá reconocer los pasos que está dando el Gobierno para flexibilizar su propuesta a los acreedores y salir del default. Una cuenta que hacen en Economía es que este año quedará superado el grueso del problema de la deuda. El 55 por ciento de los compromisos del Estado está siendo pagado, ya que se trata de títulos públicos emitidos después de la devaluación y el default. Del otro 45 por ciento, el objetivo de Lavagna es arreglar –al menos– con el 60 por ciento de los tenedores de esos bonos. Por tanto, hacia fin de año quedaría en categoría “performing” el 80 por ciento de la deuda.
Los acreedores que no quieran entrar en el canje encararán otra estrategia: litigar en tribunales o buscar otro arreglo más conveniente más adelante. Para el Gobierno será un problema “remanente”, con el que deberá lidiar por largo tiempo, pero sin que sea un obstáculo insalvable para conseguir nuevamente financiamiento en los mercados internacionales.
El trabajo final al que están dedicados los economistas –del Gobierno y de los bancos asesores– es mejorar la propuesta de uno de los bonos que se ofrecerán en el canje: el Descuento (con mayor quita, pero con más alta tasa de interés y menor plazo de repago). Los otros dos títulos serán el Par (sin quita, pero con alargamiento de plazos y baja tasa de interés) y el semi Par (entre medio de los otros dos). En todos los casos, la quita en valor presente será la misma. La diferencia está en cómo prefiere estructurar su cartera cada inversor.
El problema es que son mayoría los inversores que demandarán el Par (AFJP e inversores particulares de Alemania, Italia y Japón), y de ese modo la reducción nominal de la deuda será menor. No es lo que más le interesa al Gobierno políticamente, que prefiere mostrar mayor caída nominal, aunque en los hechos no haya diferencias porque el superávit para pagar será el mismo. Por tanto, se trabaja en fórmulas financieras para que el descuento presente algún atractivo adicional, sin alterar la ecuación de igualdad entre los bonos.

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