ECONOMíA › LANZAMIENTO DE UNA ALIANZA CAMPO-INDUSTRIA LAVAGNISTA

“Considérenme al lado suyo”

Así saludó Roberto Lavagna a la nueva entidad que reúne a la oposición de la UIA y a Coninagro, con el apoyo de economistas del Plan Fénix y de la banca pública. Defensa del dólar alto.

 Por David Cufré

La presentación del “Pacto entre la Industria y el Campo” se convirtió en un evento político. Roberto Lavagna asumió el papel de padrino de la iniciativa, que fue lanzada por un grupo de empresarios para “apuntalar una política económica que prioriza el desarrollo de los sectores productivos”. Los principales referentes del nuevo espacio son los dirigentes de la línea opositora de la Unión Industrial Argentina, comandada por el Grupo Techint, y Coninagro, la cámara agropecuaria más ligada a la agroindustria. El ministro estuvo reunido por más de una hora con una nutrida delegación y después se presentó con ellos en el microcine del Palacio de Hacienda. “Les agradezco este emprendimiento, que es de un enorme valor. Considérenme al lado suyo”, les dedicó el jefe de Economía.
El grupo Campo-Industria para la Producción, el Empleo y la Competitividad (Cipec) es una nueva entidad empresaria cuyo objetivo es presentar documentos y promover el debate de medidas que consoliden el crecimiento de esos sectores de la economía. Pretende convertirse en una usina de ideas para este momento político y económico. Aldo Ferrer, economista del Plan Fénix y director de Enarsa, es la cara del grupo desde el ámbito académico. José de Mendiguren, ex titular de la UIA y ex ministro de la Producción, es quien gestiona el proyecto desde el costado empresario.
La sintonía de Lavagna con este espacio quedó reflejada en varios gestos. El más evidente fue el ofrecimiento del Ministerio de Economía para su presentación oficial, algo que no había hecho nunca con ninguna otra agrupación empresaria. Pero, además, el ministro movilizó a varios funcionarios importantes para que lo acompañaran en el acto. Allí estuvieron Felisa Miceli y Jorge Sarghini, presidentes de los bancos Nación y Provincia, respectivamente, y los secretarios de Industria, Alberto Dumont, y de Agricultura, Miguel Campos.
Lavagna atraviesa su momento menos feliz en el Gobierno, a raíz de las dificultades para realizar el canje de la deuda, pero también por la agudización de internas dentro del gabinete. Su relación con Néstor Kirchner también sufrió un desgaste considerable las últimas semanas. Cerca del ministro, incluso, admiten cierta preocupación por las eventuales derivaciones de todos estos chisporroteos una vez que concluya el proceso de salida del default. Y reconocen que es un buen momento para mostrar alianzas, como lo hizo ayer.
Después de la reunión a solas con ejecutivos de Techint, Arcor, Peugeot y SanCor, dirigentes de Industriales, de Coninagro y los textiles de ProTejer, Lavagna y Ferrer expusieron en el microcine de Hacienda ante el centenar de empresarios que completaban la delegación. El autor de Vivir con lo nuestro destacó la importancia de “producir una integración plena de nuestra capacidad productiva”. “Los países se construyen de adentro hacia afuera y no a la inversa”, agregó.
Lavagna lo aplaudió con entusiasmo y a su turno hizo un agradecimiento especial “al profesor y amigo”. En su discurso ponderó “el papel central de un tipo de cambio” competitivo, que refleje las “productividades relativas de las distintas economías, en particular de la región”. También defendió el “superávit fiscal enorme” que “nos da autonomía” para “negociar con los organismos internacionales y con los (acreedores) privados”, por más que “digan que soy superortodoxo”. Finalmente, exhortó a industriales y ruralistas a “seguir desarrollando un pensamiento propio, para interpretar el mundo desde nuestra perspectiva y nuestros intereses”.

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Roberto Lavagna, ministro de Economía, con su “profesor y amigo” Aldo Ferrer.
 
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