ECONOMíA › SE CONFIRMO EL ADELANTO DE PAGINA/12:
CONTROLES MAS ESTRICTOS A LOS CAPITALES

Golondrinas en jaula son menos peligrosas

Se endurecieron los controles a los capitales especulativos, al extender de seis meses a un año el plazo mínimo de permanencia de los dólares que ingresen del exterior. El objetivo de Roberto Lavagna es desalentar burbujas que cuando estallan terminan afectando la economía real. Además, así se busca aligerar la presión bajista del dólar.

 Por Claudio Zlotnik

Tal cual lo anticipó Página/12 en su edición del viernes pasado, el Gobierno endureció los controles a los capitales especulativos. Decidió duplicar, de seis meses a un año, el plazo mínimo de permanencia de los fondos que llegan desde el exterior, con la excepción de las operaciones de comercio exterior y de las inversiones extranjeras directas. La medida, que se dio a conocer ayer en el Boletín Oficial, tiene un claro objetivo: quitarle presión al tipo de cambio, en medio de la lluvia de billetes verdes que existe en la plaza financiera. Ayer, entre el Banco Central y el Nación compraron nada menos que 131 millones de dólares para mantener la cotización del dólar en 2,90 pesos para la venta en las casas de cambio. Cuando todavía quedan tres días hábiles para terminar mayo ya se quebró el record de compras mensuales de divisas: ya alcanzan a 1473,3 millones. En este contexto, las reservas siguen creciendo y ayer superaron la barrera de los 22.000 millones de dólares. Están en 22.094 millones.
Si bien la decisión de endurecer los controles a los fondos especulativos ya estaba tomada, en vista de los últimos datos sobre flujos financieros, Roberto Lavagna aguardó hasta que el Poder Judicial estadounidense liberara las trabas al canje para difundir la novedad. En Economía analizan medidas adicionales en caso de que la afluencia de capitales continúe en aumento.
La lupa de los funcionarios está puesta sobre los residentes argentinos que ingresan sus divisas “en negro”, sin declararlos ante la AFIP. Enmascaran las operaciones como si fueran ahorros de “no residentes”. La sospecha de los técnicos es que se trata de divisas que se fugaron antes de que explotara la crisis de 2001. Se calcula que, bajo este rubro, durante este mes entrarán 120 millones de dólares, pero que el monto irá en ascenso con el correr de las semanas si los controles no resultan efectivos.
Al contrario de lo que piensan en el Gobierno, en la city creen que el endurecimiento de los controles no será muy efectivo. Para llegar a esa conclusión se apoyan en dos argumentos:
- La expectativa es que el saldo comercial argentino mantenga su fuerte signo positivo este año, lo que asegura una masiva entrada de billetes verdes en el mercado cambiario. Ayer, los exportadores de cereales estuvieron cerca de quebrar su propio record: liquidaron 117 millones de dólares.
- Otro dato que diagnostica una fuerte oferta de divisas refiere al brusco freno en la huida de capitales. Un escenario impensado no hace mucho tiempo, durante la crisis. Durante el primer trimestre la salida fue casi nula (de apenas 62 millones de dólares), que se comparan con una huida de 1100 millones en el mismo período de 2004, de acuerdo con un informe de la consultora MVA Macroeconomía. En Economía afirman que esa ecuación se acentuó en las últimas semanas, cuando se notó una aceleración en el ingreso de capitales especulativos.
Algunos acontecimientos puntuales, que se dieron en las últimas jornadas, reforzaron el escenario de lluvia de dólares:
- Como los importadores prevén un dólar en baja sacaron créditos para comprar mercadería. Esa decisión postergó para más adelante la demanda de dólares. Mientras tanto, se nota la sobreabundancia de divisas.
- A su vez, los exportadores se apuran para liquidarlas en el mercado ante un eventual retroceso de la cotización.
La medida de ayer debe interpretarse como una fuerte señal del Gobierno de que hará lo posible por mantener la actual paridad cambiaria. Las compras record de divisas en el mercado cambiario de parte del Central y del Nación constituyen la otra parte de la misma obsesión.
Está claro que la administración Kirchner quiere un dólar competitivo, a pesar de las presiones en contrario, para afianzar el modelo económico. También es cierto que los funcionarios rehúyen de la plata fácil. En Economía no quieren oír hablar de los capitales golondrina. A pesar de que el actual contexto internacional, sumada a la reciente normalización financiera de la Argentina, funcionan como un verdadero imán de los fondos especulativos, los funcionarios parecen tener aprendida la lección de que esos capitales de corto plazo suelen generar burbujas que, al explotar, generan fuertes turbulencias en la economía real.
Mientras tanto, Economía y el Banco Central parecen decididos a pagar el costo de enfrentar mayores tasas de interés para sostener al dólar. Aunque ese encarecimiento merece un debate que responda si la suba de las tasas está justificada, lo cierto es que aparece, junto a la decisión de adquirir dólares “caros” en el mercado, como los costos asumidos que deben pagarse para ver en las pizarras de la city que el billete verde ronda los 2,90 pesos.

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Ayer, entre el Banco Central y el Nación compraron 131 millones de dólares para mantener la cotización del dólar en 2,90 pesos.
 
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