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Héctor Méndez inauguró su cargo en la UIA con un orsai a la medianoche

Durante la tarde, al asumir la presidencia de la Unión Industrial, Héctor Méndez repitió el discurso de los noventa sobre las relaciones laborales. Y afirmó que no hay que aumentar el salario mínimo. Después quedó descolocado con el anuncio de anoche realizado por el Gobierno.

 Por David Cufré

“En este momento lo mejor que se puede hacer es no hacer nada.” Aunque parezca un contrasentido, la frase pertenece a un industrial. Más precisamente, al nuevo presidente de la Unión Industrial Argentina, Héctor Méndez, quien ayer asumió formalmente como tal. El dirigente fabril se refería a la política en materia de ingresos que debería darse el Gobierno. “No estamos a favor de un aumento del salario mínimo”, definió. “Cualquier cosa que hagamos a nivel de cúpulas va a distorsionar las negociaciones sectoriales. Y si el Gobierno interviene también las va a distorsionar”, agregó el empresario, para justificar su rechazo a la incorporación a los básicos de convenio, incluido el mínimo, de los 100 pesos del último decreto del Poder Ejecutivo que todavía se pagan como suma fija no remunerativa. Así, Méndez quedó descolocado con el anuncio de anoche de la convocatoria al Consejo del Salario Mínimo, convite que sorprendió el titular de la UIA que a la hora de la cena reconoció que desconocía esa movida del Gobierno.
La UIA realiza desde ayer en esta ciudad el 5 Foro Federal de la Industria. El evento tiene una trascendencia especial: marca la reunificación de la central fabril, luego de dos años de peleas internas. Los dos sectores en pugna –de un lado Techint, del otro Arcor– terminaron con sus controversias a pedido del Gobierno, que eligió a esta cámara como principal interlocutora del sector empresario. Así como el menemismo se apoyó en los representantes del sector financiero, la actual administración propuso una alianza con los industriales. Las coincidencias sobre la orientación de la política económica son amplias: tipo de cambio competitivo, dureza en las negociaciones con Brasil, promoción de las inversiones productivas, resistencia a las presiones del FMI, arreglo con los acreedores sin comprometer más de tres puntos del PIB de superávit fiscal.
Méndez defendió esa línea, opuesta a la ortodoxa de los ’90, en su discurso de asunción. En materia laboral, en cambio, las cosas no cambiaron demasiado. La UIA sigue repitiendo conceptos de la década pasada. Rechaza la intervención del Poder Ejecutivo en las discusiones sobre salarios, protesta contra la continuidad de la doble indemnización y pide restablecer una ley de accidentes laborales que limite los costos empresarios.
Las definiciones del flamante titular de la UIA se dieron cuando el Gobierno convocó al Consejo del Salario Mínimo. La propuesta oficial sería llevarlo de los 450 pesos actuales a 630. Méndez anticipó su oposición, en lo que fue el primer traspié político como mandamás de la Unión. Dijo que lo mejor es que los distintos sectores empresarios negocien en paritarias con los representantes gremiales. “Hay que dejar que cada convenio se resuelva sin distorsiones externas”, afirmó, y luego ratificó que “no estamos a favor de un aumento del salario mínimo”.
La UIA recibió a principios de abril un reto –en público y en privado– de Roberto Lavagna por negociar con la CGT un acuerdo marco sobre ajustes salariales. Méndez aclaró que “no estábamos negociando salarios, sino algunos parámetros para que no hubiera desbordes”. “No podíamos discutir sueldos porque íbamos a tener conflictos con otras entidades empresarias, ya que hay realidades distintas en cada sector”, añadió. Para que no quedaran dudas, insistió en que la central fabril “no quiere intervenciones que distorsionen las negociaciones”, ni a “nivel de cúpulas ni por parte del Gobierno”.
Un encumbrado empresario de uno de los grandes grupos nacionales reveló a Página/12 que la UIA le planteó al Gobierno que limite sus acciones a una incorporación a los sueldos de los últimos 100 pesos otorgados por decreto. Y sugirió que se haga en dos etapas: 50 pesos en los salarios de mayo y 50 en los de agosto. Pero pidió que eso no tenga efecto sobre los básicos de convenio, para evitar un efecto multiplicador en las distintas escalas salariales. Méndez confirmó la postura de que ese blanqueo “no puede ir a los básicos porque se dispararía todo para arriba”.
El dirigente se refirió a otros temas laborales en discusión. Sostuvo que “la continuidad de la doble indemnización por despido es otra cosa a la que nos oponemos”. La razón es que “cerrar la puerta de salida es cerrar la puerta de entrada”. Cuando se le recordó que la medida rige desde principios de 2002 y en este tiempo el empleo industrial creció como nunca, Méndez se sinceró: “El antecedente es malo. Por principios no puedo aceptar la doble indemnización. Es perverso”. El empresario se mantuvo en la línea que defendía la década pasada, cuando se reconocía simpatizante menemista. Aunque su discurso en este campo sea más directo que el de cualquier otro miembro de la UIA, básicamente las opiniones en la central fabril coinciden.
Por último, Méndez se pronunció en contra del proyecto del Gobierno para reformar la Ley de Accidentes del Trabajo. “Lo que están proponiendo es una mala ley”, sentenció. La UIA se lo planteó oficialmente al ministro de Trabajo, Carlos Tomada. El principal cuestionamiento es que no restringe el costo de los juicios por accidentes. “El riesgo es infinito”, dijo Méndez. “El sistema anterior era barato y tenía muchas falencias que lo terminaron destruyendo, pero ahora hay que hacer algo razonable”, completó. La respuesta del Gobierno a todos esos planteos podría conocerse hoy mismo, ya que Tomada expondrá en el seminario de los industriales.

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Héctor Méndez, flamante titular de la UIA, en su discurso de estreno del cargo de unidad de la entidad.
 
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