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El Gobierno dio tantas versiones distintas sobre el impacto de los aumentos de sueldos en el costo de vida que el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, tuvo que hacer un esfuerzo ayer para no contradecir a nadie. Por un lado dijo que los ajustes salariales “son razonables y justos”. Después indicó que “pueden llegar a tener influencia” en la inflación. Luego se corrigió y admitió “no saber cuánto han pesado los aumentos salariales en la inflación”. Y finalmente sostuvo que “no hay que renegar (de los incrementos de haberes) porque el consumo es lo que moviliza la economía”. En lo que no hubo contradicciones fue en la afirmación de que los precios minoristas “no se han desmadrado”.
Una de las estrategias oficiales para evitar desbordes son las negociaciones con distintos sectores empresarios para frenar eventuales remarcaciones. La Secretaría de Agricultura continuará hoy esa tarea con un encuentro con la industria láctea. Hasta el momento le costó avanzar en un acuerdo, por lo que en esa repartición advirtieron que podrían tomar medidas punitivas si los productores no ceden.
Los técnicos de Agricultura también se reunirán esta semana con los frigoríficos y con los productores avícolas. Estos últimos son quienes mostraron mayor disposición para renovar su convenio.
“No visualizamos a la inflación como un problema que se ha desmadrado ni mucho menos, está dentro de los carriles de la lógica”, señaló Fernández en declaraciones radiales. A su criterio, “el tema salarial puede llegar a tener influencia en tanto y en cuanto representa dinero para la gente que se convierte en mayor consumo”, pero subrayó que “de esto no hay que renegar porque el consumo es lo que moviliza la economía”.
Cuando se le preguntó si el seguimiento de los acuerdos salariales no es una tarea del Ministerio de Trabajo antes que del de Economía, explicó que “lo pueden hacer los dos”.
Por su parte, el economista Héctor Valle manifestó que la preocupación no debe estar orientada hacia el tema salarial sino a los “sectores oligopólicos que fijan precios”. Para el titular de FIDE, al Gobierno “no le debería temblar la mano con las retenciones, por ejemplo, en pollos o lácteos. No es el instrumento ideal pero es el que impidió que hubiera una hiperinflación”, concluyó.