ECONOMíA › EL FMI RECOMIENDA VOLVER A POLITICAS DE AJUSTE POR TEMOR A LA INFLACION

Prescripciones de gurúes inmunes al fuego

Ni el desastre provocado por las recomendaciones de los ’90 ni la salida posterior del pozo gracias a que la Argentina abandonó esas políticas, le sirvieron de lección al Fondo. Ayer, Rato insistió en recetas ultraortodoxas para contrarrestar la inflación.

Diagnóstico: alta inflación. Causas del mal: aumentos salariales, incremento del gasto público y expansión monetaria. Medicina propuesta: subir las tasas de interés. Firmado: Fondo Monetario Internacional. ¿A alguien más que al FMI se le ocurriría prescribir semejante receta? Por lo menos así, textual, fue apuntada ayer por el director gerente del organismo, Rodrigo Rato. Según la máxima autoridad del Fondo, el Gobierno debería tomar ese camino si quiere sostener el crecimiento de la economía.
Tomando como base el informe anual sobre Perspectivas de la Economía Mundial 2005, Rato aseguró que la política económica de la Argentina “debe ser más clara desde el punto de vista antiinflacionario”. En la práctica, esa estrategia debería plasmarse elevando las tasas de interés. Traducido: el Fondo Monetario quiere que el ritmo de crecimiento de la economía se enfríe de manera drástica, con el objetivo de aplacar las expectativas inflacionarias.
Para este año, los economistas del Fondo pronosticaron una inflación minorista del 9,5 por ciento, por debajo del 11 por ciento previsto por Roberto Lavagna. El escenario se recalentaría durante 2006: el índice de precios al consumidor aumentaría 10,4 por ciento. En este caso, la previsión se encuentra casi dos puntos más arriba que la de Economía. Lavagna cree que se ubicará en el 8,6 por ciento.
Lo más llamativo de la visión que el FMI tiene sobre la Argentina no se relaciona con las proyecciones macro sino con lo más conceptual del actual proceso económico. El Fondo sostiene que el principal problema tiene que ver con la dinámica de los precios. Y afirma que ese panorama presuntamente complejo quedó establecido por los aumentos salariales y por la expansión monetaria resultante de las compras de divisas en el mercado.
En una Argentina con 9 millones de personas que sobreviven por debajo de la línea de pobreza y otras 3 millones en la indigencia pareciera poco probable que haya presiones salariales. El dato sobre la expansión monetaria es todavía menos discutible: la cantidad de pesos en la economía está en línea con el programa del Banco Central, que de por sí es bastante conservador. Es decir, en la Argentina de hoy no existe la maquinita de emitir pesos para adquirir dólares: la mayor parte de la emisión de moneda es absorbida mediante la emisión de bonos. Por último, sobre el nivel del gasto público tampoco deberían existir demasiadas discusiones: en términos reales se encuentra por debajo del punto en que se hallaba en el crítico 2001. Y, además, el crecimiento que viene mostrando es inferior al fuerte repunte que, como contrapeso, muestra la recaudación de impuestos.
Durante un encuentro con la prensa en Washington, donde está a punto de comenzar la reunión anual del FMI, Rato admitió que la economía argentina tuvo logros, que ya alcanzó los niveles record de 1998, pero le restó relevancia a esos pergaminos. “Desde el punto de vista social, desde el punto de vista fiscal, desde el punto de vista de sostenibilidad de la deuda, la Argentina necesita un modelo económico muy sostenido en el tiempo.”
“Un modelo de ‘stops and goes’ (frenos y arranques) no es lo que le puede ayudar a resolver sus problemas, que son muy profundos”, señaló Rato.
Paul Wolfowitz, presidente del Banco Mundial, hizo un aporte para que la Argentina mantenga el rumbo positivo. Dijo que “la clave real para hacer progresos es concluir un acuerdo con el FMI”. Añadió que, de esa manera, el Gobierno podría también obtener financiamiento de la institución que encabeza.
Rato decepcionó a esas expectativas, al menos en el corto plazo. “No tenemos ninguna negociación con la Argentina”, dijo. Y agregó: “Nosotros negociamos con los gobiernos cuando los gobiernos quieren negociar con nosotros”. Lavagna, que arribará a la capital estadounidense en las próximas horas, ya adelantó que no conversará nada referido a la reapertura de las negociaciones con el Fondo. Lo cierto, también, es que el Gobierno contempló que sellará un convenio para el año que viene. Así lo suscribió en el Presupuesto 2006 enviado al Congreso. En ese momento se sabrá con certeza si las recetas ortodoxas del FMI son tenidas en cuenta o si ocurre lo contrario y terminan esfumadas en el aire.

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Paul Wolfowitz, de la Secretaría de Defensa a la titularidad del Banco Mundial.
 
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