ECONOMíA › INICIAN LAS DISCUSIONES TECNICAS POR EL GASODUCTO DEL SUR

En busca de la conexión soñada

El proyecto de integración energética de Lula, Chávez y Kirchner buscará tomar forma técnica a partir de mañana. El proyecto enfrenta críticas por su costo, estimado en 20 mil millones de dólares. Eso no será el centro del encuentro, más interesado en acortar plazos de ejecución e incorporar a Bolivia.

 Por Raúl Dellatorre

Argentina, Venezuela y Brasil darán, a partir de mañana, los primeros pasos para empezar a darle forma concreta al gasoducto que promete unir los ricos yacimientos del sur de la república bolivariana con el área metropolitana que rodea a Buenos Aires, atravesando de norte a sur el enorme territorio brasileño. Aunque la estrategia a seguir se mantiene en la mayor reserva, Página/12 pudo saber que la delegación argentina irá a este primer encuentro con el mandato de proponer un acortamiento en los plazos de ejecución de la obra, inicialmente planteada para estar terminada entre 2010 y 2012. Pese al apuro, el gobierno nacional sostendrá la necesidad de integrar al proyecto a Bolivia como proveedor y a Paraguay y Uruguay como consumidores del gas natural a transportar. “La idea de anillo energético no cierra si no participan todos”, sostienen en los pasillos oficiales, con sentido más político que geográfico. En este primer encuentro, en el que se empezarán a tratar algunos temas que podrían llegar a ser espinosos en proyección –como el de las tarifas o las cuestiones ambientales–, Argentina cuestionará la traza del primer borrador elaborado por Venezuela y Brasil en el tramo que corresponde al territorio nacional. “El objetivo no es llegar por el camino más corto a Buenos Aires, sino poder abastecer a todas las ciudades principales de la región mesopotámica que va a atravesar”, sostendrán los representantes locales.

Equipos técnicos de los tres países concretarán a partir de este lunes en Buenos Aires la primera reunión (de una ronda de tres, una en cada capital según lo previsto) para definir o empezar a acercar posiciones, en torno de los temas más trascendentes para la implementación del proyecto. En la agenda se enumeran cuestiones tales como:

- Definición de mercados, recursos y condiciones de comercialización.

- Diseño de los cuadros tarifarios.

- Planificación de las tecnologías a aplicar.

- Modelo de negocios y financiamiento.

- Aspectos ambientales (que puedan verse afectados por el tendido del gasoducto).

u Aspectos regulatorios en cada país y modo de coordinarlos.

El encuentro con los técnicos de Brasil y Venezuela tendrá un inicio formal, con una suerte de acto de inauguración de las deliberaciones, en el que Fulvio Madaro, presidente del Enargas, hará la suerte de anfitrión pronunciando un discurso de apertura. Luego se iniciarán las deliberaciones propiamente dichas, en torno de la agenda ya señalada.

El tema del ajuste de la traza estará entre los primeros que pondrá sobre la mesa la representación argentina (de la que participarán funcionarios de Energía, Enargas y Enarsa). El Gobierno pretende que el tendido ingrese al país por Bernardo de Irigoyen (Misiones), pase luego por Posadas, Resistencia, Santa Fe y, finalmente, empalme con los gasoductos troncales de la red en San Jerónimo (sur de Santa Fe).

La magnitud del proyecto y el volumen de la inversión requerida (20 mil millones de dólares, se calcula), que tantas críticas despertó, es precisamente lo que menos dudas genera en el gobierno argentino. Las proyecciones a mediano plazo de la demanda de energía le están dando a las autoridades cifras que podrían ser preocupantes de no contar con una oferta superabundante como la representada por esta vía de llegada del gas venezolano. Algunos de los técnicos oficiales consideran, incluso, que es imprescindible que Bolivia se integre para fortalecer la oferta. La proyección de la demanda argentina a una década y más, un dato ineludible para medir la viabilidad del proyecto, está trayendo más de una controversia entre técnicos de distintas áreas de gobierno y podría demorar la presentación final del documento de trabajo reclamado.

El tema de la tarifa que se pagará por el gas, un asunto que se ha puesto caliente a partir del renovado reclamo del gobierno de Evo Morales de actualizar los valores que le pagan Argentina y Brasil, no traería en elcaso del megagasoducto del Sur tantos problemas. Venezuela se conformaría con un precio de 1,40 a 1,70 dólares por metro cúbico en boca de pozo. El costo del transporte estará directamente ligado al esquema de financiamiento que se disponga (por ejemplo, se deberá optar entre una tarifa fija e igual para todos o en función de la distancia desde el punto de inyección al de consumo). De un modo u otro, el cálculo del precio final no llegaría a superar los cinco dólares por metro cúbico, sostienen los desarrolladores del proyecto. “Lo que dijo Sobisch (Jorge, gobernador de Neuquén), que saldría 15 dólares el m3, es una ridiculez”, afirmó un funcionario al respecto.

Los temores señalados de no contar con suficiente oferta de gas a no muy largo plazo llevará al país a plantear ante sus socios la necesidad de acortar los plazos de ejecución. “Chávez es el más entusiasmado, así que ahí no habrá objeciones; a Lula, Kirchner ya le anticipó la idea cuando conversaron en Brasil, y ahora falta mostrar la viabilidad técnica de realizar la obra en menos plazo”, comentó la fuente oficial. “El único inconveniente es que surjan demoras para la integración de los otros países de la región, incluida Bolivia, porque políticamente es necesario que estén adentro”, sostuvo.

La especulación sobre eventuales dificultades con los socios que faltan no es sólo hipotética. Existen objeciones, aunque no se ventilen, de parte de la gente de Evo Morales al megaproyecto. Algunos creen que es simplemente una cuestión táctica hasta tanto el gobierno del Altiplano cierre las negociaciones con Argentina y Brasil por el precio del gas que les vende. Menos consenso tiene la idea de que esté planteada una cuestión de disputa o competencia entre los intereses bolivianos y venezolanos por venderle gas a los vecinos más grandes (Brasil y Argentina). La realidad da por tierra con esta especulación: las necesidades superan la posibilidad de conformarse con sólo una de esas dos fuentes. Con Paraguay y Uruguay los problemas son de otra índole, y estarían vinculados a las recientes riñas y enojos por la desatención a los dos socios menores dentro del Mercosur. Pero esto tendrá tratamiento en otro marco.

De todos modos, los distintos documentos elaborados hasta ahora en torno del proyecto del gasoducto han extremado la prudencia para no molestar ni poner en un aprieto al gobierno de Evo (ni a los de Duarte Frutos y Tabaré Vázquez). Nunca se los “invita” a participar, para no obligarlos a tomar una definición; siempre se expresa que “se espera su participación” en el futuro. La misma fórmula diplomática se reiterará tras este encuentro en Buenos Aires.

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Juntitos juntitos. Los presidentes de Brasil, Argentina y Venezuela hace poco, en Brasil.
 
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