ECONOMíA › LOS EXPORTADORES LIQUIDAN, Y EL DOLAR SIGUE EN LEVE DESCENSO

Nadie sabe si es tropezón o amague

La soja exportada le cayó encima al dólar. Algunos creen que éste se quedará tendido un par de meses. Otros factores a observar.

 Por Julio Nudler

Aunque dos puntos definan una recta y, por tanto, una tendencia, nadie está convencido de que las dos últimas jornadas, en las que el dólar trastabilló en la city porteña, hayan constituido el comienzo de una gradual revaluación del peso, revirtiendo el overshooting (sobrerreacción) devaluatorio desatado desde febrero. Como dato, ayer el dólar libre cerró vendiéndose a 3,51, igual que el dólar por cuenta y orden del Central, que compró U$S 66,0 millones y vendió 45,5. Para los más escépticos, sólo se trata de un fenómeno estacional, que puede prolongarse cuanto mucho hasta fines de julio, determinado por la liquidación de divisas por parte de los exportadores de granos gruesos. Si se asume que no se ha resuelto ninguno de los factores estructurales que alimentan la demanda de dólares (como el goteo del corralito o la casi inexistencia de instrumentos financieros atractivos), antes o después se reanudaría la depreciación del peso. Aun así, en un plano operativo, hay mecanismos adoptados o impuestos por el Banco Central que podrían estar contribuyendo a aplanar el tipo de cambio.
Uno de esos factores es haber sometido a autorización previa las operaciones con títulos o acciones por parte de los bancos. De hecho, desde que se impuso esta exigencia, ninguna entidad presentó solicitud alguna de conformidad, descontando que sería rechazada. La modalidad involucra una transferencia al exterior para la compra de valores. Como ejemplo puede darse el caso de un banco que le venda títulos por $ 100 de su cartera a un cliente titular de una cuenta corriente, de la que se debitan los fondos. El cliente vende a su vez esos valores en Euroclear por 25 dólares, cobrándolos en una cuenta en el exterior. El banco, por su parte, con los $ 100 puede comprarle divisas a un exportador y con ellas adquirir títulos en el exterior, recuperando su misma cartera original. Este mecanismo habría quedado en principio cegado.
En el BCRA se congratulan además por el supuesto éxito de una nueva táctica, consistente en intervenir bien temprano en el mercado, ante lo cual aparentemente los exportadores se apresuran a venderle sus dólares al Central, divisas que éste aprovecha para ir alimentando el circuito mayorista durante el resto de la rueda.
Pero no faltan indicios alarmantes, como un posible recrudecimiento de los amparos, pese a la ley antigoteo. Ahora el argumento más invocado es el de enfermedad. En todo caso, en el BCRA estiman que por esa vía se va a escapar por mes el equivalente en pesos al valor de mercado de 200 millones de dólares (hoy unos $ 700 millones). Este ritmo se mantendría durante tres meses, para bajar a un promedio de US$ 100 millones en los tres meses siguientes.
Con los amparos se devuelven depósitos que fueron pesificados a $ 1,40, pero entregando tantos pesos como los necesarios en cada momento para recomprar la cantidad originaria de dólares. Por ende, la liberación de liquidez está en función del volumen de amparos y del tipo de cambio. En este sentido, cualquier otra fuente de expansión monetaria, en la medida en que deriva recursos hacia el dólar y eleva su precio, incrementa el valor en pesos de los amparos y realimenta la demanda de moneda extranjera. Por tanto, pende sobre el futuro valor del dólar otra incógnita a tener en cuenta.
Otro factor que puede gravitar es la esperada aprobación, mediante un decreto, del permiso pedido por el Central para emitir letras (Lebac) indexadas por CER (precios al consumidor). Esto permitiría ir más allá de los actuales 14 días de plazo y, según se ilusionan sus impulsores, emitir por plazos más largos, que aseguren una tasa de interés real positiva y generen un mercado secundario. Quienes supongan que el dólar se adelantó considerablemente a los índices de precios, y que éstos van a descontar distancias, si no desconfían demasiado del BCRA como deudor quizá prefieran suscribir Lebac indexadas que atesorar dólares.

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Otra táctica para intervenir y la restricción a operaciones con títulos habrían hecho efecto.
 
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