ECONOMíA › TERCER MES DE RETROCESO SEGUIDO DE LA CONSTRUCCION

Hacer del boom algo normal

La construcción bajó 2 por ciento en octubre respecto del mes anterior. En el año, igual avanza 18,5. Empresarios siguen optimistas.

 Por Cledis Candelaresi

La construcción retrocedió un 2 por ciento en octubre último, de lo que resulta que hubo tres meses consecutivos de decrecimiento. Pero lo que en otro escenario podría ser un dato preocupante, en el actual contexto de bonanza del sector es interpretado como un signo de “normalización”. Según los propios empresarios, resulta muy difícil que la actividad siga expandiéndose al notorio ritmo que lo venía haciendo, muy por encima del PBI. En los diez primeros meses del año, el salto fue del 18,5 por ciento, arrimándose a la excelente performance de 2005.

Tan contundente es la impresión patronal sobre el asunto (y tanto el esmero de que no se instale la idea de que las cosas no van muy bien), que la Cámara Argentina de la Construcción salió ayer de inmediato a aclarar que no había motivos para preocuparse por los indicadores difundidos por el Indec. “Existe una desaceleración en el nivel de actividad porque el sector tiende suavemente a alcanzar tasas de crecimiento sustentables”, señaló la entidad a través de un comunicado.

“La caída de las variaciones interanuales a partir de agosto eran previsibles, ya que el año pasado se registró a partir de dicho mes un fortísimo crecimiento en el nivel de actividad, con tasas muy altas”, añade el texto patronal. Aunque, en rigor, lo números oficiales prueban que si se compara octubre del año pasado con el de este año, lejos de retroceder, la actividad trepó un 5,8 por ciento. Además, hay 20 mil empresas registradas, 20 por ciento más que el año pasado.

El freno que comienza a esbozarse proviene de la actividad privada, que según los técnicos ligados a la Cámara explica el 80 por ciento del rubro. Por el contrario, la obra pública sigue creciendo generosamente, a tono con el salto superior al 800 por ciento que dio desde la salida de la crisis –a fines del 2002– hasta la fecha. Los presupuestos oficiales destinados a infraestructura y vivienda no dejan de aumentar, sean los que administra directamente Planificación o bien las transferencias a las provincias, que tienen como principal destino las obras públicas en esas jurisdicciones.

Para los constructores, el complemento ideal para esa política keynesiana a mediano plazo sería la aparición de un mecanismo de financiamiento para la vivienda de los sectores medios, aquellos que no califican como beneficiarios de los planes federales. Paulatinamente, la demanda de casas para ese rango de compradores, que hoy tiene un déficit estimado de casi 400 mil unidades, podría ir sustituyendo la que se originó en refacciones o viviendas de lujo con los fondos que lograron liberarse del corralito financiero.

Para lograr ese cometido, hace un año los empresarios sugirieron al Gobierno subsidiar la demanda por la vía de la tasa de interés o con créditos públicos a largo plazo, útiles para costear un aporte inicial en la compra y a repagar después de cancelar la hipoteca con el banco privado. No prosperó ninguna de estas fórmulas, como tampoco la idea de que las AFJP volcaran masivamente recursos a este rubro. Esta frustración por ahora resultó compensada por las generosas contrataciones públicas, con convenientes reajustes de precio y pago puntual.

Según revela la encuesta del Indec, el 25 por ciento de las empresas que se abocan a la actividad privada considera que seguirá creciendo y el 57 por ciento que no habrá cambios, es decir, que se mantendrán los auspiciosos estándares actuales.

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La desaceleración de la construcción no preocupa al sector.
 
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