ECONOMíA

La operación que el Citigroup sacó del barril para evitar la caída

El emirato de Abu Dhabi se quedará con cerca del 5 por ciento de las acciones del principal banco de Estados Unidos. La operación de salvataje lo convertirá en el principal accionista.

 Por Claudio Zlotnik

El Citigroup, el banco número uno de los Estados Unidos por sus activos, debió ceder parte de su paquete accionario al emirato de Abu Dhabi para hacer frente a la crisis por los créditos hipotecarios. El salvataje será por 7500 millones de dólares. Dentro de tres años, cuando ese monto se convierta en acciones del grupo financiero, Abu Dhabi se eregirá como el principal accionista individual del banco. Tendrá alrededor del 4,9 por ciento del capital. La operación, que ayer impactó en Wall Street, también aparece como un emergente del barril de petróleo a 100 dólares.

Hasta que el préstamo de la Autoridad de Inversiones de Abu Dhabi se convierta en acciones, hecho que se producirá entre los años 2010 y 2011, el Citi se comprometió a pagarle una renta del 11 por ciento anual. Es una tasa de interés altísima si se la compara con el 4,5 por ciento anual de la tasa de corto plazo regulada por la Reserva Federal o con el 3,8 por ciento que rinden los bonos del Tesoro estadounidense a diez años. Al Citi, este convenio le significará una erogación de 1700 millones de dólares.

Abu Dhabi es el más grande de los siete emiratos que integran los Emiratos Arabes Unidos. Con menos de dos millones de habitantes, basa su economía en la producción de petróleo.

Para el Citi, la inyección de capital significa un alivio en medio de la crisis por los créditos hipotecarios de baja calidad en los Estados Unidos. José Siaba Serrate, especialista en finanzas internacionales, evaluó, en diálogo con Página/12, que “el Citi registró importantes quebrantos por su alta exposición a los instrumentos financieros vinculados a hipotecas de mala calidad”. La ayuda otorgada por la FED ayudó a cubrir de liquidez al banco y a evitar una salida apurada para mal vender activos. Pero no impidió los quebrantos por las inversiones de riesgo ya asumidas.

La evaluación de los operadores de Wall Street fue disímil. Hubo quienes observaron el auxilio de 7500 millones de dólares como una oportunidad para dejar atrás la crisis. Otros analistas, en cambio, hicieron hincapié en el alto costo que tendrá para el grupo financiero la aparición de Abu Dhabi, y también en agigantar el fantasma de que otras instituciones financieras revelen sus problemas en las próximas jornadas.

Las acciones de Citigroup reflejaron esa dualidad. En la apertura de las negociaciones tuvo una fuerte suba, que se enfrió con el correr de las horas. El papel finalizó con un alza del 1,7 por ciento, a 30,32 dólares. En las operaciones tras el cierre formal de los mercados, el precio caía a 30,25. Hace un año, la acción de Citigroup valía 57 dólares. A través de un comunicado, el Citi aclaró que el nuevo inversor “no intervendrá en el gerenciamiento o en la dirección” del banco.

No es la primera vez que Citigroup es rescatado por un inversor del Golfo: el príncipe Al Walid bin Talal, que posee 3,6 por ciento del banco, es el actual principal accionista individual. Había ingresado en 1991. En medio de la desvalorización de la entidad, el príncipe acaba de soltarle la mano al presidente ejecutivo del grupo, Charles Prince, una de las figuras más reconocidas de Wall Street, quien debió renunciar a su cargo a comienzos de mes.

Tampoco es la primera vez que el emirato de Abu Dhabi incursiona en la compra de empresas estadounidenses. Hace algunas semanas cerró la adquisición del 8,1 por ciento de Advanced Micro Devices, la segunda mayor productora de procesadores, por detrás de Intel. Los árabes abonaron alrededor de 700 millones de dólares.

El enorme poder que da un barril de crudo bordeando los 100 dólares hizo que los emiratos se convirtieran en accionistas de multinacionales. Abu Dhabi ya era dueño de parte de Ferrari. El emirato de Dubai, en tanto, está presente en el banco inglés HSBC y acaba de entrar en Sony. También este año ingresó como accionista de los casinos MGM Mirage y es dueño de seis grandes puertos de los Estados Unidos.

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Los mercados financieros y bursátiles de Nueva York aún no le ven el punto final a la crisis.
 
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