ECONOMíA › SE ACELERAN LOS TRASPASOS A REPARTO EN EL CIERRE DE LA OPCION

Hacen fila para salir de las AFJP

El próximo lunes vence el plazo para cambiar de régimen previsional. Hasta el momento ya migró a reparto cerca de 1,3 millón de personas. En los últimos días se multiplicaron las solicitudes para pasar al sistema público. Lo que se necesita saber para elegir.

La página en Internet de la Anses para pasar de las AFJP al sistema de reparto está sobrecargada. Desde hace diez días, pero sobre todo desde comienzos de esta semana, miles de personas intentan ingresar al sitio wwww.op cionjubilatoria.gov.ar para iniciar su trámite de traspaso. En numerosos casos se vieron forzados a hacer varios intentos hasta lograrlo. A pesar de la congestión, el Gobierno no prorrogaría el plazo para cambiar de régimen, que vence el próximo lunes 31 a las 14. La Anses no entregó ayer datos oficiales sobre cuántas personas ya migraron de la jubilación privada a la estatal, pero admitieron que en estas últimas jornadas se registra una avalancha de solicitudes. El número ronda 1,3 millón.

La última cifra que informó Anses fue de 1.170.984 personas que habían bajado el formulario de opción al 13 de diciembre pasado. No se sabe con exactitud cuántos de ellos cumplieron con el último paso para efectivizar el pase, que consiste en llevar las tres copias de ese formulario a cualquier delegación del Correo Argentino, de OCA o Anses (ver aparte). Ese dato se conocerá a mediados de enero, pero se estima que más del 90 por ciento completará la tarea.

El apuro de los últimos días de miles de personas tiene que ver con que después del próximo lunes 31 no habrá posibilidad de cambiar de régimen previsional por un período de cinco años. El Gobierno amagó varias veces con una campaña informativa para aclarar las dudas de los trabajadores que nunca concretó. Eso generó una situación de virtual desigualdad en el acceso a la información que influyó en la toma de decisiones. Como ocurrió tantas otras veces en Argentina, los sectores más vulnerables corrieron con desventaja. Eso se aprecia en que el 85 por ciento de los que eligieron volver a reparto son trabajadores en blanco, de clase media o media alta. Sólo el 15 por ciento restante son desocupados o se desempeñan en negro, a pesar de ser mayoría en las AFJP. Representan el 60 por ciento del total de sus clientes, 5,4 millones de personas, sobre un total de 10,9 millones.

Los desocupados o los trabajadores informales deberían ser los primeros en pensar en abandonar el régimen de capitalización. Aunque ahora no registren aportes, si alguna vez se anotaron o quedaron incorporados en una AFJP siguen enganchados en ese sistema. Pero, ahora sí, como no están aportando, su jubilación futura será muy magra. Incluso, corren el riesgo de no acceder ni siquiera a la mínima.

Hay un dato que sirve para orientar a los afiliados de las AFJP respecto a cómo van sus aportes. Les permite hacerse una idea de qué pasará con sus ingresos al momento del retiro: para cobrar 1 peso por la administradora, deberán haber acumulado 178. Es la cifra promedio para los hombres que utilizan las compañías de seguros para calcular las rentas vitalicias. Es decir, para acceder a un haber inicial de 400 pesos se deberán haber acumulado 71.200 al momento del retiro (400 multiplicado 178). Para llegar a una jubilación de 1000 se necesitarán 178.000 pesos en la cuenta. Y para 1500, el fondo deberá disponer de 267.000 pesos.

Las mujeres deben hacer todavía más esfuerzos para ganar lo mismo que los hombres. Por esa razón, en principio el régimen estatal es para ellas más conveniente que el privado. Esto es porque en capitalización un factor central para calcular el haber es la expectativa de vida. En la actualidad es de 82 años, contra 78 de los hombres. Esa expectativa es por género, no individual, y la define la Superintendencia de AFJP según cálculos actuariales. A la vez, las mujeres se jubilan antes: 60 años, contra 65 de los hombres. En consecuencia, el fondo capitalizado de las mujeres se divide por una mayor cantidad de años: 22 contra 18 años de los hombres. Al tener que prorratear el dinero capitalizado por más años que los hombres, a igual cantidad de aportes, las mujeres ganan menos.

Esto no ocurre en el Estado, ya que tanto para hombres como para mujeres la jubilación se calcula en función de sus aportes de los últimos diez años. No importa que ellas vivan más o se jubilen antes, a igual sueldo con un hombre en su etapa activa, la jubilación será idéntica. Y, en la mayoría de los casos, las mujeres ganarán más en reparto que en una AFJP.

Si un hombre necesita juntar 178 pesos para obtener 1 peso de jubilación en el sistema privado, la mujer debe acumular 200. Entonces, si aspira a llevarse 400 pesos de su AFJP tendrá que tener 80.000 en el fondo capitalizado (contra 71.200 del hombre), si sueña con 1000 tendrá que estirarse a 200.000 en su cuenta (contra 178.000) y si su meta es 1500 deberá llegar a 300.000 (frente a 267.000).

Comparar esas cifras con la realidad actual puede causar vértigo: el promedio de los fondos acumulados en el sistema es de 8000 pesos por afiliado. Está claro que recién van trece años de las AFJP, y aquellas cuentas toman la vida laboral completa de una persona. A más años, más capitalización. Con esa premisa, elegir una AFJP es muy arriesgado para los mayores de 40 años con pocos recursos en sus cuentas. Tampoco les conviene a quienes tengan una esposa joven o un hijo discapacitado, porque al calcular la renta vitalicia, la compañía de seguros estima los años que debería pagarle de pensión a la viuda o al hijo y la jubilación se diluye.

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El trámite para volver a reparto se inicia en Internet y se completa en el correo o en Anses.
 
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