ECONOMíA › CRISIS INTERNACIONAL Y SU IMPACTO EN LA ECONOMIA ARGENTINA

“Tenemos solidez externa”

–¿Cómo evalúa la crisis económica internacional? ¿En qué fase está?

–En una fase de forcejeo del presidente Barack Obama con las corporaciones. Me parece que Estados Unidos tiene el gran desafío de recrear una expansión económica que tenga una base mucho mayor que la que tuvo antes. Y eso supone cambios muy fuertes al interior de los Estados Unidos. Veamos lo que está pasando hoy con el sistema médico. Me parece que Obama está en un forcejeo. Si triunfa el escenario de la excesiva prudencia, la recuperación internacional va a ser más lenta. Porque la recuperación de los Estados Unidos va a ser más lenta, y su economía sigue siendo uno de los principales promotores de la demanda. El otro punto que está en discusión hoy es que los países, incluida la Argentina, que lograron una expansión sobre la base del superávit comercial, también perciben que ello ha encontrado un límite y que tienen que girar hacia promover sus mercados internos y regionales. Eso también es una enorme discusión, porque supone más empleo y más salario y otro perfil productivo. Por eso pienso que la recuperación hoy es lenta y que estamos en el medio del debate sobre el cambio del modelo. Donde se van a tener que reconocer hegemonías múltiples, monedas de reserva múltiples y escenarios internos distintos. Ahora, todo eso supone un cambio político y social importante. Entonces la recuperación va a ser lenta hasta que eso se resuelva.

–¿Cómo está afectando la crisis internacional a la economía argentina?

–Está siendo beneficiada por las políticas de los últimos cinco años y en particular por las que se llevaron adelante desde el desencadenamiento de la crisis en el último trimestre de 2008 hasta ahora. ¿Qué quiero decir con esto? Primero, solidez externa. Lo que nos pasó siempre a nosotros frente a una crisis internacional era un enorme grado de vulnerabilidad externa, que después se terminaba traduciendo en saltos en el tipo de cambio y abrupto desempleo. Nada de eso ha ocurrido y la Argentina ha producido esa solidez externa sobre la base, ante todo, de desendeudarse. Fue muy importante la caída de los servicios de la deuda con respecto al PBI, de 6 puntos en el 2001 a 2 puntos en el 2008. En segundo lugar, una estrategia de mejor inserción internacional sobre la base de intercambios más compensados. Se vio beneficiada por la aparición en el escenario internacional de consumidores de productos alimenticios muy importantes, como el caso de China, India y Brasil. Otro tema es que esa superación de la vulnerabilidad externa se vio reflejada en una fuerte acumulación de reservas en el Banco Central, que le permite frenar cualquier ataque especulativo contra la moneda. Una de las consecuencias que se puede palpar es que una crisis internacional como la actual no tuvo ningún correlato en el sistema bancario ni en una abrupta desmonetización del país.

–¿Cuáles fueron las principales acciones del Gobierno para enfrentar los efectos de la crisis internacional?

–Por primera vez en muchos años, aparece un gobierno que frente a la vulnerabilidad externa, y frente a la volatilidad de mercados, no le ofrece al pueblo un programa de ajuste sino uno de expansión del consumo, que se verifica en una fuerte expansión del gasto y de la inversión pública como reemplazante de la caída de la inversión privada. Estos movimientos, con los cuales se completa el primer semestre de este año, lo que dan como resultado es que mientras en muchas partes del mundo hay desplome del nivel de actividad, hay problemas de empleo, problemas de desequilibrios externos y, en Argentina, se puede transitar esta crisis con retracción del nivel de actividad, pero con sustentabilidad tanto en el plano económico como en el social.

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