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Marcha atrás inteligente

Después de una lluvia de críticas de la oposición, jueces y abogados, el presidente venezolano Hugo Chávez (foto) decidió dar marcha atrás con su Ley de Inteligencia. Reconoció que la norma contiene errores y prometió modificarla. “Garantizo al país que no habrá atropello contra nadie y no se obligará a nadie a decir más allá de lo que la persona quiera decir. La ley será reformada oyendo críticas y aportes, y tenderemos muchos cuidado en la redacción final”, dijo el mandatario. Se refería al artículo 16, que obligaba a los ciudadanos a dar cualquier información que le pidieran los servicios de Inteligencia. De lo contrario, podían cumplir hasta cuatro años de cárcel. Para explicar su cambio de opinión, Chávez se puso a sí mismo como ejemplo. Contó que cuando estaba en la cárcel en 1992, después de participar en el intento de golpe de Estado contra el presidente Carlos Andrés Pérez, los servicios de inteligencia lo cuestionaron diariamente. “¡Me hubieran podido matar y torturar y yo jamás me hubiera convertido en un delator!”, aseguró. Según había explicado hace dos semanas cuando firmó el decreto, la ley era necesaria para “transparentar” los servicios de Inteligencia y evitar un nuevo golpe de Estado como el de 2002, cuando la oposición lo sacó del poder durante dos días.

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