EL MUNDO › UN ARGENTINO, ENTRE LAS VíCTIMAS DE LA DICTADURA DE BOLIVIA

Identifican a cuatro desaparecidos

Los cuerpos de cuatro desaparecidos de la dictadura boliviana fueron identificados ayer. “Esta es la prueba de que en la dictadura de Hugo Banzer hubo desaparecidos y muertos enterrados en fosas comunes. Esto no debe repetirse jamás”, remarcó Tito Ibsen Castro tras recibir los restos de su hermano, el estudiante Rainer Ibsen Cárdenas. Hace más de un año que el equipo de forenses bolivianos trabaja junto con sus pares argentinos para exhumar e identificar catorce cadáveres, entre los que se hallarían tres argentinos y un chileno. Los cuerpos fueron encontrados en una fosa común en 1983 y trasladados como NN al cementerio público de La Paz. La Corte Interamericana de Derechos Humanos ordenó en 2003 su exhumación. El fallo recién se concretó en febrero pasado.

El único de los tres argentinos identificados hasta el momento es el bioquímico Oscar Pérez Betancurt. Sin embargo, las organizaciones de derechos humanos bolivianas sospechan que algunos de los restos también pertenecerían a los estudiantes argentinos Rodolfo Abel Elguero Suárez y Nicolás Salvador Dorsa Caballero. Los tres, incluyendo a Pérez Betancurt, se habían unido al Ejército de Liberación Nacional (ELN) boliviano a principio de los setenta y fueron secuestrados en 1972.

El cuerpo de Pérez Betancurt sería entregado en los próximos días a sus familias. El fiscal de La Paz Sergio Céspedes informó a la prensa que otros dos cuerpos habían sido identificados, pero no reveló sus nombres. Los diez que no produjeron ningún resultado aún permanecerán en el mausoleo de la Asociación de Familiares de Desaparecidos de Bolivia (Asofamd), en el cementerio público de La Paz.

Las organizaciones de derechos humanos de Bolivia sostienen que al menos 320 personas desaparecieron durante la dictadura de Banzer, entre los años 1971 a 1978. A principio de 2007, el presidente Evo Morales le pidió ayuda al gobierno de Néstor Kirchner para comenzar un proceso de identificación de los pocos cuerpos que habían descubierto en tumbas masivas. El paso siguiente, prometió el mandatario aymara, será buscar los lugares donde los militares escondieron el resto de los cuerpos de los cientos de desaparecidos.

Los catorce cuerpos que se encontraron en 1983 pertenecerían en su mayoría a militantes del ELN que fueron secuestrados y asesinados en 1972 y 1973. Uno de ellos fue Ibsen Cárdenas, el otro nombre que divulgó la fiscalía paceña además del de Pérez Betancurt. El joven estudiaba en la Universidad en Santa Cruz de la Sierra en aquella época y, como muchos de sus compañeros, se había unido al ELN para resistir a la represión de la dictadura de Banzer.

Ayer, después de más de 36 años, su hermano recuperó su cuerpo. Lo llevará de vuelta al rico departamento petrolero en donde vive toda su familia. Pero la búsqueda de los Ibsen Cárdenas no terminó con Rainer. Su padre también fue de-saparecido por el gobierno de facto y aún no se sabe nada de él. En febrero pasado, cuando comenzaron las exhumaciones, las organizaciones de derechos humanos pronosticaban que padre e hijo estarían juntos.

Por el momento no pudieron confirmar sus sospechas. Sin embargo, dieron un importante primer paso para instalar un tema largamente callado en Bolivia, el de los desaparecidos.

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