EL MUNDO

Ese viejo arte europeo de dejar a Ankara como turca en la neblina

Turquía necesita entrar a la Unión Europea desde hace años, pero desde hace años la Unión Europea, que no quiere compartir su prosperidad, le sube siempre sus requisitos de acceso. Ayer no fue la excepción y el nuevo gobierno islamista turco fue humillado.

Por Ian Black, Jonny
Dymond y Michael White*
Desde Copenhague y Estambul

Turquía trató de poner buena cara al mal tiempo tras fracasar anoche en su intento de conseguir una fecha firme antes de la Navidad del 2004 para iniciar las conversaciones sobre su entrada a la Unión Europea (UE), pero los líderes europeos saludaron como un avance histórico al progreso que está haciendo para cumplir, dentro de dos años, con los requisitos necesarios para iniciar el trámite. La presión de Estados Unidos y Gran Bretaña en la cumbre de Copenhague para conseguir un comienzo más temprano fue derrotada por el eje franco-alemán.
En Ankara, la decisión dejó un gusto amargo y acusaciones de discriminación contra un país musulmán. Eso hizo que un exasperado canciller Gerhard Schroeder preguntara a sus colegas: “¿Los turcos no se dan cuenta de que ganaron?”. Londres se esforzó aún más para que la oferta sonara bien: “Turquía ha tratado de entrar en la Unión Europea durante 40 años. Ahora tiene una fecha para empezar las negociaciones”. Pero como Polonia encabeza a los 10 candidatos actuales que van a completar años de complejas negociaciones, Abdullah Gul, primer ministro turco, dijo con brusquedad: “Hay prejuicios contra nosotros”.
Turquía quería una fecha para el próximo año o comienzos del 2004 para iniciar las conversaciones antes de que los 10 nuevos miembros, que incluyen a la parte greco-chipriota de Chipre, entren a la UE en mayo del 2004. Lo mejor que la cumbre pudo ofrecer fue revisar en diciembre de 2004 el progreso de Turquía en derechos humanos, pero sin fijar una fecha para iniciar las verdaderas negociaciones. Gul le dijo a Tony Blair, su defensor más entusiasta en la UE, que la decisión era “imposible de aceptar”. Pero más tarde accedió a confiar en la promesa de la cumbre, que probablemente ponga a su país en el camino, irreversible, pero largo y cuidadosamente monitoreado, para entrar a la UE. Gran Bretaña piensa que, después de un examen exitoso, las negociaciones formales se iniciarán automáticamente. “A Turquía le hubiera gustado una fecha más temprana -admitió Blair–. Pero durante 40 años ha querido una fecha firme y ésta es una fecha firme.” Sin embargo, no hay forma de disfrazar el desaire a sus propios esfuerzos y el enérgico lobby de Estados Unidos, que enfureció a muchos europeos del continente.
El presidente francés Jacques Chirac fue un blanco especial de las fuertes críticas de los turcos. Se enojó por el lobby agresivo de Ankara, descrito por un alto funcionario de la UE como “chantaje”. “No alcanza con respetar la ley europea –fueron las palabras atribuidas a Chirac–. También hay que ser amable y civilizado.” Gul respondió que fue el presidente francés el que hizo “el verdadero chantaje”. Silvio Berlusconi, primer ministro italiano y otro simpatizante de Turquía, declaró: “Muchas personas consideran que (la reciente presión de Ankara) fue lamentable e inaceptable”.
Los medios turcos expresaron su consternación con el resultado de la cumbre. “Una vez más, un sueño roto”, decía el titular del diario Cumhuriyet. “Las esperanzas de Turquía desaparecieron”, titulaba Hurriyet, mientras que el diario Dunya describió el jueves como un “día fatídico”. Otros líderes europeos acentuaron la señal positiva que se le dio a Turquía. Joschka Fischer, ministro de Relaciones Exteriores alemán, llamó a la decisión “un verdadero adelanto”. La declaración de anoche de la cumbre trató de sonar positivamente. “Turquía es un candidato destinado a unirse a la Unión”, expresó.
Recep Tayyip Erdogan, líder del partido gobernante AK, negó estar enojado y prometió que Turquía continuará esforzándose en las reformas, con la meta de pasar el examen del 2004. “No estamos molestos, pero podría haber sido una mejor decisión”, dijo.
La cobertura de los medios turcos se aceleró en los días previos a Copenhague. El jueves, Hurriyet publicó en su tapa una reproducción de La última cena de Leonardo Da Vinci. Allí preguntaba retóricamente si losmusulmanes turcos serían excluidos de la mesa cristiana ya que no estuvieron en la última cena de Cristo. La cumbre fracasó en alcanzar un adelanto con un acuerdo para reunir a Chipre, que siempre fue una débil esperanza. Pero todavía hay tiempo para un acuerdo de paz antes de que se sume a la UE en mayo del 2004. Algunos diplomáticos dijeron anoche que las partes griegas y turcas podrían firmar una carta para continuar las negociaciones bajo el auspicio de las Naciones Unidas y garantizar un acuerdo para marzo del 2003.
Copenhague tampoco pudo romper el estancamiento en el que se encuentra el proyecto de montar una fuerza de reacción rápida de la UE, cuyos líderes dijeron que podría reemplazar a las fuerzas de mantenimiento de la paz de la OTAN en Bosnia.
* De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.
Traducción: Milagros Belgrano.

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Recep Tayyip Erdogan, hombre fuerte del nuevo gobierno islamista, hubiera preferido otra cosa.
 
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