EL MUNDO › UN ALCALDE DE DERECHA RESPALDA LA REVUELTA

Caracas a la hora señalada

La crisis militar en Venezuela empieza a decidirse hoy, cuando el coronel rebelde a Chávez debe presentarse ante sus jefes.

El segundo de los cuatro días de feriado de Carnaval no logró apaciguar la crisis venezolana. El presidente Hugo Chávez salió a desmentir la posibilidad de un alzamiento militar en una entrevista concedida a la Televisora Nacional de Chile, en su primera y única declaración pública luego de que, el jueves pasado, el coronel Pedro Soto pidiera su renuncia y tras lo cual se le plegara otro uniformado, el capitán de la Guardia Nacional, Pedro Flores; ambos deben presentarse entre hoy y el miércoles ante sus respectivos mandos bajo pena de ser declarados desertores. Al mismo tiempo, la oposición encontró un enérgico vocero: el derechista alcalde de Caracas, Alfredo Peña, quien presagió que Chávez “podría estar provocando un cuartelazo para justificar el estado de sitio, suspender las garantías y dar un autogolpe”. Sin embargo, la Organización de Estados Americanos (OEA) dio ayer su respaldo al presidente venezolano.
En su primera entrevista pública desde el jueves (suspendió, incluso, su emisión radial semanal “Aló, Presidente”), Chávez aseguró –la noche del sábado, desde el Palacio de Miraflores– que en Venezuela “no hay ningún riesgo de rebelión militar”. Y fundó sus dichos en que “conoce por dentro a las fuerzas armadas venezolanas y quién es quién en los cuarteles”. Para Chávez, la rebelión de Soto “envió al mundo una falsa idea” sobre Venezuela: intentó mostrar al país “como si estuviera en puerta una rebelión militar, un estado de insatisfacción, lo cual –aseveró– es absolutamente falso”. El mandatario venezolano no ahorró comentarios sobre Soto, a quien tildó de traidor: lo acusó de haber delatado a los oficiales que intentaron dar un golpe de Estado en noviembre de 1992, nueve meses después del fallido alzamiento militar que él encabezó contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez, y de haber estado involucrado en el otorgamiento de un indulto presidencial al narcotraficante Larry Tovar Acuña, en 1994. Chávez dijo que Soto, al estar frustrado por no haber sido ascendido a general, se prestó para montar, junto con la oposición, un espectáculo mediático. Y, a continuación, negó la naturaleza espontánea de las acciones opositoras: “Nosotros teníamos información de que iba a ocurrir, me llegó la información un día antes de que habían grabado un programa de televisión en un apartamento, con un canal de televisión, con un oficial uniformado, y que iba a salir en estos días dando unas declaraciones contra el gobierno. Claro, pero lo que no pudimos es determinar quién era”, precisó. Chávez agregó que este hecho revela que “no hay un oposición seria. Significa que la oposición no tiene liderazgo, que no tiene proyecto alternativo”.
Desde el bando contrario, el alcalde Peña, ex ministro de Chávez en la Secretaría de la Presidencia en 1999, hizo público su propio plan: “A Chávez hay que sacarlo civilmente (...). Aquí puede venir un gobierno de transición civil, apoyado por la fuerza armada como lo hubo en Ecuador, Perú y Argentina. Este gobierno de transición no puede durar más de seis meses. Aquí hay que convocar elecciones en el más breve plazo y Chávez debe irse de Venezuela porque él se convirtió en un factor de perturbación, odio y división”. Peña, tras reiteradas comparaciones con la situación que obligó a renunciar a Fernando de la Rúa, advirtió que una “radicalización” de Chávez “puede provocar la guerra civil”.
Entretanto, hoy mismo el coronel de la Fuerza Aérea, Pedro Soto, ex edecán del destituido Carlos Andrés Pérez, deberá entregarse ante el comandante de su arma, general Régulo Anselmi López, en el aeropuerto caraqueño La Carlota. Si no lo hace, será declarado desertor y podría ser arrestado. Su abogado, Hidalgo Valero, prevé que el oficial rebelde, de 49 años, “puede estar perfectamente en libertad” mientras su comando prepara un consejo de investigación por su “violación de los reglamentos militares”. Valero, además, amenazó que “si Soto es detenido arbitrariamente, se convocarán, de inmediato, movilizaciones en las calles hasta tanto sea puesto en libertad”. Soto, luego de irrumpir el jueves pasado con sus declaraciones en un foro sobre democracia y libertad de expresión exigiendo la dimisión de Chávez y un inmediato llamado aelecciones, encabezó una marcha de miles de simpatizantes hacia la residencia presidencial; sin embargo, no volvió a aparecer en público desde la noche del viernes, cuando mermó el apoyo de sus adeptos. El segundo de los rebeldes, el capitán de la Guardia Nacional, Pedro Flores –de 35 años–, ayer volvió a la carga: “Confío en que otros militares venezolanos se unirán a la causa en las próximas horas y alejarán del poder a Chávez para que este sacrificio valga la pena”, sentenció. Flores deberá presentarse el próximo miércoles ante sus superiores para ser “sometido a un consejo de investigación”, informó el comandante general de la GN, general Francisco Belisario.

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El coronel Pedro Soto (der.) y el capitán Pedro Flores.
Los dos dicen que la mayoría de las FF.AA. es antichavista.
 
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