EL MUNDO › MANIFESTACIONES EN LAS CAPITALES DE EUROPA

Más empleo y menos ajuste

El Día del Trabajador movilizó a miles de personas con la crisis económica y social como telón de fondo en Europa. Los manifestantes salieron a la calle para exigir más empleo y menos ajuste, en una masiva expresión de rechazo, y con el continente sumergido en la peor debacle económica desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Más de dos años después de la erupción de la crisis de la deuda soberana, que obligó a recatar a Grecia, Portugal e Irlanda (y que tiene en vilo a España e Italia), la frustración crece a un ritmo acelerado en el Viejo Continente mientras la población espera en vano por señales de una recuperación económica que parece cada vez más lejana. Desde las calles de España, pasando por las de Francia y Grecia –países donde habrá elecciones generales el próximo domingo–, los manifestantes se quejaron de las agobiantes medidas de austeridad, la rampante desocupación y las penurias.

En España, que acaba de caer en recesión y cuyo desempleo batió un nuevo record histórico, después de alcanzar al 24,44 por ciento de la población activa, los sindicatos cifraron en un millón de personas los asistentes a las movilizaciones que se realizaron en 80 ciudades. “Seguiremos manifestándonos hasta que esto cambie”, señaló el líder del sindicato Unión General de Trabajadores (UGT), Cándido Méndez, al cierre de la marcha de Madrid. En Grecia, más de 80 mil militantes del Frente de Lucha de los Trabajadores, cercano al Partido Comunista, se manifestaron en Aspropyrgos, ciudad ubicada a 35 kilómetros de Atenas, según cálculos de la policía. En Atenas, siempre según cifras policiales, al menos 1500 personas se congregaron convocadas por los sindicatos y otras dos mil participaron en una segunda marcha organizada por grupos de izquierda.

“Solo, nadie. Juntos llegaremos”, rezaba una pancarta colgada de un escenario en la plaza ateniense de Kotzia. Los sondeos de intención de voto muestran que los griegos están abandonando los partidos tradicionales, de cuyo apoyo depende un resistido plan de ajuste atado a dos rescates financieros del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Unión Europea (UE), cuya implementación podría quedar en el aire en caso de un mal desempeño en las urnas de las fuerzas pro-salvataje.

En Italia, los trabajadores se enfrentaron con la policía en la ciudad de Turín, mientras que miles de personas se congregaron en la ciudad central de Rieti para escuchar a los líderes de los tres principales sindicatos del país, quienes lanzaron duras críticas al gobierno no electo del primer ministro Mario Monti. En Alemania, que junto con Francia impulsa e impone el ajuste como medida central para resolver la crisis de los países europeos más endeudados, más de 400 mil personas marcharon en todo el país para pedir “trabajo bueno y sueldos justos” en unos 420 actos por el 1º de Mayo. En Portugal, los dos principales sindicatos reunieron a miles de manifestantes en Lisboa y otras ciudades, y protestaron contra planes de reforma laboral y ajustes para cumplir con los términos de un rescate de 78 mil millones de euros del FMI y la UE.

Miles de personas marcharon para protestar contra el desempleo, la falta de vivienda y el ajuste en Varsovia y Praga. Unos 100 mil partidarios del Partido Social Democrático de Austria se manifestaron en Viena en favor de mejor educación y una distribución de la riqueza más justa, mientras que otras dos mil personas marcharon por la capital de Bulgaria, Sofía, para exigir la renuncia del gobierno conservador.

En Latinoamérica, una de las movilizaciones más importantes tuvo lugar en Cuba, donde el presidente Raúl Castro encabezó un masivo desfile en La Habana, con llamados a la unidad nacional y de apoyo a sus reformas económicas, junto a más de 1900 invitados extranjeros. Enfundado en una guayabera blanca y un sombrero tradicional de campesino, el mandatario saludó desde la tribuna de la Plaza de la Revolución el paso de miles de trabajadores. La jornada comenzó bajo la consigna de “preservar y perfeccionar el socialismo”. Salvador Valdés, secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) y único orador en el acto en La Habana, dijo en su discurso que trabajar con orden, disciplina y exigencia debe ser el principal aporte de cada ciudadano a la Revolución.

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