EL MUNDO › LA ASAMBLEA ACUSO AL REGIMEN SIRIO DE VIOLAR DERECHOS HUMANOS

La ONU condena la violencia

El texto además critica el uso de armamento pesado por parte del gobierno de Assad y la parálisis en el Consejo de Seguridad de la ONU. 133 países votaron a favor, Rusia, China, Irán, Norcorea, Cuba, Nicaragua, Venezuela, en contra.

La Asamblea General de la ONU aprobó ayer de nuevo por amplia mayoría una resolución que condena las graves violaciones de los derechos humanos y el uso de armamento pesado por parte del régimen del presidente sirio, Bashar Al Assad, y que critica la parálisis que vive el Consejo de Seguridad. Según el recuento de la votación, 133 países se pronunciaron a favor de un texto presentado por los países árabes de la ONU, 31 se abstuvieron y doce votaron en contra: Rusia, China, Irán, Bielorrusia, Birmania, Zimbabwe, Corea del Norte, Cuba, Nicaragua, Venezuela y Bolivia –Ecuador se abstuvo en esta ocasión–, además de Siria.

“Es una victoria para el pueblo sirio y un reflejo de la voluntad de la comunidad internacional para decir con una sola voz, con un gran consenso, que no apoya la parálisis del Consejo de Seguridad”, dijo tras la votación el embajador de Arabia Saudita, Abdullah Al Mualimi, presidente del grupo de países árabes en la ONU. Al Mualimi, que presentó y defendió ante el plenario de la ONU la resolución, dijo que el amplio respaldo logrado por el texto demuestra que “Naciones Unidas no puede ignorar el sufrimiento del pueblo sirio” y que se debe iniciar “un proceso político que responda a las aspiraciones de los sirios”.

El texto es una nueva condena a Siria por parte de la Asamblea General, que ya votó resoluciones sobre ese país en otras ocasiones, y coincide con la parálisis del Consejo de Seguridad ante el doble veto ejercido en tres ocasiones por Rusia y China, naciones que ayer volvieron a rechazar la propuesta árabe. En ese sentido y en una clara referencia al bloqueo que vive el máximo órgano internacional, la resolución deplora “el fracaso del Consejo de Seguridad para acordar medidas que garanticen el cumplimiento de sus decisiones por parte de las autoridades sirias”. Las resoluciones de la Asamblea General no son vinculantes, pero no pueden ser vetadas por ningún país, contrariamente a lo que ocurre en el seno del Consejo de Seguridad, donde sus cinco miembros permanentes tienen derecho a veto.

La votación se produjo un día después de que el enviado especial para Siria, Kofi Annan, presentara su renuncia ante la imposibilidad de detener el conflicto y forzado por la parálisis que sufre la comunidad internacional en el seno del Consejo de Seguridad. La Asamblea General mostró igualmente su respaldo a la labor mediadora del enviado y a su plan de seis puntos, aunque en su texto no se hace mención ni a la salida de Annan ni a la necesidad de lograr un sucesor para encargarse de su labor mediadora. Annan pidió un “compromiso genuino” del Consejo de Seguridad para solucionar la situación en ese país de Oriente Medio.

La resolución rechaza “toda la violencia independientemente de donde venga”, pero presenta una enérgica condena contra las autoridades sirias, a las que acusa de “un creciente uso de armamento pesado, incluido el bombardeo indiscriminado con tanques y helicópteros, sobre núcleos de población”. El texto, que estuvo copatrocinado por unos sesenta países, entre ellos España, Andorra, Honduras y Panamá, tuvo que ser modificado en las últimas negociaciones en un intento por lograr mayores apoyos.

En los últimos días de negociaciones los países árabes accedieron a retirar la mención que había en el texto a la salida del poder de Al Assad y el llamamiento a los Estados miembro para que impusieran sanciones contra su régimen, según fuentes diplomáticas. “Ya es hora de actuar. Las palabras no son suficientes. La comunidad internacional tiene la responsabilidad de actuar sin más demora”, dijo antes de la votación el presidente de la Asamblea General, el qatarí Abdulaziz Al Nasser, antes de pedir el voto a favor de la resolución, como también hizo el secretario general, Ban Ki-moon.

Mientras, el ejército sirio bombardeó zonas rebeldes cerca de Damasco y en Alepo. Los grupos opositores al régimen sirio convocaron a nuevas protestas, como todos los viernes después de la oración semanal en las mezquitas, con la consigna “Deir Ezor” (la victoria viene del Este), en referencia a la resistencia de esa región. Según una ONG siria, los bombardeos y enfrentamientos del jueves dejaron 179 muertos.

Ayer, tropas leales a Assad y rebeldes se enfrentaron en el barrio Tadamún, de Damasco, vecino del campo de refugiados palestinos de Yarmuk, donde el jueves un ataque de mortero mató a 21 civiles, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). El presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, calificó de atroz el ataque a ese campamento de refugiados en la capital siria y criticó a grupos palestinos involucrados en el conflicto de aquel país.

También se registraron combates en los alrededores del aeropuerto militar de Marj el Sultán, en la provincia de Damasco. Luego de rechazar la semana pasada una ofensiva rebelde sobre la capital, el régimen sirio trata ahora de acabar con los bolsones de resistencia, por lo que lanzó nuevos bombardeos al barrio Salaheidin de Alepo, informó OSDH.

El OSDH denunció la “masacre” de “decenas” de civiles y rebeldes en un barrio de Hama asediado por las fuerzas regulares. El Ejército Sirio Libre (ESL), formado de desertores y de civiles armados, condenó las ejecuciones sumarias “inaceptables” e “ilegales” y negó toda responsabilidad en el hecho. Sin embargo, hasta ahora no se pudo obtener confirmación independiente de esos reportes debido a la ausencia de fuentes independientes y a las restricciones impuestas a los medios de prensa.

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Las calles de Alepo, escenario de un combate entre insurrectos y tropas del régimen.
 
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