EL MUNDO › PROTESTAS DE CHINA Y COREA POR UN GESTO DEL PREMIER JAPONéS

Abe glorifica el imperialismo

El gesto de Abe ocurre en momentos de una muy deteriorada relación entre Beijing y Tokio, enfrentadas desde hace más de un año por las islas Diaoyu/Senkaku, controladas por Japón pero que China reclama desde hace décadas.

China manifestó ayer su condena a la sorpresiva visita del primer ministro japonés, Shinzo Abe, al santuario sintoísta Yasukuni, en Tokio, vinculado con el pasado militarista del país y su dominio colonial durante el siglo XX en Asia. “Protestamos y condenamos enérgicamente los actos del líder japonés”, señaló el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino Qin Gang, pocos instantes después de que Abe entrara al santuario, situado en una céntrica zona de la capital japonesa. La agencia oficial china Xinhua informó que altos cargos de la Cancillería china y el embajador de este país en Japón protestarán formalmente por la visita. “El primer ministro japonés, Shinzo Abe, visitó ayer el tristemente famoso santuario Yasukuni, pese a la firme oposición de países vecinos”, dijo la agencia en un despacho bajo el título: “Primer ministro japonés visita santuario Yasukuni, pese a la oposición de países vecinos”. Por su parte, el gobierno de Corea del Sur, que también sufrió el imperialismo japonés hasta 1945, calificó de lamentable la visita al santuario, el cual glorifica agresiones coloniales y consagra a criminales de guerra, según explicó en un comunicado el ministro de Cultura, Yoo Jin-ryong.

“Es la primera vez en siete años que un premier japonés en funciones visita el santuario, símbolo del pasado militarista nipón donde 14 criminales de guerra de primera clase, condenados por un tribunal aliado tras la Segunda Guerra Mundial, permanecen enterrados entre 2,5 millones de japoneses fallecidos durante la guerra”, sostuvo Xinhua, que aclaró también en el texto publicado en su página web que el ex primer ministro Junichiro Koizumi lo visitó en 2006. “Es un malentendido pensar que esta visita significa venerar a criminales de guerra. No se trata de eso. Simplemente he ido al santuario a presentar mis respetos con motivo de mi primer año en el cargo”, dijo el primer ministro tras realizar una breve oración en el interior del recinto.

El texto de Xinhua advierte que la acción de Abe podría arrastrar al abismo las ya frágiles relaciones de Japón con sus países vecinos y dañar los esfuerzos de la comunidad internacional para disipar la sombra del militarismo. “China instó a Japón, a tratar apropiadamente los temas relacionados con el referido santuario y reflexionar sobre su historia de agresión”, concluyó.

El gesto de Abe ocurre en momentos de una muy deteriorada relación entre Beijing y Tokio, enfrentadas desde hace más de un año por las islas Diaoyu/Senkaku, controladas por Japón, pero que China reclama desde hace décadas. El santuario Yasukuni rinde homenaje a las víctimas de conflictos protagonizados por Japón en los siglos XIX y XX, entre ellos 14 oficiales del ejército nipón, durante la Segunda Guerra Mundial, que fueron juzgados y condenados por crímenes de guerra cometidos durante la invasión de Asia oriental.

En los primeros años de la pasada década, el entonces primer ministro japonés Junichiro Koizumi (2001-2006) visitó con frecuencia el santuario, lo que desató el enojo de China y otros países que fueron invadidos por Japón en los años ’30 y ’40, como las dos Coreas. Desde entonces, los jefes del gobierno japonés se habían abstenido de llevar a cabo estas visitas con el objetivo de mejorar la relación con los países vecinos. Abe, que también fue jefe de gobierno entre 2006 y 2007, nunca había visitado Yasukuni como primer ministro, aunque sí lo hizo en más de una ocasión cuando fue miembro del gabinete de Koizumi. El político conservador eligió para la visita el día en que se cumplió un año de su llegada al poder en su segundo mandato.

Los lazos entre Tokio y Seúl, que también se disputan otro grupo de islotes en el Mar de Japón, se deterioraron desde la llegada al poder de Abe, al tiempo que la presidenta surcoreana, Park Geun-hye, se mostró reacia a organizar este año la cumbre trilateral que los tres países vienen celebrado anualmente desde 2008.

Estados Unidos, principal aliado militar de Japón, se pronunció también sobre la visita de Abe y a través de su embajada en Tokio aseguró sentir decepción por lo ocurrido. “Japón es un valorado aliado y amigo. Sin embargo, Estados Unidos está decepcionado con el hecho de que su líder haya llevado a cabo una acción que agravará las tensiones con los vecinos de Japón”, apuntó la embajada estadounidense a través de un comunicado. La delegación diplomática dijo además que espera que tanto Japón como sus vecinos encuentren formas constructivas para hacer frente a aspectos tan sensibles del pasado, para mejorar sus relaciones.

Nieto del ex primer ministro Nobusuke Kishi, un proimperialista condenado y rehabilitado después por Washington, Abe es uno de los grandes impulsores de la omisión de los crímenes de Japón en Asia antes y durante la Segunda Guerra Mundial en libros de texto que han pasado por las manos de millones de japoneses desde la pasada década.

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Abe (centro) sigue a un sacerdote durante su visita al santuario Yasunuki en Tokio.
Imagen: EFE
 
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