EL MUNDO › PESE A LA PROTESTA DE ESLAVOS Y TARTAROS, AVANZA EL PROCESO DE PARTICION DE UCRANIA

Rusia afianza su presencia militar en Crimea

Hace tiempo que el mandato de Kiev dejó de tener algún efecto en Crimea, donde las tropas rusas ejercen el control y las fuerzas ucranianas están sitiadas en las pocas bases restantes que no han sido ocupadas. Se viene un plebiscito.

 Por Kim Sengupta *

Había desesperación y desafío después de las oraciones del viernes. Algunos ya habían sacado a sus familias de Crimea y tenían previsto reunirse con ellas. Hubo otros que declararon que estaban dispuestos a tomar las armas si era necesario. Tenían una cosa en común: la determinación de no ser gobernados por el Kremlin. La mezquita en Simferopol, donde el apasionado debate tuvo lugar, está bajo el control de los organismos de seguridad. Pero el imán ayer instó a la congregación en contra de la violencia, advirtiendo que sus opositores estaban esperando una excusa para reprimir.

Muchos preguntan en la comunidad tártara cómo es que se encuentran en esta situación. Su consejo de representantes, el Majlis, estuvo sorprendido por la decisión del Parlamento de Crimea de unirse a Rusia, adelantando un referéndum para este fin de semana, que sólo está teniendo lugar para refrendar la decisión. “Fue una emboscada, los líderes fueron absolutamente sorprendidos”, reconoció Rustum Ibrahimovic, un hombre de negocios que finalizaba sus planes de enviar a sus padres, esposa y tres hijos a Turquía. “Ahora hay gente que dice que va a luchar. Decían que si no pueden vivir como ucranianos, morirán por Ucrania, quieren armas. Esto es preocupante, pero la gente está muy enojada.”

Los dirigentes tártaros no fueron los únicos tomados por sorpresa por el voto de secesión, los ministros del nuevo gobierno de Ucrania, en una reunión de emergencia con los jefes de Estado europeos por la invasión a Crimea del Kremlin, se quedaron farfullando de que la medida era inconstitucional y le pedían a Rusia que no aceptara que el Estado quedara en su redil.

Ayer, Oleksander Turchinov, el presidente interino, firmó una orden “cancelando” el referéndum. Pero hace tiempo que el mandato de Kiev dejó de tener algún efecto aquí con las tropas rusas en el control y las fuerzas ucranianas sitiadas en las pocas bases restantes que no han sido ocupadas. Después del fracaso de obligar al presidente Vladimir Putin a cualquier compromiso durante una llamada telefónica de una hora con el presidente Barack Obama, Estados Unidos y la Unión Europea anunciaron sanciones, la imposición de restricciones de visado a los individuos con la amenaza de nuevas medidas posteriormente.

Seguramente habrá más vueltas y revueltas en Ucrania antes del referéndum del 16 de marzo, con el Kremlin presionando con intentos de hacerse cargo de las instalaciones que quedan en el Estado y los enfrentamientos en las ciudades orientales de Donetsk y Kharki, con grandes poblaciones de habla rusa.

Hace trece días, parecía que el telón bajaba, al menos temporalmente, en un drama que vieron las protestas en la Plaza de la Independencia de Kiev, el Maidan, estallidos de violencia letal que dejaron más de 80 muertos. Dentro de un espacio de 48 horas, el presidente, Víktor Yanukovich, había huido dejando sus lujosos bienes, para que el público mirara boquiabierto, y se formó un gobierno provisional.

La expectativa era de un relajamiento, con el siguiente acontecimiento de importancia programado para las elecciones convocadas para el 25 de mayo. Un pequeño número de medios internacionales vinieron a Crimea siguiendo supuestas apariciones del presidente prófugo y para calibrar el estado de ánimo entre los hablantes rusos que forman la mayoría en la región seguida con mucho interés por el gobierno de Moscú.

Sebastopol, una ciudad habitada casi en su totalidad por rusoparlantes, estaba relativamente tranquila. El 26 de febrero alrededor de 10 mil miembros de la comunidad tártara, junto con un número más pequeño de ucranianos, se manifestaron en la capital de Crimea, Simferopol, contra el separatismo. Hubo una contramarcha de los nacionalistas rusos, enfrentamientos entre ellos, y un cierto grado de violencia. Se informó que dos personas resultaron muertas, atrapadas en la aglomeración. Los nacionalistas rusos más tarde elevaron el número a seis, afirmando que todos habían sido asesinados por los tártaros.

Esa noche, hombres con pasamontañas se apoderaron del Parlamento. “Somos Rusia”, declaró uno a cargo. Mientras la bandera rusa flameó sobre el complejo, el gobierno de Kiev afirmó que era parte de un complot destinado a justificar la intervención del presidente Putin, que había ordenado ejercicios militares en la frontera. Transportes blindados de personal de la Flota del Mar Negro de Moscú fueron vistos moviéndose en las rutas.

A la mañana siguiente el aeropuerto de Simferopol fue tomado por hombres enmascarados y armados; las barricadas cortaron las conexiones por tierra a la región; helicópteros militares fueron vistos volando hacia la frontera. El presidente Putin había hecho su movimiento. Las tropas sobre el terreno, en uniforme de combate ruso, se negaron a decir quiénes eran y Moscú insistió en que no había intervenido, una excusa que continuará por un tiempo más largo. La realidad era que Crimea se separaba de Ucrania.

Yanukovich apareció para comparecer en una rueda de prensa en la ciudad rusa de Rostov, haciendo hincapié en que él seguía siendo el gobernante legítimo y que tenía la intención de recuperar el poder. Pero él se había tornado prescindible. El presidente Putin le dio de baja a los pocos días, con la excusa de que no tenía futuro político. También hubo una aparición de Vladimir Zhirinovsky. El demagogo de la derecha puede ser considerado como una figura cómica internacional, pero los hombres como él prosperan en el ambiente creado actualmente en Crimea. Fue recibido calurosamente por los miembros de los recién formados Grupos de Autodefensa. El les dijo: “Sean fieles a ustedes mismos, estén orgullosos de ser rusos, estábamos aquí mucho antes de que hubiera algún ucraniano. Estos ucranianos tienen su Maidan (el centro de las protestas en Kiev), bueno, nosotros tenemos nuestro Magadan”. Hubo aplausos y gritos, que sabían que se estaba refiriendo al gulag en Siberia de la época de Stalin , donde miles perecieron.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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Manifestantes con banderas ucranianas en Chongar protestan por la decisión del Parlamento de Crimea de unirse a Rusia.
Imagen: AFP
 
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