EL MUNDO › MáS DE MIL ACTIVISTAS PRORRUSOS ATACARON UNA SEDE POLICIAL Y LOGRARON LA LIBERACIóN DE COMPAñEROS

Odesa se enfrascó en la violencia

El asalto a la comisaría en Odesa, al suroeste, ocurrió dos días después de que más de 40 personas murieran en un incendio en un edificio público de esa ciudad. Se suma a la serie de reclamos separatistas del Este.

Más de mil manifestantes prorrusos atacaron la sede de la policía de la ciudad portuaria de Odesa, ubicada en el suroeste de Ucrania, y lograron liberar a 67 de sus compañeros detenidos. El asalto ocurrió dos días después de que más de 40 personas murieran en un incendio en un edificio público de esa ciudad, en el marco de una escalada de violencia entre separatistas y el gobierno nacional. El presidente ruso, Vladimir Putin, reclamó ayer, durante un llamado telefónico con la canciller alemana, Angela Merkel, un diálogo de las partes en conflicto en Ucrania, según informaciones del Kremlin. El jefe del Kremlin sigue firme en su postura para que las autoridades pro occidentales en Kiev busquen mantener conversaciones con los manifestantes en el sudeste del país. Merkel, por su parte, se mostró aliviada por la liberación anteayer de los siete observadores militares de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE). Según dio a conocer el Kremlin, el presidente de la OSCE, Didier Burkhalter viajará a Moscú el miércoles para mantener conversaciones sobre la crisis en Ucrania.

Ayer, en una marcha en la que más de 2000 personas recordaron a las víctimas del incendio de la Casa de los Sindicatos, la mayoría de ellos prorrusos, un grupo se desprendió de la manifestación rumbo a la sede de la policía para evitar que sus compañeros detenidos fueran trasladados a los tribunales. Lanzaron piedras contras las ventanas, y con palos y cadenas lograron romper una puerta, pero decenas de policías antidisturbios impidieron que ingresaran al edificio y lo tomaran, como sucedió con otras sedes gubernamentales de Odesa, principal ciudad portuaria del sur ucraniano recostada sobre el Mar Negro.

Los carteles que colgaban sobre la calle adyacente rezaban “Libertad para los héroes de Odesa” y “Ni olvidamos ni perdonamos el sangriento 2 de mayo”. Luego de varias horas de forcejeos y tensión, los medios locales informaron que decenas de detenidos habían sido liberados y recibidos como héroes al grito de “Odesa, ciudad rusa” por familiares, amigos y por una multitud de manifestantes que se negaban a despejar el patio interior del edificio. Después del incendio cerca de 127 manifestantes prorrusos fueron detenidos. No está claro si los liberados serán procesados ya que, según denunciaron sus familiares, les retuvieron los documentos. El gobierno ucraniano había acusado a Rusia y a los manifestantes prorrusos de incitar la violencia en Odesa, que el viernes dejó el peor saldo de muertos desde que empezó el conflicto separatista en el este y sur de la ex república soviética.

El primer ministro de Ucrania, Arseni Yatseniuk, llegó a Odesa para participar, junto a decenas de miles de personas, de los homenajes a las víctimas y ceremonias realizadas ayer por la mañana en las iglesias de la ciudad. Durante una reunión que mantuvo con un grupo de activistas que apoya la unidad territorial ucraniana, el premier también responsabilizó a la policía. “Si los órganos de seguridad funcionaran, entonces esos terroristas deberían haber sido neutralizados”, sentenció el premier, que prometió encontrar a todos los cabecillas y organizadores y al “rastro ruso” detrás del movimiento separatista.

Mientras el gobierno ucraniano acusa a los sectores prorrusos de haber provocado el fuego, los separatistas sostienen que fue un crimen instigado y permitido por la policía y las nuevas autoridades nacionales, que asumieron el poder en febrero, tras derrocar al presidente pro ruso Viktor Yanukovich. En el ya convulsionado y violento este y sur de Ucrania, al constante temor de una nueva ofensiva militar de las fuerzas ucranianas se sumó ahora el miedo a posibles represalias de los grupos prorrusos.

En el segundo y último día de luto nacional, la tensión creció en los epicentros del levantamiento prorruso en el este. Según la cadena de noticias británica BBC, manifestantes prorrusos atacaron edificios públicos en las ciudades de Lugansk, Donestk y Kramatorsk, en repudio por las muertes de los separatistas en Odesa. “Tomamos los edificios administrativos en las regiones centrales decisivas”, dijo ayer Miroslav Rudenko, líder de la autodenominada Milicia Popular, en diálogo con Interfax. En general, la situación es tranquila y los combates cesaron de momento por esta noche, agregó. Rudenko sostuvo que tanto en Slaviansk, localidad de unos 120.000 habitantes, como en Kramatorsk, de 160.000, los principales edificios se encontraban en manos de los separatistas. En cambio, el gobierno pro occidental en Kiev comunicó ayer que las fuerzas de seguridad habían restablecido el orden en Kramatorsk, al norte de Donetsk, ciudad de un millón de habitantes. La agencia Ria Novosti, por su parte, informó que en Kramatorsk se encontraba en llamas la central del servicio secreto ucraniano SBU.

La ofensiva de las tropas ucranianas sobre Slaviansk y Kramatorsk, baluartes de los separatistas prorrusos, quedó en suspenso, pero persiste el temor entre la población rusoparlante a que el gobierno de Ucrania amplíe sus acciones militares a otras ciudades. “Simplemente, déjennos separarnos de manera pacífica. Queremos separarnos. Queremos vivir por nuestra cuenta. Que dejen ya de una vez por todas de abusar de no-sotros y decirnos lo que tenemos que hacer”, dijo una residente de Konstantinovka, región de Donetsk. Con lágrimas en los ojos, la mujer confesó que teme por la vida de sus hijos y aseguró que todos los milicianos que defienden las barricadas son locales.

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Manifestantes chocan con la policía en las inmediaciones de una sede policial en Odesa.
Imagen: EFE
 
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