EL MUNDO › LOS SOCIALISTAS ESPAñOLES RATIFICAN A PEDRO SáNCHEZ COMO SU NUEVO LíDER

Con la misión de recuperar votos

Reunidos este fin de semana en Madrid, tres mil delegados del principal partido opositor de España votaron su nueva dirección ejecutiva y confirmaron el apoyo a Sánchez como flamante secretario general.

 Por Flor Ragucci

Página/12 En España

Desde Barcelona

Ayer se acabaron las especulaciones que, desde la victoria de Pedro Sánchez como nuevo secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) hace dos semanas, circularon sin descanso por los pasillos de las diferentes sedes de la organización. Después de innumerables enredos y desenredos de nombres en torno de la nueva Ejecutiva del Partido Socialista, finalmente este fin de semana se celebró en Madrid el congreso extraordinario de la federación para definir la flamante dirección del partido y ratificar a Pedro Sánchez como nuevo secretario general de la principal formación opositora de España.

Tras haber ganado las primarias abiertas celebradas el pasado 13 de julio con el 49 por ciento de los votos de los militantes –frente al 36 por ciento del diputado vasco Eduardo Madina y el 15 por ciento del profesor de Filosofía José Antonio Pérez Tapias–, el diputado madrileño Pedro Sánchez, de 42 años, pronunció su primer discurso como secretario general en el congreso federal extraordinario del PSOE, llamando a los españoles a “escuchar”, “atender” y “observar” a los socialistas, convencido de que cuando lo hagan volverán a confiar en la “enorme palanca de transformación” que representa su partido para “cambiar España”.

Ante unos 3000 asistentes al cónclave, Pedro Sánchez tomó las riendas del partido con plena conciencia de que lo hace en el peor momento de la formación y que, por tanto, su prioridad deberá ser la recuperación del apoyo por parte de la ciudadanía, profundamente decepcionada. En su discurso inicial, el líder socialista apeló a los suyos a “apretar el paso” porque hay “millones de personas que necesitan un PSOE renovado, que no se conforman con protestar” y aseguró que “cambiando el PSOE empezamos a cambiar España y ya hemos dado el paso decisivo”.

Sánchez se presentó así como el líder socialista que quiere “modernizar la izquierda” en España, un país “hastiado, indignado y herido”. El confía en recuperar todos los apoyos que fue perdiendo el PSOE en estos últimos años. “Salgamos a la conquista de los indignados, de todos aquellos votantes que ya no confían en nosotros como antes. Estoy convencido de que regresarán pronto. También vamos a ir al encuentro de aquellos que votaron al PP y están desencantados. Vamos a hacerlo con una política de progreso, sin populismo ni demagogias” explicó, con un guiño a Podemos, el nuevo partido que en las últimas elecciones europeas logró cinco escaños, en gran parte a costa de antiguos votantes socialistas.

En su intervención, Sánchez también se hizo eco de dos demandas generalizadas de la población hacia los políticos españoles: más contacto con la calle y más transparencia, harta como está la gente de una democracia a la que no considera representativa y de asistir al saqueo impune de las arcas públicas. “Me comprometo a ser un secretario general que esté poco en Ferraz (la sede del partido en Madrid) y mucho en los territorios con los militantes de base”, afirmó Sánchez, y prometió que no le va a “temblar el pulso al echar del partido a un corrupto”, firme en su idea de instaurar la “honradez intransigente”.

“Si prometemos transparencia, seremos transparentes. Vamos a publicar trimestralmente en Internet las cuentas del partido. También vamos a publicar los bienes e intereses de los cargos públicos del PSOE”, agregó Sánchez, a la par que detalló una a una sus propuestas contra la corrupción y a favor de la regeneración democrática: acabar con el aforamiento total de los cargos públicos, reformar la ley de financiación de los partidos políticos “para que no pase lo que está pasando en el PP”, endurecer el Código Penal en los delitos relacionados con la corrupción política y abrir las instituciones a la ciudadanía. “Si Mariano Rajoy quiere regenerar la democracia, lo tiene fácil: que agarre la escoba y limpie su casa”, concluyó eufórico Sánchez ante la ovación de los suyos en el auditorio de Madrid.

Otro de los ejes de su programa fue el que, sin duda, es también en estos momentos uno de los huesos duros de la política española: el debate territorial. A pocos meses de la consulta soberanista en Cataluña –prevista para el 9 de noviembre–, los socialistas no acababan de ponerse de acuerdo sobre la posición del partido en torno del referéndum y la posible escisión catalana. Pero Pedro Sánchez puso fin a la discusión en su primer discurso como secretario general, dejando claro que el PSOE sólo admite la vía federal como solución. “Yo soy federalista porque soy socialista. Engañan quienes dicen que libertad es igual a separación. Ser federalista es una cuestión también de sentimientos, de valores, es una postura política abierta al diálogo y al pacto”, proclamó.

“Entre la recentralización de la derecha y el separatismo de Artur Mas, nosotros proponemos una reforma de la Constitución para que todos los españoles aprueben un marco de convivencia federal. Esa es la única vía que garantiza la unidad de los pueblos de España”, insistió Sánchez, quien además aprovechó para hacer mención del escándalo desatado el pasado viernes en Cataluña cuando el ex presidente de la comunidad, Jordi Pujol, reconoció que durante 30 años ocultó en el extranjero la herencia de su padre (ver recuadro): “Qué hipócrita el patriotismo que, cuando quiere elegir entre patria y patrimonio, elige patrimonio y se lo lleva al país de al lado”, señaló.

El congreso que clausuró Pedro Sánchez con su elocuente discurso de más de una hora definió también la nueva Ejecutiva Federal del partido, tras una votación en la que la lista propuesta por el nuevo secretario general fue ratificada con el 86,1 por ciento de los votos. A pesar de que el congreso se cerró con el malestar entre los seguidores de Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias –sus rivales en las primarias del 13 de julio– por no haber sido integrados en la dirección, la mayoría de los dirigentes socialistas declaró que después de este congreso el PSOE sale mucho más unido que antes, firmemente agrupado en torno de la jovial y carismática figura de Sánchez.

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Pedro Sánchez es consciente de que toma las riendas del PSOE en su peor momento.
 
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