EL MUNDO › TRABAJOSO ACUERDO EN LA UNION EUROPEA PARA REPARTIRSE LOS MIGRANTES DE ITALIA Y GRECIA

Parte de Europa no quiere refugiados

En la cumbre de Bruselas, 28 jefes de Estado decidieron distribuir en todos los países, en dos años, los 40 mil refugiados que están en Grecia y en Italia, y luego unos 20 mil actualmente alojados en campamentos de la ONU en Africa.

 Por Elena Llorente

Desde Roma

Muchos reconocen que el acuerdo ha sido modesto. Los 28 jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea reunidos el jueves en Bruselas discutieron hasta muy entrada la noche –casi las tres de la mañana del viernes– para lograrlo. Se decidió distribuir en todos los países, en dos años, los 40 mil refugiados que están en Grecia y en Italia, y luego unos 20 mil actualmente alojados en campamentos de la ONU en Africa. Pero no será obligatorio como se esperaba sino voluntario y los números precisos se decidirán en julio, en una reunión de los ministros del Interior.

La discusión, como no se ha visto muy seguido, fue agresiva por momentos. Los países del ex Este europeo –Polonia, Letonia, República Checa, Eslovaquia, Lituania entre otros– fueron los que se opusieron principalmente a recibir obligatoriamente a los migrantes. El premier italiano Matteo Renzi habría atacado duramente a esos colegas. “Si no están de acuerdo en recibir a los 40 mil, no son dignos de llamarse Europa”, dijo Renzi. Y más adelante agregó: “Me emociono ante Europa, soy hijo de esta historia. Pero no aceptaré jamás que esta discusión sea así de mezquina y egoísta” (...) “Hay solidaridad o no nos hagan perder tiempo. Podemos lograrlo solos”. Según trascendidos de personas que estuvieron dentro de la reunión, el enfrentamiento habría sido particularmente duro con la presidenta de Lituania, Dalia Grybauskaite. A lo que ella habría contestado a Renzi refiriéndose a los migrantes: “¿Por qué nos tenemos que hacer cargo nosotros de los errores de ustedes?”.

Una vez terminada la reunión, Renzi bajó el tono y reconoció que, aunque se podía haber hecho más, de todas maneras era un paso adelante. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Junker, que había preparado el borrador para la reunión, declaró por su parte que se trataba de un “acuerdo modesto, no a la altura de los que se esperaba”, pero que el hecho de que no sea obligatorio no importa tanto, porque lo mismo permitirá salvar 60 mil vidas.

En Italia, en Grecia, en Hungría, en Francia, la situación es caótica. Los inmigrantes, miles, decenas de miles, no se detienen ante ningún peligro. Vienen de Eritrea, Nigeria, Somalia, Siria, Egipto, Túnez, Irak, entre otros países. Y ya no se habla sólo de cruzar el Mediterráneo en barcazas semidestruidas para llegar a Grecia o Italia donde han llegado más de 40 mil personas desde enero. Se habla de cruzar las fronteras de Serbia a Hungría (donde habrían llegado 47 mil) en bicicleta, a veces con dos adultos y un niño cada una. De cómo filtrarse de contrabando –o pagando– en los camiones que van de Calais (Francia) a Inglaterra en los barcos que cruzan el Canal de la Mancha. De esconderse entre las ruedas de un avión –para llegar muertos o casi como ocurrió la semana pasada– que iba de Sudáfrica a Londres, creyendo que así podrán alcanzar la meta de sus sueños. Se trata de acampar por días en las rocas de la fronteriza ciudad italiana de Ventimiglia, porque Francia no los deja pasar. Son hombres y mujeres solos, pero también familias enteras y menores que viajan sin familiares. Según la organización humanitaria Save the Children, desde enero los menores no acompañados que han llegado a Italia son más de 3800. Y de todos los llegados, sólo una parte son refugiados que pueden pedir asilo.

La mayoría de los migrantes que llegan al “paraíso” de Europa escapa de la pobreza extrema. Y lo más posible es que sean repatriados porque, según ciertas normas internacionales, los países sólo tienen obligación de acoger a quienes reúnen las condiciones para pedir asilo, es decir a los perseguidos política o religiosamente o que vienen de una guerra. Los pobres no tienen derecho a quedarse. En los últimos meses, según publicó la prensa italiana, la policía italiana ha organizado 23 vuelos a Africa con migrantes a repatriar. Y ahora se espera que la Unión Europea destine más fondos para esos vuelos y para crear un centro de identificación controlado por la UE –hasta ahora la identificación era una obligación del país donde llegaban–, eficaces y veloces.

De todas maneras países como Hungría, que había anunciado la semana pasada que no recibiría nuevos migrantes, cambió su actitud con la reunión de ayer. Pero la muralla de metal y alambre de púas, de cuatro metros de alto y cerca de 175 km de largo en la frontera con Serbia, que se había anunciado, se hará igualmente. Por cierto después del atentado de ayer cerca de Lyon, en Francia, que podría llevar a los países europeos a limitar aún más el ingreso de extranjeros, y el otro atentado en Túnez, que al contrario podría estimular todavía más las migraciones, algunas cosas pueden cambiar. Por lo cual la reunión de mediados de julio de los 28 ministros del Interior de la UE para discutir sobre cifras de refugiados a asignar a cada país podría ser nuevamente la ocasión para otros enfrentamientos.

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Tsipras, Renzi y Merkel conversan durante la cumbre de la Unión Europea en Bruselas.
Imagen: AFP
 
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