EL PAíS › EMPIEZAN LOS ALEGATOS EN EL JUICIO POR LOS CRIMENES COMETIDOS EN EL CENTRO CLANDESTINO

Las distintas etapas de la ESMA

Los testimonios y documentos expuestos en este juicio permitieron visibilizar aspectos menos conocidos del centro clandestino, como su estructura luego de la salida de El Tigre Acosta y el rol de los represores en las fronteras y el exterior.

 Por Alejandra Dandan

Luego de dos años y medio, el juicio oral por los crímenes de la Escuela de Mecánica de la Armada entra en etapa de alegatos la semana próxima. El juicio anterior permitió ver, sobre todo, la primera época del centro clandestino. La enorme cantidad de hechos, las 789 víctimas y los 61 acusados que continúan en juicio hicieron visible ahora toda la temporalidad. Aparecieron cosas poco conocidas, entre ellas, aspectos de la ESMA que comienzan con la salida de Jorge “El Tigre” Acosta, el señor de la vida y de la muerte, a partir de febrero de 1979. Este es uno de los hallazgos de los fiscales Mercedes Soiza Reilly y Guillermo Friele: la ESMA de la Jefatura de Inteligencia Naval (JEIN). Veinticuatro de los 61 imputados pertenecieron o estuvieron adscriptos a la JEIN que empezó a tallar de mano propia en el centro clandestino a partir de ese momento. Habían cambiado los tiempos y los objetivos frente a lo que ellos llamaron lucha contra la subversión. La intervención de la estructura de Inteligencia muestra un andamiaje que salió a la caza de militantes políticos y exiliados fronteras afuera del país.

Los integrantes de las Fuerzas Armadas hablan desde hace tiempo, pero dicen lo que les conviene. Adolfo Donda se detuvo en la lectura de las estructuras enojado porque está acusado de pertenecer al GT3.3.2 durante 1978, mientras estaba asignado a la División de Seguridad, Vigilancia y Ceremonial de la ESMA. De acuerdo con su criterio, esa estructura no estaba adscripta a la Unidad de Combate, sin embargo desde hace tiempo se sabe gracias a los archivos desclasificados y el trabajo de investigación del Ministerio de Defensa, que esa División dependía del Departamento General de la ESMA y era un camuflaje institucional que nutría de recursos humanos y logísticos a los grupos operativos. Aún así y a través de un filoso intercambio con la fiscal, Donda, seguramente muy a su pesar, confirmó cadena de mandos. Admitió que tenían orden para perseguir específicamente a Montoneros. Señaló que la ESMA era un destacamento usado por otras fuerzas “porque tenía infraestructura”. Y que con la salida de Acosta la ESMA cambió completamente dado que los grupos operativos que hasta ese momento se dedicaban a la “detención” de los militantes tenían mucha información. Y pasaron de la “detención” a reforzar con la “detección” de cuadros o exiliados en el exterior.

Habló casi dos horas. Respondió bastante suelto de cuerpo. Tanto que asustó a su abogado, que frenó el debate y pidió a los jueces que le recordaran el artículo de la ley que garantiza el derecho a guardar silencio.

“¿Cuándo fue lo de Malvinas?”, preguntó la fiscal cuando entendió que Donda buscaba darse aires de héroe. Donda respondió con un fallido: “¿Cuándo? –se quedó pensando–. Creo que fue el 24 de marzo el desembarco, ¿no?”.

En varios momentos se burló de los sobrevivientes. “Soy tan memorioso como (Víctor) Basterra”, dijo.

El JEIN

De los 61 imputados, 24 pasaron por la Jefatura de Inteligencia Naval (JEIN) o el Servicio de Inteligencia Naval, subordinado a ella. Entre ellos, están pesos pesados como Ricardo Cavallo, el propio Tigre Acosta que pasó a revistar allí luego de desechar un ascenso en 1976, cosa bastante inusual. También por ahí pasó Juan Carlos Rolón, el propio Donda, Raúl Enrique Scheller o Oscar Rubén Lazón. Muchos de ellos pasaron a integrar la estructura de Inteligencia a fines de 1978, tal vez como ascensos, pero al mismo tiempo el dato señala a la ESMA centrada en una especialidad.

La Armada tenía un Estado Mayor General compuesto, como todas sus unidades, por cuatro divisiones: Inteligencia, Operaciones, Personal y Logística. Inteligencia era el lugar de asiento de la Jefatura de Inteligencia Naval (JEIN). De ella dependía a su vez, el Servicio de Inteligencia Naval (SIN), encargado de recolectar información. A partir de 1975, esa estructura empieza a dialogar con la ESMA. Ese año, se publica el plan de operaciones secreto de la Armada conocido como Placintara/75 que prescribe una doble función para todas las unidades de la Armada. Una función para los tiempos de paz y otra para lo que ellos llamaron los tiempos de guerra. Una función institucional y otra operativa. El Placintara dividió a la Armada en once Fuerzas de Tareas, divididas a su vez en Grupos de Tareas. La Fuerza de Tareas 3 o Agrupación Buenos Aires tenía jurisdicción sobre la ESMA que era el GT 3. En ese encuadre, el Placintara también previó que el JEIN pasara a ser la agencia de recolección de información de la Fuerza de Tareas 3, es decir que debía ser la Inteligencia de la ESMA. Pero esta articulación no se vio con claridad o con armonía desde el comienzo sino que se hizo efectiva al parecer recién con la salida de Acosta.

La ESMA de Acosta

Por los archivos desclasificados, hoy sabemos que la ESMA también tuvo una doble adscripción: una institucional y otra de combate. Desde el punto de vista institucional, continuó siendo una escuela. Desde el punto de vista operativo, en cambio, todas sus áreas estuvieron al servicio de la Unidad de Combate asentada en el GT. Acosta también tuvo una doble función: era jefe de la División de Vigilancia, Seguridad y Ceremonial y era jefe de Inteligencia del Estado Mayor del GT. Esas dos funciones estaban articuladas. Hasta comienzos de 1979, el GT funcionó, entonces, de esa manera. Muñido de un Estado Mayor dividido en cuatro áreas: operaciones, inteligencia, logística y personal. Los integrantes del SIN que según el Placintara debían ser los encargados de recolectar la información para los Operativos del GT, se tuvieron que armar espacios aparte porque el gobierno de la inteligencia y de la información no salía de manos de quienes manejaban de los integrantes del GT. Hay sobrevivientes que notaron conflictos y tensiones entre el GT y el SIN.

LA ESMA II: la Inteligencia táctica

Acosta se fue en febrero de 1979. Donda dijo que en ese momento la ESMA cambió. “A fines de 1978, se renuevan las compañías. Cambia el GT, no la UT. Se va Chamorro y viene (José Antonio) Supisich. Ese fue un momento de cambio desde todo punto de vista”. Donda asumió el cargo en la jefatura de Operaciones del GT, pero en esa época, dijo, Operaciones pasó a llamarse Inteligencia Táctica. “Operaciones cambia de nombre porque en ese momento había mucha mas información sobre los terroristas y se requería de la búsqueda de ciertos datos. En 1979 se produjo la Contraofensiva por ejemplo. Los controles que antes estaban concentrados dentro del país y eran internos, a partir de ese momento por los grupos TEI de Montoneros y las tropas que venían del exterior, lo que se podía detectar dentro del país era muy poco. El trabajo mas exhaustivo era otro: había que controlar las fronteras, los cargamentos, los aeropuertos, porque así como ahora se busca droga en ese momento se buscaban explosivos”. Siempre según Donda, los “integrantes de Operaciones o Inteligencia Táctica nos trasladábamos a lugares de ingresos como el norte del país, a Brasil o aeropuertos internacionales”.

En ese mismo momento, estaba pasando otra cosa: los integrantes de la primera época del GT eran destinados a lugares estratégicos en distintas agregadurías navales y militares dispersas por el mundo. Jorge Eduardo Acosta y Jorge Enrique Perrén pasaron a España hasta 1980 y luego ambos fueron a Ciudad del Cabo, Sudáfrica. Lo mismo que Jorge Vildoza, Chamorro y Alfredo Astiz en Sudáfrica. ¿De quién dependían las agregadurías?: de la Jefatura de Inteligencia de Naval (JEIN). Es el momento en el que prospera el Centro Piloto de París.

La ESMA III: el GOEA

En 1981, la ESMA vuelve a cambiar. Aparece una nueva estructura denominada Grupo de Operaciones Especiales de la Armada (GOEA). Quien denunció originalmente esta estructura fue Víctor Basterra en un informe publicado en los primeros ochenta por el CELS. Basterra dijo que el centro del Campo de Concentración se amplió a otros espacios del predio de la ESMA. Y que el GT empezó a usar el Pabellón COY, ubicado frente a la enfermería.

En la planta baja del COY estaban las salas de armas, logística, la oficina de operaciones y la oficina del Grupo de Tareas. En la planta alta, la oficina de documentación, el laboratorio fotográfico, inteligencia y comunicaciones. Para ese entonces, el Grupo de Tareas utilizaba como lugar de reclusión otros espacios clandestinos anexos a la ESMA como una quinta ubicada en la localidad de Tortuguitas y otra en Del Viso.

Donda habló poco sobre esto. Pero a criterio de los fiscales fue revelador: “Desconozco por qué a partir de 1981 le dicen GOEA, deciden cambiarle el nombre. Me imagino que por el cambio en la vigencia de algún plan de la Armada. Pasó a llamarse GOEA pero –dijo– era lo mismo con otro nombre”. Esto es lo importante: era el mismo GT con otro nombre.

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Este juicio abarca los casos de 789 personas que pasaron por la ESMA como víctimas y 61 represores.
Imagen: Guadalupe Lombardo
 
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