EL MUNDO › EL PREMIER BRITANICO SUAVIZO SU DISCURSO ANTIINMIGRANTE

El “deber moral” de Cameron

Entre la espada y la pared, el primer ministro defendió la política seguida hasta el momento, pero buscó una salida a su postura intransigente señalando que “como padre se sintió terriblemente conmovido” por la imagen del niño sirio.

 Por Marcelo Justo

Desde Londres

La foto del niño de tres años muerto en las playas de Turquía colmó el vaso. La política dura antiinmigratoria de David Cameron fue condenada por diputados de su propio Partido Conservador y una petición firmada por 160 mil personas instó a los parlamentarios a “incrementar el apoyo a los refugiados en el Reino Unido”. Entre la espada y la pared, el primer ministro defendió la política seguida hasta el momento, pero buscó una salida a su postura intransigente señalando que “como padre se sintió terriblemente conmovido” por la imagen del niño sirio. “El Reino Unido cumplirá con su deber moral”, dijo el primer ministro.

La realidad es que nadie sabe qué significa para el primer ministro este “deber moral” que parece cambiar de color a medida que se profundiza la crisis. Una cosa está clara. El tema se debatirá en el Parlamento la próxima semana, ya que lo exige la ley cuando una petición pública pasa el umbral de 100 mil firmas. En la práctica el debate ya está instalado en la clase política y la sociedad británicas.

Nadie pudo sustraerse a la foto del niño boca abajo inerte en la orilla, ni a la otra imagen del mismo niño en brazos de un guardacosta turco. Sin excepción todos los diarios –la mayoría de ellos con una postura duramente antiinmigratoria– mostraron en sus tapas las fotos con titulares que registraban la tragedia por primera vez con un tono humanitario.

La oposición, que venía reclamando un cambio de la postura oficial, pasó a la ofensiva acusando al gobierno de “insensibilidad”, “negligencia” o “inmoralidad”. Pero también diputados del mismo Partido Conservador exigieron una nueva política en una cadena de tweets. “El gobierno no debería avergonzarse por escuchar y cambiar de posición respondiendo a una crisis humanitaria”, señaló la ex presidenta del Partido Conservador Sayeeda Warsi. Otros diputados, como Tom Tugendhat, de Tonbridge, en Kent, sur del país, indicó que “muchos en mi distrito quieren hacer algo y yo estoy de acuerdo”. En este mismo sentido se manifestaron parlamentarios de zonas inglesas con cierta fama de racismo y xenofobia.

Las fotos convirtieron la frialdad numérica de las estadísticas en un dedo acusador. Según Eurostat, la oficina de estadísticas europeas, mientras Alemania recibió en 2014 a 40 mil refugiados, Suecia a 30 mil e Italia a 21 mil, el Reino Unido, sexta economía mundial, está entre los del medio para abajo con 10 mil. En el caso de los refugiados sirios, Alemania suministró una tercera parte de las 90 mil solicitudes de refugio del mundo desarrollado: el Reino Unido 200.

El cuestionamiento se extendió al mismo lenguaje usado a nivel mediático. En su página de Internet la BBC insinúa un principio de autocrítica con un recorrido por el diccionario de Oxford para definir tres términos normalmente confundidos en el debate: “migrant”, “refugee” y “asylum seeker” . “La palabra “migrant” es considerada un término más neutral, pero muchos han criticado a la BBC y otros medios por usar esta palabra que sugiere algo voluntario y que no debería aplicarse a gente que está huyendo de un peligro muy claro. La palabra “refugee” (refugiado) se refiere a una persona que tiene un temor bien fundado de persecución y que termina solicitando asilo”, señala la BBC.

Esta búsqueda del diccionario y sus definiciones muestra el grado de desorientación de una sociedad que se acostumbró en los últimos años a considerar a los inmigrantes como amenazas. En agosto el mismo David Cameron se refirió a los refugiados en la costa francesa de Calais como un “enjambre” de gente que quería entrar en el Reino Unido mientras que el canciller Phillipp Hammond habló de “grupos que merodean” las orillas británicas, como si se tratara de bandas delictivas.

La apelación de Cameron a su propia paternidad para explicar el impacto que le generó la foto puede ayudar a variar un poco la sensibilidad de una nación embotada por tantos años de mensaje aislacionista y antiinmigratorio. El problema es que los conservadores jugaron todas sus fichas a contrarrestar al xenófobo UKIP que les robó votos por derecha con Europa y el tema inmigratorio. Dar marcha atrás en su línea dura les resultará difícil, costoso y de incierto rédito político.

Al mismo tiempo, en el resto de Europa y en particular en Alemania, que suele simpatizar con la posición de Cameron en temas económicos, hay exasperación con la postura británica. “Cameron está perdiendo la buena voluntad que necesita para renegociar la situación del Reino Unido en la Unión Europea antes del referéndum sobre este tema. Y está comprometiendo su relación con países del Medio Oriente que están recibiendo millones de sirios”, señala el diario Financial Times.

Una variante que estaba considerando el gobierno de Cameron anoche ante esta doble presión nacional e internacional es ofrecer asilo a refugiados que se encuentran en países limítrofes con Siria. Esto le permitiría mantener la distinción que han hecho entre refugiados políticos e inmigrantes económicos. Los de Calais en Francia pertenecerían al segundo grupo y no serían acogidos. Es una lógica entre débil e insostenible –muchos de los que están en Calais son sirios– pero por el momento Cameron está buscando salir del callejón en que lo metió su propia retórica incendiaria.

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Inmigrantes sirios en Budapest: Cameron quedó atrapado en su discurso de mano dura.
Imagen: EFE
 
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