EL MUNDO › BUSH VISITO SORPRESIVAMENTE
A LAS TROPAS NORTEAMERICANAS DESPLEGADAS EN IRAK

Un pavo para el Día de Acción de Desgracias

George W. Bush sorprendió a las fuerzas norteamericanas en Irak con una ultrasecreta visita relámpago de dos horas y media para celebrar el Día de Acción de Gracias. “Les traigo un mensaje de parte de EE.UU.: gracias por sus servicios”, dijo.

El presidente George W. Bush quiso personalmente levantar la moral de sus soldados yendo sorpresivamente y por dos horas a Bagdad. Bush se convirtió así en el primer mandatario estadounidense en pisar suelo iraquí y con un motivo muy tradicional: celebrar con 600 soldados el Día de Acción de Gracias. “Estaba buscando algún lugar donde comer un plato caliente. Gracias por invitarme a cenar”, dijo Bush –que llevaba una camiseta azul y una chaqueta del ejército– en medio del aplauso de las tropas.
El viaje, que mantuvo en el más absoluto de los secretos por motivos de seguridad hasta que Bush embarcó en el Air Force One de regreso a Washington, duró tan sólo un par de horas y media, lo justo para disfrutar del tradicional almuerzo con pavo relleno que tuvo lugar en el mismo aeropuerto con un grupo de soldados. El minitour, que se inició el miércoles en el rancho del presidente en Crawford (Texas), supone un gesto tremendamente inusual entre los presidentes estadounidenses, que rara vez viajan por sorpresa a ninguna parte. De hecho, la Casa Blanca había anunciado que el presidente pasaría la fiesta en el rancho de Crawford. La propia primera dama, Laura Bush, dijo que hasta último momento ignoraba adónde se dirigía su marido y también George Bush padre desconocía sobre el viaje, según dijo la prensa local.
Bush dirigió unas palabras a los atónitos soldados: “No puedo imaginarme un grupo de amigos más distinguido para pasar el Día de Acción de Gracias”. A ellos les agradeció su misión para “defender al pueblo estadounidense del peligro, algo por lo que estamos agradecidos (...) y preservar las libertades”. “Les traigo un mensaje de parte de Estados Unidos: gracias por sus servicios. Estados Unidos está con ustedes.”
Frente a un escenario de posguerra cada vez más complejo por la resistencia a las fuerzas ocupantes, el mandatario llevó palabras de aliento: “El ejército estadounidense realiza un trabajo formidable. Ustedes están venciendo a los terroristas. Ustedes están venciendo a los terroristas de Saddam”. Bush insistió a sus interlocutores que “ustedes están aquí para una misión difícil. No hemos recorrido cientos de kilómetros hasta el corazón de Irak, pagando el elevado precio de las pérdidas que hemos sufrido, no nos hemos quitado del camino un dictador brutal y liberado 25 millones de personas para retirarnos después ante una banda de delincuentes y asesinos”.
La visita de Bush fue guardada en el más estricto secreto por la Casa Blanca ante el temor de que una filtración pusiera en peligro la integridad del mandatario. Sólo se supo una vez que el avión presidencial se encontraba ya de regreso en Estados Unidos. De hecho, como señaló el director de Comunicaciones de la Casa Blanca, Dan Bartlett, “si esto se sabía mientras estábamos en el aire (con destino a Irak) habríamos dado la vuelta”. El avión del presidente aterrizó en el aeropuerto internacional de la capital iraquí en la más absoluta oscuridad para minimizar los riesgos de un atentado contra la aeronave presidencial, sobre todo tras el ataque que sufrió un avión de carga el pasado sábado. Ni siquiera los soldados que almorzaron con el presidente tenían idea de la visita que les esperaba. Sólo les habían anunciado que iban a cenar con el administrador civil para Irak, el estadounidense Paul Bremer, y el jefe de las fuerzas aliadas, general Ricardo Sánchez. Bremer se dirigió a los soldados para comunicarles que traía un mensaje especial del presidente, pero a continuación, de forma teatral, añadió que sería mejor que fuera el propio Bush el que se los transmitiera.
A todo esto, Estados Unidos anunció ayer que enviará a Irak a 3000 infantes de marina adicionales a los que ya tenía previsto desplegar en la próxima rotación de las tropas estacionadas en ese país. “La decisión de desplegar estas tres unidades adicionales es el resultado de una planificación mayor” de la rotación de tropas, dijo el secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, en un comunicado. Como parte de este plan, Rumsfeld también aprobó una serie de movilizaciones de tropas regulares y llamados a reservistas. Para el caso de Irak, el secretario de Defensa aprobó la movilización de 15.389 efectivos regulares y de 8000 reservistas del ejército, la marina, la fuerza aérea y la Guardia Nacional. El comunicado agrega que 3100 soldados regulares y 700 reservistas serán movilizados a Afganistán. Ha trascendido que altos jefes militares quieren que las rotaciones no sean demasiado drásticas, de modo de no perder la experiencia en el terreno de los soldados ya desplegados reemplazándolos en grandes cantidades por tropas frescas que nunca han estado en el peligroso y complicado Irak –con incontables acciones de guerra de guerrillas– posterior a la caída de Saddam Hussein.
El ejército estadounidense organizó para sus 130.000 soldados desplegados en Irak una cena tradicional. Algunos de ellos aprovecharon para pasarlo en un palacio del depuesto presidente iraquí Saddam Hussein en Tikrit, 180 kilómetros al norte de Bagdad. El Día de Acción de Gracias conmemora el acto religioso realizado por los llamados peregrinos del Mayflower, el 29 de noviembre de 1623, tras recoger su primera cosecha en América. Desde entonces, se celebra el último jueves de noviembre.

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El comandante en jefe que nunca fue a la guerra sostiene una bandeja con pavo relleno.
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