EL PAíS › UNA REUNION EN MEDIO DE LA BATALLA NACION-PROVINCIA

Kirchner y Duhalde, sin fotos

 Por Diego Schurman

A cada encuentro entre Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde lo precede una batalla entre la Nación y la provincia. Y ayer no fue la excepción. El actual y el ex presidente se reunieron en la Casa Rosada en medio de la palpable furia oficial contra el poder bonaerense, a quien responsabiliza de dar “cobertura” de la sospechada policía provincial.
Si aquella añeja denuncia de connivencia entre el poder político y la Bonaerense sonó a una bravuconada de Gustavo Beliz, esta semana quedó demostrado que ése es el pensamiento general en el Gobierno.
El mejor botón de muestra es Alberto Fernández. El jefe de Gabinete no vaciló en calificar el informe del procurador bonaerense Eduardo Matías de la Cruz como una operación anti Kirchner.
De la Cruz se valió de los medios para propalar la supuesta existencia de llamadas desde y hacia la Casa Rosada en las pesquisa por varios secuestros. No por nada, Duhalde salió rápidamente a despegarse de ese informe, que corrió el foco de atención hacia el Gobierno, sacando del centro de escena a la Bonaerense.
–No sé por qué dijo eso. Realmente no lo sé –se excusó el ex presidente en la reunión que mantuvo con su sucesor.
En rigor, la bronca oficial se había centrado esta semana en Felipe Solá. Básicamente por la inacción del gobernador ante lo que consideraba un nueva avanzada contra Kirchner.
En público, Fernández aseguró que algún ministro de Solá sabía de antemano la maniobra del procurador. No hizo nombres. Pero en el Gobierno todos hicieron la misma traducción: Juan José Alvarez. Ante los suyos, el ministro de Seguridad bonaerense jura y perjura que no estaba al tanto de la denuncia de De la Cruz.
Kirchner está convencido de que Alvarez no es la persona indicada para avanzar con la depuración policial. Y quiere que se aparte del cargo. Duhalde ya dio muestras de que apoyaría esa eyección.
–¿Es verdad que usted le pidió a Solá que sacara a Alvarez para no deteriorar la relación con el Presidente? –le preguntó Clarín.
–Le dije que en un tema tan difícil tenía que trabajar junto al gobierno nacional –contestó el ex mandatario el último fin de semana.
Para Kirchner, en la Bonaerense hay tremendos bolsones de ineficiencia y corrupción. Y que haya sido un grupo operativo de la SIDE, creado por el gobierno nacional, el que detuvo en la provincia de Buenos Aires a uno de los presuntos cabecillas del grupo de secuestradores de Belluscio es una demostración de ello.
Solá dijo que le molesta que en el Gobierno lo califiquen de tibio, pero es precisamente eso lo que piensa Kirchner. Probablemente aborden el tema cara a cara, en caso de que el destino los haga compartir hoy un tribuna en el acto de Benito Juárez.
Por ahora en el Gobierno hay mucha severidad con Solá –por estas ahora también acosado por el duhaldismo– y nada con Duhalde, a quien Kirchner no critica ni en público ni en privado. Más aún, desde la Casa Rosada negaron que ambos hubieran abordado ayer tema alguno que no fuera la agenda del Mercosur y la gira que el flamante presidente pro tempore del mercado común emprenderá con Lula por territorio árabe.

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