EL PAíS › EL BLOQUE RECHAZO EL VETO DEL GOBERNADOR A UN PROYECTO DE LEY

Malestar entre el duhaldismo y Solá

Con choques cada vez más fuertes con el duhaldismo, en el entorno de Solá temen por la gobernabilidad de la provincia.

 Por Martín Piqué

“Es una locura la actitud que está teniendo el duhaldismo. Se los ve muy violentos. Con este comportamiento tienden a vaciarlo a Solá.” La voz del ministro bonaerense suena preocupada. La comunicación llega desde la sede nueva del Banco Provincia, sobre la calle San Martín y en pleno microcentro porteño. Se lo nota atribulado, como resignado ante el peso de las malas noticias: la casi segura designación de Antonio Arcuri como vicepresidente del Senado bonaerense –cuando Felipe Solá deseaba que Hugo Corvatta permanezca en ese cargo– y el rechazo de la Legislatura a un veto que había dispuesto el gobernador. “Hay un clima de guerra absoluta”, resume a Página/12 otro colaborador de Solá que también está alarmado. De hecho, el funcionario no descarta una fractura en el Senado entre el duhaldismo y los senadores más cercanos a Solá.
En el entorno del gobernador esperaban que la relación con los legisladores bonaerenses –que no venía en buenos términos– se tranquilizara a partir de la reunión del último viernes, en la que Solá se encontró cara a cara con Eduardo Duhalde. Sin embargo, el fin de semana Duhalde insistió con su cruzada para que Arcuri, ex secretario legal y técnico y su amigo personal, fuera nombrado vicepresidente del Senado bonaerense. Solá pretendía que el actual titular del cuerpo, Corvatta, siguiera en ese cargo, que es estratégico porque está segundo en la línea de sucesión, detrás de la vicegobernadora Graciela Giannettasio.
La presión a favor de Arcuri se concretó entre sábado y domingo, cuando el propio Duhalde llamó desde Estados Unidos a varios legisladores –uno de ellos fue el senador Patricio García, de la localidad de Ameghino– para ejercer su influencia. También se ocuparon de convencer a los legisladores el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Camaño, el diputado electo Oscar Rodríguez –ex número dos de la SIDE– y la senadora Mabel Müller. En la negociación cumplieron un papel importante los intendentes del conurbano, que suelen ubicar a hombres de su confianza en las dos cámaras de la Legislatura. Tras las negociaciones, el duhaldismo se jactó de haber logrado una victoria contundente.
“Ya hay veintipico de senadores que están planteando que Arcuri debe ser vicepresidente primero. Y si llega a haber una confrontación, si tenemos que ir a una votación, vamos a ir por todo”, desafiaba ayer un intendente del conurbano que no simpatiza con Solá. Ese “ir por todo” significa, para el duhaldismo, quedarse no sólo con la vicepresidencia del Senado sino también con la jefatura del bloque. En ese puesto, los duhaldistas ya imaginan a Haroldo Lebed, ex secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca del gobierno de Duhalde. En la sede del Banco Provincia, esos planes eran seguidos con preocupación. “Quieren ir por la presidencia del bloque y es muy grave. Pero no creo que la sangre llegue al río porque Solá necesita gobernabilidad”, confiaba ayer el ministro bonaerense ya citado.
El panorama en la Legislatura, de cualquier forma, se muestra muy complicado para el gobernador. Mientras la permanencia de Mércuri como titular de Diputados es un hecho –Solá quería allí a su jefe de Gabinete, Florencio Randazzo–, el duhaldismo no se anda con chiquitas para colocar a Arcuri y cumplir, así, con el deseo de su jefe político. El enfrentamiento llegó a tal punto que la Legislatura, el miércoles, aprobó un proyecto de ley que había sido expresamente vetado por Solá por considerarlo contradictorio con la ley de emergencia económica que rige en la provincia. El proyecto disponía un aumento de sueldos para 55 funcionarios judiciales de alta categoría. Solá lo había vetado por razones presupuestarias y con el argumento de que era discriminatorio para los demás trabajadores. El Senado decidió aprobarlo igual.
Al menos públicamente, la sucesión de malas noticias no alteró la rutina del gobernador. Ayer fue a inaugurar un hospital en Campana y luego se recluyó en la sede del Banco Provincia. Allí se enteró de que Duhalde estaba reunido con Néstor Kirchner en la Rosada. Luego llegó la invitación para viajar hoy con el Presidente en el Tango 01 a la localidad de Benito Juárez, un gesto similar al de hace un mes, cuando el santacruceño lo invitó al glaciar Perito Moreno en ocasión de la visita de los reyes de España. Aquella invitación enfureció a varios miembros del duhaldismo, que la interpretaron como una afrenta, como la prueba de que Kirchner apoyaba el desafío de Solá de construir un “espacio propio”.
Después de aquellos episodios –el viaje a El Calafate con el Presidente, su intención de liderar un sector del PJ pero con presencias extrapartidarias–, el gobernador empezó a comprobar cómo se alteraba su convivencia con legisladores e intendentes. En público y en privado, los duhaldistas hacían notar su enojo. “Felipe debe reflexionar sobre sus actitudes con Duhalde. No le puede discutir la conducción política. Da peleas a destiempo, malas peleas, que las va a perder seguro”, analizaba un jefe comunal que no le tiene mucha simpatía. Del otro lado, los allegados a Solá adjudicaban el enojo duhaldista a la certeza de que “Duhalde está perdiendo poder ante Kirchner”.
De cualquier forma, cerca del gobernador se escuchan voces de preocupación. Se lo pudo comprobar el 18 de noviembre pasado, en una reunión de Solá con seis intendentes del conurbano (Baldomero “Cacho” Alvarez, Alberto Descalzo, Juan José Mussi, Raúl Othacehé y Jesús Cariglino –hoy preso por malversación de fondos–) en la que todos dijeron lo que pensaban y los duhaldistas prometieron apoyo para un “paquete de leyes”. Nada de eso se ha cumplido.

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El gobernador Felipe Solá en delicado equilibrio con su base de apoyo duhaldista.
 
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