Los ciudadanos de República Centroafricana acudieron ayer a las urnas en gran número y en un ambiente pacífico para elegir a su próximo presidente en unos comicios que, tras ser aplazados en varias ocasiones por falta de seguridad, esperan poner fin a una transición de dos años marcados por la violencia sectaria.

Pese a la inseguridad en el país, la primera vuelta de las presidenciales, que coinciden con las legislativas, transcurrió sin incidentes significativos y en medio de fuertes medidas de seguridad que incluyeron el despliegue de miles de soldados centroafricanos, de la ONU y de Francia, antigua metrópoli colonial. Tras algunos retrasos debido a problemas logísticos, la mayoría de los centros de votación funcionaron con normalidad y los electores se agolparon en ellos para poder depositar su voto, con el que buscan construir un futuro pacífico para su país.

La nación africana vive una ola de violencia desde marzo de 2013, cuando el ex presidente François Bozizé fue derrocado por una alianza de grupos rebeldes islámicos llamada Seleka, quien en su lugar puso a Michel Djotodia, el primer jefe de Estado musulmán de un país que es mayoritariamente cristiano.

Djotodia renunció en enero de 2014 luego de disolver a Seleka, pero una subsecuente serie de ataques de grupos islámicos generó brutales represalias contra poblaciones musulmanas de milicias civiles cristianas conocidas como “antibalaka” (antimachete). Miles de personas fueron asesinadas en la vorágine de atrocidades, que provocó el desplazamiento forzoso de alrededor del 10 por ciento de los 4,8 millones de habitantes del país, según estimaciones de la ONU.

Por su parte, los residentes del barrio musulmán de Bangui mostraron su frustración al verse obligados a desplazarse al aeropuerto para poder efectuar su voto, ya que algunos de los colegios fueron reubicados a esta zona por motivos de seguridad. Pese a las dificultades, Ousmane Ali, residente del distrito PK5, el barrio musulmán, se mostró optimista y aseguró que estos comicios permitirán al país “recuperarse” de la crisis actual.