EL MUNDO › TRES SOLDADOS ISRAELIES MUERTOS EN UN ATAQUE

A desmantelar, a desmantelar

Por Ferrán Sales*
Desde Jerusalén

Tres soldados israelíes, un capitán y dos sargentos, murieron ayer tiroteados por un grupo de activistas palestinos que logró infiltrarse en el asentamiento de Morag, al sur de la Franja de Gaza, uno de los enclaves más peligrosos y aislados de la zona, que Ariel Sharon quiere desmantelar. Este ataque es el más grave que ha sufrido el ejército israelí desde que el pasado mes de mayo 11 soldados fueran abatidos en dos emboscadas perpetradas en un solo día en esta misma área.
La incursión fue reivindicada por una célula del Comité de Resistencia Popular del campo de refugiados de Jan Yunes, que reconoció al mismo tiempo la muerte de tres de sus militantes en el transcurso de la operación por disparos de los soldados. Dos de los palestinos cayeron en el transcurso de los tiroteos con el ejército, mientras que el tercero fue baleado horas más tarde, cuando las tropas lo localizaron en el interior de un granero en el que se había escondido.
“Lo más grave es que los terroristas lograron entrar en nuestro puesto y matar a los soldados. Fue un eficaz ataque combinado. Estamos investigando lo sucedido”, aseguró el teniente coronel Dotan Razili, uno de los máximos responsables de los Batallones de Gaza, la fuerza encargada de custodiar este asentamiento y proteger a sus 136 vecinos, en su mayoría religiosos ultraortodoxos dedicados a la agricultura que trabajan en la zona desde hace 20 años. Los primeros datos de la investigación apuntan a que los activistas, provenientes del campo de refugiados de Jan Yunes, lograron infiltrarse en el asentamiento gracias a la espesa niebla que cubrió la región durante la madrugada. Estas condiciones atmosféricas permitieron al comando palestino deambular libremente por el interior del recinto al menos durante 45 minutos, a pesar de que los soldados tenían constancia de su presencia.
Pocas horas después del ataque a Morag, activistas palestinos lanzaban varios misiles artesanales sobre la ciudad israelí de Sderot, cerca de la frontera de Gaza. Los artefactos, que hirieron a dos vecinos, cayeron cerca de una escuela, provocando la alarma entre la población. Los rabinos de Sderot, alarmados por los reiterados ataques de los palestinos, lanzaron ayer un mensaje a la población para que en los próximos días se abstengan de construir las cabañas con ramas, maderas y telas que las familias suelen levantar todos los años en los jardines y patios de las casas con ocasión de las fiestas del Sukot.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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