EL MUNDO › SGRENA FUE LIBERADA POR LOS IRAQUIES Y BALEADA POR SOLDADOS

Del calabozo a los balazos americanos

Después de estar secuestrada un mes, la periodista italiana fue liberada por la resistencia iraquí. Cuando iba al aeropuerto, una patrulla norteamericana abrió fuego contra el convoy, la hirió y mató al jefe de los agentes italianos en Bagdad.

La periodista italiana Giuliana Sgrena fue liberada ayer después de estar secuestrada un mes en Irak. De inmediato fue llevada por el jefe del servicio secreto italiano, Nicola Calipari, al aeropuerto. Y ahí sufrieron la amarga paradoja de ser baleados por una patrulla norteamericana que custodiaba la autopista. Calipari, que participó en las negociaciones para liberar a Sgrena, tuvo un último gesto de heroísmo al protegerla con su cuerpo, según relató el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi. Giuliana, de 57 años, y otros dos agentes secretos que viajaban en el vehículo resultaron heridos, ninguno de gravedad, y fueron trasladados a un centro hospitalario.
La periodista de Il Manifesto fue secuestrada el 4 de febrero en la mezquita de Al Kasti, cerca de la Universidad de Bagdad, a la que había acudido con su intérprete para entrevistar a un grupo de fugitivos sunnitas. Después de varias mensajes amenazadoras por Internet, el 16 sus captores difundieron un video en el que la periodista imploraba por su liberación y pedía al gobierno italiano que retirara sus tropas de Irak. En la imagen rogaba entre sollozos a su compañero Pier Scolari que la ayudase. Días antes, el Parlamento italiano había aprobado, con los votos en contra de la oposición, la prórroga de la misión militar Nueva Babilonia, que mantiene desplegados unos 3000 soldados en la ciudad de Nasiriya, al sur de Bagdad. Las movilizaciones para pedir la liberación de Sgrena no cesaron desde el día en el que se conoció su secuestro y alcanzaron su punto culminante con la gran manifestación que el 19 de febrero reunió en Roma a cerca de medio millón de personas.
El jefe de gobierno italiano anunció ayer que convocó inmediatamente al embajador de Estados Unidos en Italia para que aclare el ataque en Irak contra el convoy que transportaba a la periodista Giuliana Sgrena, recién liberada. “He convocado al embajador de Estados Unidos para que aclare la conducta de los militares estadounidenses en Irak ante el grave incidente causado. Alguien deberá asumir sus responsabilidades”, anunció Berlusconi en una conferencia de prensa. Agregó que Sgrena fue herida en el hombro izquierdo y que sería sometida a una pequeña operación en un hospital de Irak. Berlusconi precisó que el responsable de los servicios secretos italianos en Irak, Nicola Calipari, murió durante el ataque mientras intentaba proteger a la reportera. Otro agente fue herido, agregó.
Berlusconi precisó que el incidente sucedió en un puesto de control montado por las tropas estadounidenses en las cercanías del aeropuerto desde donde la periodista iba a ser repatriada. “Estamos atónitos por la fatalidad y la alegría se ha transformado en dolor por la muerte de una persona que se ha comportado valerosamente”, dijo Berlusconi.
“Casi la matan”, comentó incrédulo Pier Scolari, el compañero de la reportera, quien viajó inmediatamente a Irak en un avión puesto a su disposición por el gobierno italiano.
El episodio apagó los ecos de una gran fiesta que se vivía en Italia por la liberación de Sgrena, difundida por la televisión qatarí Al Jazeera y rápidamente confirmada por Il Manifesto. Al Jazeera difundió en una banda en la parte inferior de la pantalla la noticia que decía: “Liberada la periodista italiana secuestrada, Giuliana Sgrena, en Bagdad”, sin más precisiones. Luego mostró un video en el que se veía a la periodista en el momento de su liberación, agradeciendo a sus captores “por el buen trato” que recibió. La ex rehén, vestida de negro, explicó que sus captores la habían secuestrado “porque están decididos a liberar su tierra de la ocupación”, según declaraciones difundidas en árabe por Al Jazeera.
A la alegría del presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, se había sumado el papa Juan Pablo II desde el Policlínico Gemelli de Roma, donde está hospitalizado. Con especial emoción recibieron la noticia sus colegas de Il Manifesto, que la mandó como enviada especial a Irak, su padre, que ayer mismo dijo que había soñado que la liberaban, y su compañero de toda la vida, Pier Scolari. En la redacción de Il Manifesto, donde no se olvidó que hay otra reportera secuestrada, la francesa Florence Aubenas de Libération, se había desatado una improvisada celebración, en la que no faltaron los gritos a favor de la salida de las tropas italianas de Irak, postura que defiende Sgrena. Al mismo argumento apeló la izquierda italiana, mientras que desde el gobierno se subrayaba la labor de los servicios secretos, sin ninguna mención expresa al desarrollo de negociaciones con los secuestradores.
Los italianos vivieron otras angustiosas experiencias por compatriotas secuestrados en Irak, como el guardia de seguridad Fabrizio Quatrocchi y el periodista Enzo Baldoni, asesinados. Mejor suerte tuvieron las voluntarias Simona Pari y Simona Torreta, puestas en libertad tres semanas después de su captura.

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Giuliana Sgrena, del diario Il Manifesto, fue secuestrada el 4 de febrero en Bagdad.
 
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