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¿Quién dijo que Lula ya no puede aspirar al 2006?

Después de una serie de audiencias parlamentarias que dejaron intacto el honor del presidente Lula, el propio involucrado salió ayer al contraataque y a defender su reelección el año próximo.

“Si yo salgo candidato, con odio o sin odio, tendrán que tragarme otra vez, porque el pueblo así lo querrá”, aseguró ayer el presidente Inácio Lula da Silva, retomando una frase del folklore político local que utilizó por primera vez el ex vicepresidente Itamar Franco en 1992. Mejor posicionado tras el duelo entre su ex número 2 José Dirceu y el diputado Roberto Jefferson, el presidente brasileño aprovechó para lanzar una ofensiva contra la oposición que utiliza la crisis para deslegitimar su posible reelección. Pero el presidente de la Casa de la Moneda de Brasil, Manoel Severino dos Santos, renunció ayer a su cargo, alcanzado por los escándalos de corrupción. Según denunció Valrio Fernandes y corroboró la administradora de sus empresas, Simone Vasconcelos, Manoel Severino dos Santos fue una de las personas que retiraron dinero de las cuentas bancarias del publicista, usadas por el PT para financiar políticos y partidos. De acuerdo con informaciones en poder de la Policía Federal, el presidente de la Casa de la Moneda retiró de esas cuentas alrededor de un millón de dólares entre 2003 y 2004, en los que, según se ha denunciado, el PT se valió de su relación con Fernandes para sobornar a decenas de diputados.
En un fuerte discurso en su provincia natal, Garanhuns, adonde viajó para anunciar el plan gubernamental de apoyo a la agricultura familiar, Lula rechazó a aquellos que dicen que no tiene derecho a presentarse para disputar un nuevo mandato en el 2006, y sostuvo que eso se debe al miedo de los socialdemócratas a que se demuestre que, en cuatro años, hizo más que ellos en ocho. El presidente brasileño recibió ayer una excelente noticia cuando el publicista Marcos Valerio reconoció que se reunió con el presidente de Portugal Telecom, en enero pasado en Lisboa, pero descartó que fuese para recaudar fondos para partidos. Jefferson había denunciado el martes que el PT –incluido Lula– y su propio partido, el Partido Laborista Brasileño (PTB), habían intentado negociar deudas de campaña con esa empresa. Según Valerio, el motivo de la reunión era buscar nuevos clientes para sus empresas de publicidad, ya que había oído rumores de que Portugal Telecom quería comprar Telemig Celular, que ya era cliente suyo.
La gerente financiera de la empresa SMPB de Valerio, Simone Vasconcelos, que ayudó al Partido de los Trabajadores (PT) a crear una caja paralela, detalló ayer ante el Congreso los movimientos del dinero que está siendo investigado. Una parte entraba en las cuentas de Valerio como préstamos bancarios realizados en el Banco Rural y salía como préstamos al PT. La distribución a los políticos y parlamentarios, o a sus allegados, se hacía en una sala de la sucursal del Banco Rural en Brasilia, sin exigir la identificación de los beneficiados, y siempre por orden de Valerio, quien era a su vez instruido por el ex tesorero del PT, Delubio Soares. Una parte importante se entregaba en efectivo, y la propia Vasconcelos distribuyó de ese modo unos 3,2 millones de dólares.
También había dinero retirado del Banco de Minas Gerais, en Belo Horizonte, por motociclistas, que lo llevaban en mochilas a la sede de SMPB en esa ciudad. Vasconcelos aseguró que la mayoría de las entregas fueron en 2003, aunque ya habían comenzado antes. Este dato sustenta la tesis oficial de que las sumas sirvieron para saldar deudas de la campaña de las elecciones generales de 2002, en las que Lula ganó la presidencia. Un socio de Duda Mendoca, jefe de marketing de la campaña de Lula, recibió unos 6,45 millones de dólares. Vasconcelos aseguró desconocer cuál era la finalidad de las sumas, pero subrayó que no eran mensuales, descartando de ese modo las acusaciones de que el PT creó una caja paralela para sobornar diputados con pagos mensuales.
Esta declaración refuerza la estrategia de la cúpula petista, y del mismo Lula, para intentar convertir esta crisis en una mera irregularidad electoral. En Brasil, el delito de financiación ilegal de campañas es menos grave que el de corrupción. Además, el PT alega que la mayoría de esos préstamos fueron contraídos por Delubio Soares y no por el partido. La gerente financiera de Valerio reconoció que el ex secretario general del PT Silvio Pereira sabía de los préstamos y, además, entregó a la Justicia una lista de 36 beneficiarios de unos $ 24,3 millones.

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“Tendrán que tragarme otra vez, el pueblo lo querrá.”
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