EL MUNDO › HASTA AHORA, LULA SALIO FORTALECIDO DE LAS SESIONES

El arte de zafar de un avispero

 Por Juan Arias y Margarida Pinto*
Desde Río de Janeiro y Lisboa

El presidente de Brasil, Lula da Silva, ha salido nuevamente airoso de los escándalos de corrupción que azotan a diario la escena política del gigante sudamericano desde hace más de dos meses. En las últimas 24 horas tres personajes clave han declarado en relación con los casos de pagos y favores fraudulentos y ninguno de ellos ha señalado a Lula.
Ni José Dirceu, el ex “hombre fuerte” del gobierno brasileño y del Partido de los Trabajadores (PT), ni el empresario Marcos Valerio, acusado de ser el “cajero” de los millones que ilegalmente fueron a parar al PT y a alguno de sus dirigentes, comprometieron al presidente tras comparecer ante el Parlamento y la Fiscalía, respectivamente. Tampoco el gran denunciante en todos los escándalos, el diputado Roberto Jefferson (ex presidente del Partido del Trabajo Brasileño), aportó pruebas que inculpasen a Lula, a pesar de que cuando interrogó a Dirceu en la Comisión de Etica del Parlamento dejó caer insinuaciones apuntando a que el presidente siempre supo qué estaba pasando.
Jefferson reafirmó todas las acusaciones. La principal: que la cúpula del PT pagó sobornos a legisladores para que Lula consiguiera la mayoría parlamentaria que no logró en las urnas. Además, abrió una nueva línea de investigación. El diputado del PTB aseguró que Dirceu organizó, en enero pasado, una reunión entre representantes del PT y del PTB con directivos de la empresa Portugal Telecom en Lisboa. El objetivo era, según Jefferson, “cerrar un acuerdo que pusiera al día las cuentas” de ambas formaciones, hundidas en deudas. Dirceu lo negó de inmediato y declaró ante el Parlamento sentirse “indignado” con una acusación que, siendo de “tal gravedad”, debe ser investigada hasta las últimas consecuencias, ya “que pone en duda la seriedad de Brasil como país”.
La operadora portuguesa confirmó que “mantiene contactos institucionales con el gobierno brasileño”, pero aseguró que actúa “siempre de forma ética y con absoluta transparencia en todas sus actividades empresariales” y que “nunca tuvo conocimiento de un encuentro con miebros del PT o PTB".
En definitiva, Dirceu fundó su defensa en la negación repetida de todos los hechos contados por Jefferson y se desvinculó de los posibles errores cometidos por la dirección de su partido. A la pregunta del portavoz de la Comisión parlamentaria, Jaro Carneiro, acerca de su salida del gobierno dos días después de que Jefferson le exigiera que se “fuera del gobierno si no quería convertir a un inocente en un reo”, refiriéndose a Lula, Dirceu contó que para entonces ya había acordado con el presidente que lo mejor para el gobierno era que volviese como diputado al Parlamento. Dirceu, sin embargo, no supo explicar los motivos de su salida.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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