EL MUNDO › LA INUNDACION SIGUE AVANZANDO EN NUEVA ORLEANS

“Cientos o miles de muertos”

Casi toda la ciudad ya está bajo agua. Nadie se aventura a dar cifras de muertos, pero el alcalde dijo que pueden ser “cientos o miles”. Bush mandó portaaviones para evacuar a la gente. Las 23 mil personas que viven en situación calamitosa en el estadio serán evacuadas de nuevo.

En Nueva Orleans, las postales son un paisaje del Tercer Mundo. Los muertos –las autoridades eluden dar una cifra aproximada– podrían ser “cientos o miles”, de acuerdo con el abanico de posibilidades que abrió el alcalde de esa ciudad estadounidense, Ray Nagin, quien hizo alusión a la “cantidad notable” de cadáveres flotando en las aguas. Casi toda la ciudad ya está inundada y los 800 mil evacuados, sobre el total de 1,3 millón de habitantes que tiene la región metropolitana, podrían estar “varios meses” sin retornar a sus hogares. El gobernador de Mississippi, Haley Barbour, dijo que la situación en la ciudad de Biloxi, en la costa del Golfo de México, “hace recordar a lo que debe de haber sido Hiroshima después de la bomba atómica”. La mayoría de las víctimas vivía en las zonas más pobres. El último censo, conocido el martes, dice que el 12,6 por ciento de la población norteamericana está debajo del límite de pobreza. En Louisiana, ese índice llega al 16,8 por ciento, y en Mississippi al 17,3. Sólo en Nueva Orleans viven 420 mil pobres.
Al menos la mitad de los 23 mil refugiados en el estadio Superdome y que ahora deben ser trasladados a Texas (ver aparte) eran personas de bajos recursos que no pudieron escapar a tiempo porque carecen de vehículo propio. “Tú saqueas, yo disparo”, decía ayer un cartel instalado por un comerciante que defendía su propiedad privada. Las autoridades reconocieron que al drama se sumaron los “saqueos salvajes” en toda la ciudad. La gente invadió los comercios, sobre todo para conseguir comida, pero de paso se llevaron televisores, joyas, ropa, computadoras, a pesar de que siguen sin luz y el agua está contaminada. La gobernadora de Louisiana, Kathleen Blanco, describió una situación inquietante, con supuestos saqueadores asediando el Hospital de Niños local.
Sobre llovido, mojado: uno de los archienemigos del gobierno de George Bush, el presidente venezolano Hugo Chávez, además de ofrecer un millón de dólares de ayuda para colaborar en las tareas de rescate, incluso aportando combustible para hospitales y transporte público, se dio el lujo de criticar el plan de evacuación. “El rey de vacaciones”, comentó Chávez en alusión a Bush. Según el mandatario venezolano, su colega actuó “con la mentalidad del cowboy que dice que hay que huir, pero no dijo cómo. Mucha gente inocente salió en dirección al huracán”.
Para socorrer a las víctimas ya partieron una decena de portaaviones y barcos militares desde distintas unidades, pero tardarán al menos dos días en llegar.
Hasta ayer, sólo se había reconocido la existencia de cien muertes, pero Joe Spraggins, director de Defensa Civil del condado de Harrison, donde se encuentra Biloxi, calculó que “la cifra de muertes puede ser dos o tres veces más alta”. Ayer fracasó el primer intento serio por frenar el ingreso de las aguas a Nueva Orleans por la fisura de 60 metros que se abrió en una de las defensas de la ciudad, que se construyó bajo el nivel del mar. La Guardia Civil trató de cerrar el paso con 1360 kilos de arena, en bolsas, que fueron lanzadas desde un helicóptero. Uno de los funcionarios dijo que fue como tratar de llenar “un agujero negro”. Ahora se tratará de bloquear la filtración con una barcaza.
En dos ciudades costeras, Biloxi y Gulfport, en Mississippi, el 90 por ciento de los edificios quedó destruido, aseguró el gobernador de este estado, Haley Barbour. Algunos ya comparan al desastre con el terremoto de San Francisco, de 1906, que dejó 3000 muertos y 28.000 edificios destrozados. Hasta ahora es imposible calcular la cantidad de muertos por la inundación provocada por el huracán Katrina. La gobernadora de Louisiana, Kathleen Blanco, admitió la impotencia de las autoridades: “Mucha gente ha perdido sus vidas y seguimos sin tener ni idea de cuántas porque seguimos concentrados en rescatar a aquellos que han sobrevivido”, dijo en Baton Rouge, la capital del estado.
Los afectados perdieron todos sus bienes. “Lo único que he encontrado de mis pertenencias ha sido un zapato. No queda nada”, señaló a la cadena de televisión CNN Suzanne Rodgers, una residente de Biloxi. La falta de víveres es preocupante. En condiciones normales, el Banco de Alimentos de Louisiana Central, una organización que distribuye alimentos en forma gratuita entre las familias pobres, brinda asistencia a unas 165.000 personas, entre ellas muchos niños. Ahora no dan abasto. El presidente de America’s Second Harvest, la red nacional de bancos de alimentos, Robert Forney, afirmó que redoblarán esfuerzos “en los próximos meses”.
Voceros de la Oficina de Preparación para Emergencia advirtieron ayer que hay “centenares, miles de pacientes” en los hospitales de Louisiana que corren peligro ante la falta de combustible para generar electricidad. El problema se advierte en tres hospitales del centro de Nueva Orleans, Tulane, Memorial y Charity. Un total de 1600 pacientes fueron evacuados en embarcaciones y helicópteros. Otros 7000 podrían seguir el mismo camino.

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