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El huracán Katrina salpica los surtidores argentinos

La postergación de la suba de los combustibles acordada con las petroleras no se extendería más allá de noviembre.

 Por Raúl Dellatorre

“Hasta el 24 de octubre, ni se habla del tema.” La definición, reiterada ayer por una importante fuente petrolera, alude a dos puntos clave íntimamente vinculados: la fecha mencionada es el día después de las elecciones legislativas y el tema del que no se habla es el precio de los combustibles. El compromiso anudado entre el gobierno nacional y las principales petroleras integradas –productoras de crudo, refinadoras y comercializadoras de combustibles a la vez– es que hasta después de las elecciones no habrá aumentos de precios ni suba en las retenciones a las exportaciones. El acuerdo no escrito está soportando, incluso, el paso del huracán Katrina. Después de aquella fecha se abre otra historia, en la que seguramente se asistirá a un ajuste de precios en surtidor en capítulos. “Poco a poco”, tal como sugirió esta semana desde Tucumán el presidente de Repsol YPF, Antonio Brufau.
La persistente suba del precio internacional del crudo repercute en el mercado interno, por más que las retenciones a la exportación atenúen el efecto. Las productoras petroleras ya les venden el crudo a las refinerías a un valor promedio que se acerca a 35 dólares por barril, con un ajuste “retrasado” que se proyecta, manteniéndose los actuales precios internacionales, hacia los 38 dólares. Valores distantes de aquel de 28,50 dólares que rigió desde principios de 2003 hasta mediados de 2004 como “precio de estabilización”, al que las petroleras entregaban el crudo a las refinadoras computando como saldo en cuenta corriente la diferencia con el precio de mercado.
Las perspectivas y declaraciones públicas de los hombres del sector están variando con respecto a los dichos de meses atrás. Ya no se habla del actual precio internacional como una situación anormal, que tarde o temprano volvería a sus cauces más cerca de los 30 dólares por barril. Ahora se asume que el terreno avanzado por el precio del petróleo es irreversible. Y que habrá que aceptarlo y adaptarse a esta nueva realidad.
Ayer, Oscar Vicente, presidente de la Cámara de Exploración y Producción de Hidrocarburos, al hablar del futuro del precio del petróleo subrayó que “el mundo va tomando conciencia de que ésta es una fuente de energía no renovable que en algún momento se va a terminar”. Anticipando lo que será el eje de discusión en el próximo Foro Internacional de Energía que se realiza en Buenos Aires en la primera semana de octubre, el ex titular de Pérez Companc destacó que “las fuentes extractivas petroleras más importantes que tiene el mundo siempre están en zonas de conflicto, como en el caso de Medio Oriente, que aporta un poco más del 60 por ciento de las reservas mundiales y apenas el 30 por ciento del consumo”. Por el contrario, los que tienen un consumo superior al 60 por ciento son los que tienen menos reservas: ésos son los países que van a sufrir, porque el petróleo se va a acabar mucho antes de que puedan cambiar de fuentes energéticas”. Unos días atrás, Antonio Brufau también aludió a la permanencia de los altos valores para los hidrocarburos, al señalar que “los precios (del combustible) poco a poco tendrán que adaptarse a la realidad”. Las tensiones por el precio del petróleo, desde tal perspectiva, aparecen ampliamente justificadas.
Del tema que no se habla es de un aumento inmediato en los combustibles. De lo que sí se habla, en cambio, es de la inevitabilidad de la suba en un tiempo no muy lejano. Las petroleras que extraen crudo en territorio argentino han adoptado la política de fijar sus precios conforme a las cotizaciones internacionales pero no en función de sus costos, con un Estado permisivo que se conforma con acordar el momento oportuno para el ajuste.
El crédito de las petroleras no se extendería más allá de los primeros días de noviembre. La presión de las refinadoras “puras” (sin producción de petróleo en el país), como Shell y Esso, es que Repsol YPF como empresa líder habilite un aumento en los combustibles, aunque la actualización no se produciría de una sola vez. Los cálculos en las pantallas de los gerentes principales de las petroleras que operan localmente indican un ajuste de precios del 25 al 30 por ciento, que quizá no se aplique plenamente, ni de una sola vez. El horizonte más probable es el de varios ajustes sucesivos del 3 al 5 por ciento. Los aumentos hoy no existen, pero que los habrá...

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El precio de las naftas seguirá contenido hasta la fecha de elecciones. Después, es otra historia.
 
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