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Una “libertad” iraquí nace entre explosiones y sangre

Después de que los resultados de unas elecciones discutidas sean ratificados, el presidente Talabani tiene 15 días para convocar al Parlamento. Pero la caravana del propio Talabani fue atacada ayer.

Por Marcus Tanner *

Una bomba golpeó la caravana del presidente Jalal Talabani y al menos once personas murieron en un resurgimiento, ampliamente previsto, de la violencia sunnita luego de la difusión de los resultados de la controvertida elección iraquí del mes pasado. La bomba al costado del camino hirió a cinco miembros del equipo del presidente entrada la noche del viernes, a más de 120 kilómetros al sur de la ciudad petrolera de Kirkuk, cuando manejaban de regreso a la capital desde la región kurda en el norte. El presidente Talabani no estaba presente. En otro lugar, once iraquíes, incluyendo a una mayor del ejército, tres policías y otros civiles, murieron en explosiones de bombas separadas y en un tiroteo desde un auto en movimiento. Además, un coche bomba explotó en Bagdad matando a cuatro personas e hiriendo a otros cinco, y otro en el oeste del país –a 135 kilómetros de la capital– provocando la muerte de dos marines estadounidenses. La violencia de ayer llegó incluso a superar el alto número de muertos del jueves pasado, cuando 15 iraquíes murieron en diversos ataques en Bagdad.

Tanto el gobierno iraquí como los estadounidenses estaban esperando un repunte de la militancia sunnita después de que los resultados finales de las elecciones parlamentarias confirmaran la victoria de los partidos que representan a los mucho más numerosos chiítas, dejando a la minoría sunnita, la otrora dominante en Irak, ante la perspectiva de quedar excluida del poder. Los resultados otorgaron a la Alianza Unida Iraquí, liderada por los chiítas, con 128 de los 275 escaños de la asamblea iraquí, sólo a 10 asientos de la mayoría absoluta, mientras sus probables compañeros de la futura coalición entre los numerosos partidos kurdos ganaron 53 bancas. Los partidos sunnitas sólo se quedaron con alrededor de 50 escaños, abriendo la incógnita sobre su participación en el gobierno. Los gobiernos extranjeros, liderados por Estados Unidos, instaron a los iraquíes a formar un gobierno con una amplia base, incluyendo a los tres principales comunidades iraquíes, con la esperanza de disminuir las bases del resentimiento sunnita por los resultados electorales. Muchos de ellos aseguran que los resultados fueron fraudulentos.

Después de que los resultados sean ratificados dentro de unas dos semanas, el presidente Talabani tiene 15 días para convocar al parlamento, que debe elegir un nuevo presidente. Talabani deberá entonces designar un primer ministro dentro del bloque chiíta, que debe presentar un gabinete al Congreso para su aprobación en un plazo máximo de un mes. Minutos después de la divulgación de los resultados de la elección, rebeldes sunnitas ya habían lanzado ataques con morteros contra dos bases estadounidenses en Ramadi, causando heridas menores a soldados norteamericanos, y llevando al gobierno a cerrar el jueves pasado las tres provincias predominantemente sunnitas árabes por 48 horas.

Sin un cese de la matanza en Irak a la vista, o a la ola de secuestros, una delegación de musulmanes estadounidenses llegó a Bagdad para pedir la liberación de la periodista norteamericana Jill Carroll, que fue tomada como rehén en los suburbios de Bagdad el 7 de enero pasado. Los secuestradores de la colaboradora de The Christian Science Monitor amenazaron con matarla si las fuerzas estadounidenses no liberaban a todas las iraquíes que actualmente están bajo custodia militar. El plazo expiró el viernes. “Estamos muy esperanzados de que escucharán nuestro mensaje de parte de los musulmanes estadounidenses,” afirmó Nadi Awad, del Consejo de Relaciones Islámicas-Estadounidenses, dirigiéndose a los secuestradores que se han identificado como un grupo hasta ahora desconocido, La Brigada de la Venganza. “Lastimarla no les hará ningún bien. La única manera es liberarla,” agregó Awad.

Ibrahim Ali, el viceministro de Justicia iraquí, pidió a Estados Unidos liberar a seis mujeres iraquíes mañana o el martes para ayudar a Carroll. Funcionarios estadounidenses confirmaron que mantienen a nueve mujeres iraquíes detenidas. Más de 240 extranjeros han sido tomados como rehenes en Irak y al menos 39 han muerto desde la invasión de 2003, liderada por fuerzas estadounidenses.

No hubo noticias sobre el paradero de Norman Kember, el activista y pacifista británico de 74 años que fue secuestrado el 26 de noviembre pasado junto a dos canadienses y a un estadounidense. Los cuatro fueron capturados por un grupo que se autodenominó las Espadas de la Verdad, que demandó la liberación de todos los prisioneros iraquíes para el 10 de diciembre, demanda que no se cumplió.


* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12. Traducción: Laura Carpineta.

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Soldados iraquíes patrullan un puesto de control en el centro de Bagdad mientras siguen las bombas.
 
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