EL MUNDO › MAS CIUDADES DEL SUR SE SUMAN A LAS PROTESTAS CONTRA TOLEDO

La rebelión se multiplica en Perú

Iquitos, Cuzco y Ullaca se sumaron ayer a la lucha de Arequipa y Tacna contra Alejandro Toledo y la privatización de empresas.

El sur del Perú se está parando en pie de guerra contra el gobierno de Alejandro Toledo: las ciudades de Arequipa y Tacna estuvieron otro día más signadas por el estallido social, en oposición a la privatización de dos empresas de energía, y las protestas se están extendiendo. Tacna, lindera con Chile, se encontró ayer semiparalizada por una huelga convocada por organizaciones sociales, mientras sucedían disturbios, cacerolazos, apedreos e intentos de bloqueo a las pistas del aeropuerto y a rutas, que derivó en 80 detenciones en esa ciudad. Asimismo, las ciudades de Iquitos y Cuzco fueron escenarios de manifestaciones antigubernamentales y en solidaridad con Arequipa, declarada en estado de emergencia por los disturbios que desde el domingo amenazan la paz de la región y su extensión a otras zonas. La comisión de alto nivel integrada por varios ministros y designada por el gobierno llegó a Arequipa en medio de la violencia y los cacerolazos de la población. Hoy llegan allí los alcaldes de Cuzco, Moquegua, Pucno y Tacna para apoyar las protestas en persona.
El ómnibus que transportó desde el aeropuerto al grupo de ministros y otros integrantes de la comisión fue apedreado por manifestantes en su desplazamiento hacia la escuela, escenario para el diálogo con los alcaldes distritales y provinciales de Arequipa. El presidente de la comisión, el arzobispo emérito Fernando Vargas Ruiz de Somocurcio, admitió que el tema de la privatización de dos empresas energéticas de la región, Egasa y Egesur, no sería tocado porque la venta ya fue consumada. Sin embargo, el objeto principal de la protesta regional contra el gobierno de Toledo es precisamente esa privatización, realizada el viernes pasado en Lima, y ganada por la empresa belga Tractebel por 167 millones de dólares. En diversos sectores de Arequipa se volvieron a escuchar los chispazos de las cacerolas de los pobladores que rechazaron el estado de emergencia decretado por el gobierno el pasado domingo. La medida comenzó ayer y se repetirá durante 30 días hasta que el Ejecutivo levante la suspensión de garantías constitucionales.
En tanto, unos 2 mil manifestantes salieron a las calles en las zonas norte y sur de Tacna, y encendieron fogatas para bloquear el tránsito en las principales arterias y en la ruta Panamericana; unas decenas de personas chocaron con la policía antimotines, en lo que fue el segundo día consecutivo de actos de violencia en esa ciudad. Las manifestaciones se produjeron en solidaridad con Arequipa y hubo 80 detenidos. Con el día de ayer, el número de heridos ascendió a 152 –ya hubo un muerto– y el de detenidos, a 52. Asimismo, en la también sureña y andina ciudad del Cuzco, 10 mil personas, en su mayoría universitarios, marcharon en solidaridad con los reclamos de Arequipa, con el lema “El sur siempre unido”. Los grupos de manifestantes quemaron neumáticos y bloquearon al menos un kilómetro de una de las carreteras principales Cuzco-Sicuan.
El ministro del Interior, Fernando Rospiglisi, reconoció que las protestas podrían extenderse en el sur del país, pues “otra ciudad, Ullaca, ha sido declarada en paro”. También admitió que la gestión de Toledo cuenta con el 70 por ciento de desaprobación y que hay grupos que quieren derrocarlo, empujados por otras experiencias, en las que citó los casos argentino, ecuatoriano y venezolano.

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Habitantes de Arequipa gritan consignas frente a una barricada de piedras en el centro.
 
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