ECONOMíA › ASESOR A CONTRAMANO PARA EL EQUIPO LAVAGNA

Rubinstein molto vivace

 Por Julio Nudler

“Duhalde es como Galtieri... Tras el fin noble de crear una alianza entre el trabajo y la producción, nos embarcamos en una estrategia sumamente improvisada, sin los conductores idóneos, que está produciendo un tendal de víctimas, riqueza perdida monumental y una enorme angustia y desorden colectivo. Por eso suelo decir que Duhalde ... es como Galtieri.” Y en otra nota el mismo economista afirma que el FMI y Duhalde “han operado al enfermo (la Argentina) como verdaderos carniceros. De una torpeza inusitada han sido las vagas recetas devaluacionistas y defaultistas del FMI, y de mayor barbarie aún la forma en que nuestra torpe dirigencia las ha puesto en práctica”.
Estas citas no son muy viejas. Datan del mes pasado y han sido extraídas de declaraciones o columnas de Gabriel Rubinstein, quien ahora, de pronto, se ha convertido en asesor del secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, quien negocia con la misión del FMI, reforzando así lo que Rubinstein calificó como “equipo flojo” de un economista “aceptable”: Roberto Lavagna. “Como Nielsen no consigue a nadie, no puede fijarse en detalles como las opiniones del candidato”, comentó ayer a este diario una fuente, perpleja por las virulentas declaraciones que produjo el asesor el lunes, y que Página/12 recogió en su edición de la víspera.
Ya en el Gobierno, Rubinstein no abandonó el tono catastrofista, presagiando una situación inmanejable si no se alcanza en un plazo razonable el acuerdo con el Fondo, además de fustigar como “un error muy serio” que Lavagna y Mario Blejer ventilen sus diferencias. Ahora bien, ¿son tales esas diferencias? Porque, más allá de lo insólito de la situación, Rubinstein fue un decidido partidario de la dolarización (aunque ahora considere pasado el momento de realizarla) e instaló la idea de extraterritorializar la banca; es decir, de que todos los bancos que operen en el país se sustraigan de la ley argentina, transformándose en entidades offshore. Esto, de paso, podría implicar la desaparición de todos los bancos locales, privados o estatales.
La fórmula quizá sea brillante o realista, pero ¿qué relación guarda con el discurso de Duhalde y de Lavagna? Este último está construyéndose un perfil político alimentado por su pelea diaria con el establishment financiero y con el Fondo Monetario. ¿Pero cómo compatibilizar las posiciones del equipo económico con el pensamiento de Rubinstein, quien, por ejemplo, sostuvo hace no mucho que “para que haya confianza tendría que haber un gobierno elegido por la población (porque el de Duhalde no lo fue), muy popular y muy liberal” (?). Y añadió que, para conseguir que lleguen muchos dólares de afuera, se necesitaría “un gobierno legitimado y políticas promercado. Necesitamos un Plan Marshall, pero no se lo van a dar a Duhalde”.
Según cree Rubinstein, “si hay un gobierno confiable, se les podría pedir a los países que tienen bancos en la Argentina que garanticen a las filiales locales. La Reserva Federal debería ser el prestamista de última instancia del Citi y el Boston, y la banca central española respaldar al Río y el Francés”. Dicho de otro modo: el gobierno de Duhalde no es confiable, y eso impide la ayuda para la Argentina. Además, hace apenas dos semanas advertía que los Boden (los bonos estatales creados para canjear por los plazos fijos reprogramados) “van a valer poco y tienen alta probabilidad de no ser pagados”. Es muy tranquilizador oírlo en boca del ahora asesor de Economía.
Una última noticia: Mario Blejer, para no ser menos, decidió tomar como asesor a Rubén Lo Vuolo.

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