SOCIEDAD › UN TERREMOTO EN CHILE PROVOCO SACUDONES EN TODO EL PAIS

En Argentina hasta el piso tiembla

El terremoto, con epicentro en Chile, produjo fuertes temblores en varias provincias. En Buenos Aires, los edificios más altos de la city, en particular los de Catalinas, sintieron el sacudón, y muchos fueron evacuados. El impacto fue mayor en Mendoza y San Juan. Qué dicen los expertos.

 Por Mariana Carbajal

“Estaba leyendo un e-mail y me empecé a sentir mareado. Pensé que me pasaba algo a mí, pero nos dimos cuenta de que todos estábamos mareados y además, se movían las cortinas, así que empezamos a bajar a la calle.” Matías Alvarez, de 25 años, estaba en su oficina del piso 21 de la torre Catalinas Plaza cuando en el microcentro de Buenos Aires se sintió la onda expansiva de un terremoto que tuvo su epicentro en el centro de Chile y sacudió con fuerza, aunque sin provocar víctimas ni daños mayores, las ciudades de Mendoza y San Juan y, en menor medida, de La Rioja, Córdoba y Rosario (ver aparte). Fueron apenas algunos segundos, pero parecieron una eternidad. La oscilación se percibió en los pisos más altos. Ante el temor de un derrumbe, sin saber el origen del movimiento, cientos de empleados de los edificios de mayor altura de la city porteña, la mayoría en la zona de Catalinas, se autoevacuaron. En la torre de Pérez Companc, en Maipú y Rivadavia, la vibración rompió varios vidrios, que cayeron a la vereda sin causar heridos, y también se desprendieron azulejos en los baños. No hubo estragos, pero sí cierta psicosis: en las dos horas posteriores al sismo el teléfono de urgencias de Defensa Civil recibió 1500 consultas, el doble de las llamadas que suele recibir habitualmente en toda una jornada.
El Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES) informó que el movimiento se produjo a las 10.56 y se extendió por 17 segundos. En las capitales de San Juan y Mendoza, donde se sintió con más intensidad en el país, alcanzó los 4 a 5 grados en la escala Mercalli modificada, pero tuvo como epicentro la costa central chilena, 310 kilómetros al oeste de la ciudad de San Juan y 440 al norte de Santiago, donde llegó a 4 grados. Exactamente el epicentro fue ubicado a una profundidad de 75 kilómetros, a 27 kilómetros de la localidad chilena de Ovalle. En el país trasandino, la mayor intensidad fue de 7 grados Mercalli.
La escala Mercalli, de un máximo de 12 puntos, mide el nivel de afectación humana. El grado 4 significa que es “fuertemente percibido” y el 5, que empieza a haber daños en mampostería de edificios de baja calidad antisísmica. Según explicó a Página/12 un vocero de Defensa Civil del gobierno porteño, “en el microcentro tuvo grados 2 y 3, lo que indica que es percibido por una persona en reposo a partir del 5º piso y por cualquiera en edificios de altura”. Desde 1977, cuando ocurrió el terremoto de Caucete, en San Juan, no se sentía un sismo en la ciudad.
El edificio Laminar Plaza, donde tiene sus oficinas Movicom, fue uno de los primeros en ser evacuados en la zona de Catalinas. “Estaba hablando por teléfono y sentí que me movía. Pensé que estaba mareada y me senté, pero seguía mareada y de pronto aparecieron compañeras de oficina que también estaban mareadas. Los que estaban más cerca de la ventana sintieron más el movimiento. Alguien dijo que había que bajar porque era un problema del edificio. Por suerte estábamos organizados, porque desde los atentados a la Torres Gemelas de Nueva York habíamos hecho dos simulacros de evacuación, así que bajamos sin inconvenientes”, contó Cintia Loncaric, de 34 años, empleada de la empresa de telefonía celular. Bajó desde el piso 20. No se le ocurrió que había habido un terremoto: “Pensé en una falla del edificio, que las estructuras se estaban asentando”, comentó.
Además, de la zona de Catalinas también se autoevacuaron los empleados del edificio de Aguas Argentinas, en Maipú y Tucumán; los de la Torre Bouchard, frente al Luna Park, donde están las oficinas de Aerolíneas Argentinas; los del edificio del HSBC –ahí está la embajada de Israel–, en Avenida de Mayo y Maipú; los de la torre de Pérez Companc, en Rivadavia y Maipú, y algunos de Puerto Madero. Los que bajaron en la zona de Avenida de Mayo se dirigieron a la Plaza de Mayo. En la zona de Catalinas, se quedaron esperando novedades en la Plaza Roma y frente al Correo Central. Una vez que se supo que el origen de la vibración había sido un sismo, se revisaron los edificios y una hora y media después la gente estaba de regreso en sus escritorios. En general, en el microcentro la oscilación se percibió por encima del piso décimo, pero también hubo signos del sismo en los pisos inferiores. María Luján Faur trabaja en Bodegas Chandon, cuyas oficinas están en el segundo piso del edificio Alem Plaza, también en Catalinas. “Tenía una botella de agua en mi escritorio y empecé a ver que el agua temblaba. Pensé que era porque alguien había cerrado bruscamente alguna puerta". Minutos después, María Luján estaba bajando las escaleras junto con el resto de los empleados del edificio.
No hubo heridos ni daños mayores. Sólo algunos vidrios rotos y varios azulejos que saltaron de la pared de baños en los pisos más altos. Pero el temor a que el movimiento telúrico hubiese afectado las estructuras de los edificios de viviendas y a que se produjeran réplicas atestó el teléfono de urgencias de Defensa Civil. En las dos horas que siguieron al sismo llamaron unas 1500 personas preocupadas, el doble de las que llaman habitualmente durante toda una jornada al 103, según informó el jefe de Operaciones Alberto Malvicini.

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La gente evacuada de varios edificios céntricos se juntó en las calles y en la Plaza de Mayo: la mayoría había experimentado mareos y un pequeño susto.
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