SOCIEDAD › EL MISTERIO DE LAS VACAS SE EXTENDIO AL SUR

Siguen las muertes extrañas

El puestero vio que regresaba toda la tropilla, menos uno. El caballo que creía perdido finalmente apareció mutilado en el medio del campo de San Antonio Oeste. Con este caso, son nueve animales más que fueron encontrados cortados y sin algunos órganos, esta vez en las localidades rionegrinas de Choele Choel y San Antonio Oeste, en Dorrego y Carhué. En una trama que cada día más parece una película de ciencia ficción, ya suman 68 los casos reportados por productores y veterinarios. Mientras tanto, el Senasa prepara un equipo que viajará en los próximos días a Salliqueló y La Pampa para analizar dos de los cadáveres hallados.
Sea cual sea el origen del misterio, parece no detenerse en las fronteras provinciales y continuar una línea recta hacia el sur. Río Negro ya forma parte de las provincias afectadas por los fallecimientos extraños de diversos animales. En Choele Choel fueron encontradas dos vacas que responden a las características que se repiten en varias comunidades bonaerenses y pampeanas. El lunes en un campo de 15.000 hectáreas, con muchos arbustos, el dueño del ganado halló los cadáveres seccionados y se sorprendió por no haber notado ninguna señal de intrusión al terreno. “Los cortes son geométricos y exactos, se ve que se utiliza un aparato que va cortando y a la vez cauterizando”, contó a Página/12 Carlos Montobbio, veterinario que revisó los cuerpos.
De acuerdo con Montobbio, a las dos vacas les faltaba una oreja, los genitales y las glándulas mamarias, pero en uno de los casos “la lengua había sido sacada por una parte de la garganta conocida como ‘degolladera’, lo que tendría que haber provocado un enorme charco de sangre”. Sin embargo, ni una sola gota rodeaba a la vaca, a la que tampoco se acercaban otros animales “ni siquiera los jabalíes que suelen rondar los cadáveres para despedazarlos”.
Ante la sucesión de hechos similares, el SENASA decidió enviar un equipo a Salliqueló y La Pampa. Un grupo de veterinarios realizará allí las necropsias correspondientes y será acompañado de un patólogo que extraerá las muestras de los cadáveres. Luego, éstas serán remitidas al laboratorio central del Senasa para “tratar de determinar científicamente los motivos del fallecimiento de estos animales”, según indicó un vocero del organismo.
Ernesto Paredes es el puestero de la estancia Doña María, un campo de 10.000 hectáreas de San Antonio Oeste, donde también ayer se halló un caballo mutilado. El hombre se preocupó cuando comprobó que le faltaba un caballo de toda la tropilla. Pero más se asombró cuando lo encontró, sin un ojo, la lengua y parte de la garganta, y con un corte en forma de círculo en la pata delantera izquierda.
Como en los anteriores, en estos casos tampoco hubo desgarros en los animales ni rastros importantes de sangre, lo que podría indicar la presencia de un animal predador. Y los expertos dicen que no existieron signos de agonía, como si hubieran muerto de golpe y luego hubieran sido víctimas de una cirugía demasiado perfecta.

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